7 May, 2021
Pedro R. Arias
Entre alcornoques, pinos y rodenas del parque natural Sierra de Espadán se encuentra el pueblo castellonense de Almedijar, en la comarca del Alt Palància. Allí nos desplazamos para conocer a Manolo Fuster, uno de los socios fundadores de la Bodega Alcovi. Un proyecto, perteneciente a la Indicación Geográfica Protegida de Vins de Castelló, que nació en 2006 de la mano de cinco amigos que decidieron embarcarse en el mundo de la viña con la intención de compartir con el mundo la tradición vitivinícola de sus antepasados.
5barricas.- ¿Cómo nace Bodegas Alcoví?
Manolo Fuster.- Nuestra bodega surgió de varios amigos del pueblo que nos unió la necesidad de buscar una manera para quedarnos a vivir en nuestra tierra y darles a nuestros hijos la oportunidad de incorporarse en un futuro. La bodega la creamos desde cero en 2006, desde plantaciones hasta las instalaciones de la finca.
5b.- ¿Qué importancia le da usted al campo a la hora de elaborar un buen vino?
M. F.- El campo es importantísimo. Si de la tierra no viene un producto bueno a la bodega, ya te puedes romper los cuernos que no harás nada. Si es bueno sí que lo podrás estropear, pero si es malo no lo podrás mejorar. Siempre hemos buscado la faceta del campo, nosotros intentamos realizar podas muy extremas, dejando que tire mucho la planta y cuando va a casi a andar es cuando hacemos la poda para que se queden pequeñitos los racimos y quitarles el 70-80% de la producción que tendría la planta. Nos gusta trabajar sobre menos que sobre más.
5b.- ¿Por qué decidieron aventurarse en el sector de la viña?
M. F.- Porque en Almedijar una bodega era lo más factible que se podría sacar adelante, aquí no hay extensiones grandes y las parcelas son muy pequeñitas. A esto se suma que al encontrarnos en medio de un parque natural no podemos hacer grandes modificaciones de terrenos. Por lo tanto, al ser todo muy reducido no puedes sacar adelante cultivos muy grandes ni extensivos, como la almendra o el olivo.
5b.- ¿Cuál es la filosofía de su bodega?
M. F.- Nuestra filosofía es no tener prisa, primando un producto de calidad frente a la cantidad, lo que nos permite no tener que aplicar productos químicos para tratar enfermedades ni para aumentar la producción. Lo que saque la viña con su capricho, no obligándola a que trabaje más, que vaya a su ritmo.
5b.- ¿Qué variedades trabajáis?
M. F.- Después de haber realizado una serie de pruebas, trabajamos con aquellas variedades que se acoplan mejor a nuestros terrenos, ya que no podemos ir en contra de la naturaleza. Para los blancos trabajamos sauvignon blanc, castellana, plana fina y un poco de macabeo, mientras que para los tintos, cabernet sauvignon, syrah y monastrell.
5b.- ¿Y en qué tierras se cultivan sus uvas?
M. F.- Todas nuestras parcelas se encuentran en el término municipal de Almedijar. Disponemos de un total de nueve hectáreas de terrenos de secano, de las cuales recogemos entorno a más de mil quinientos kilos por hectárea, lo que se traduce a 12-14 mil litros de vino. Nosotros mayoritariamente plantamos pie americano y borde, así conseguimos injertar siempre lo que nosotros queremos.
5b.- ¿Qué cree que hace diferentes a sus vinos?
M. F.- Lo que aporta algo diferente a nuestros vinos es, sobre todo, el terreno y nuestra forma de trabajar el campo. Nos gusta llevar todo a la máxima expresión con lo mínimo posible. Cuidamos nuestras cepas mediante técnicas respetuosas con el medio ambiente y envasamos nuestros vinos de forma 100% ecológica.
5b.- ¿Qué tres vino de su bodega destacaría?
M. F.- Primero, el Alcovi Blanco, un vino blanco elaborado a partir de dos variedades diferentes y autóctonas que pocos tienen, la castellana y planta fina. Después, el Alma de Espadán, un monovarietal de monastrell de mucha expresión y muy potente, que representa todo lo que es nuestra tierra. Y, por último, El señorío de Almedijar, porque es el vino que más tiempo tengo en la bodega y que más he trabajado, alrededor de unos ochos años.
5b.- ¿Qué papel tiene su hijo, Sergio Fuster, dentro del proyecto?
M. F.- Mi hijo ahora se encuentra formándose como enólogo para continuar con la bodega más adelante. Le hemos dado carta libre para que haga lo que quiera en ella, ya que al ser joven nos aporta frescura a los que somos más mayores.
