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By Mery Turiel

‘Mute’: desconexión, disfrute y ‘sorbos pensados para crear recuerdos’

7 abril, 2021

Mar Lafuente

Vivimos en un mundo estresante. Un mundo en el que gobiernan las notificaciones, los recordatorios de trabajo, las redes sociales… Un mundo hiperconectado del que es difícil evadirse. Pero qué necesario es desconectar para volver a conectar. Activar el modo silencio y disfrutar de una ducha, de un libro, de una tarde con amigos, de un paseo, de una canción… De los pequeños momentos en los que conectamos con nosotros mismos, con los nuestros y dejamos a un lado el ajetreo. Tener un momento ‘Mute’: “un respiro, un silencio, una desconexión”. Este es el concepto que la instagramer Mery Turiel ha conseguido que transmita uno de los proyectos más importantes de su vida, el Mute Pink Moscato, “un vino con el que sentarse a hablar durante horas, lejos de los teléfonos y otros dispositivos”.

La idea de crear ‘Mute Pink Moscato’ surge en