5b.- ¿Está orgulloso de que se dedique a lo mismo que usted?
M. F.- Por una parte me encanta, pero por otra, pienso que le tocará trabajar más que un tonto. Pero si se forma bien supongo que al campo no irá tanto como yo, aunque un buen enólogo debe ir, porque el vino bueno se fabrica en la tierra. En la bodega se puede hacer bien, pero si lo que viene de fuera no es bueno no se pueden hacer milagros.
5b.- ¿Qué oferta de enoturismo ofrece su bodega?
M. F.- Tenemos actividades de todo tipo, los visitantes pueden venir a la poda, recoger uva, ver nuestras parcelas de viñas, almorzar, comer… Además, se puede aprovechar para visitar la ruta del Pico Espadán o el paraje de Mosquera, uno de los bosques de alcornoques mas grandes de Europa. Rincones maravillosos para quienes les guste caminar por la naturaleza y pasar un buen rato. En verano tenemos una de las actividades más populares, la saca del corcho, donde tanto como mi hijo extraemos el corcho de los alcornoques que va destinado a los tapones de nuestras botellas.
5b.- ¿Y cómo comenzó a dedicarse a la saca de corcho?
M. F.- Pues, porque tras decirle a mi padre que no quería seguir estudiando me dijo que me buscase un trabajo. Sacar corcho era una forma de tener dos o tres meses de trabajo durante el verano y una manera de aprovechar los recursos que nos da el monte.
5b.- ¿Qué hacéis con el corcho que extraéis?
M. F.- Pues es una paradoja, extraigo el corcho, lo vendo a una fabrica de tapones y luego yo les compro los tapones para embotellar nuestros vinos. Siempre nos gusta trabajar con productos de proximidad, sobre todo siendo los corchos de nuestra Sierra de Espadán, los mejores que hay en el mercado. Aunque resulte más caro nos da mayor tranquilidad a la hora de tener un tapón en la botella.
5b.- ¿Cuál es la clave para montar desde cero un proyecto como el vuestro en un pueblo del interior?
M. F.- Bueno, yo creo que lo primero y fundamental es que te guste vivir en un pueblo, porque a pesar de ser un lugar tranquilo hay muchas cosas que escasean. Y luego, tener ganas de trabajar y mucha paciencia, porque dudo mucho que alguno de los socios lleguemos a vivir de la bodega, pero intentaremos dejárselo todo solucionado a las generaciones que vengan detrás. El tener una bodega pequeñita y tener que elaborar vinos de seis, ocho o diez años es muy difícil, ya que te cuesta mucho el recuperar inversiones. Pero nosotros teníamos claro que esta era una inversión a un futuro bastante largo.
5b.- ¿Cómo describiría el vino de Castelló?
M. F.- Primero, muy diferente de una zona a otra. No tiene nada que ver el terreno del Maestrazgo a la de la Plana Alta, todo aquello es totalmente distinto: los suelos, el clima, el sol… Siendo las mismas variedades y clones, el vino no termina siendo el mismo debido a las orientaciones de cada tierra.
5b.- ¿Qué le proporciona a sus vino su cercanía a la Sierra de Espadán?
M. F.- El primer enólogo que tuvimos dijo que era lo más parecido al Priorat puto por las características del terreno y las formas de la montaña. La sierra nos aporta mucha fuerza, notas minerales y aromas y notas de color muy potentes.
5b.- ¿Qué tipo de vinos se elaboraban antes en Almedijar?
M. F.- Antiguamente el vino que se bebía en esta zona solamente lo consumían sus habitantes. Eran vinos muy agresivos y potentes en boca que llegaban a tener entre 18 y 20 grados de alcohol. Antes se quería que se madurara mucha la uva, recogiéndola incluso a finales de octubre, pero entonces ni tenía acidez ni nada, todo era alcohol. Vinos que se elaboraban con tres o cuatros días de fermentación, no llegándose hacer la segunda. Cuando presentamos nuestros vinos a nuestros vecinos chocó mucho, incluso la gente mayor del pueblo al probarlos decían que no eran vino, sino agua.
5b.- ¿Cómo se pueden adquirir vuestros productos?
M. F.- En Castelló y València hay algunas tiendas donde se pueden comprar. También quien quiera se puede acercar a nuestra bodega o se lo podemos mandar directamente a cualquier parte de España solicitándolo a través de nuestra web o por teléfono.
5b.- ¿Qué proyectos de futuro tenéis en mente?
M. F.- Ahora queremos cambiar un poco lo que son las altitudes de los viñedos, queremos irnos a casi a 1000 metros, ya que mi hijo y el enólogo que tenemos se han encaprichado, por probar que no quede.
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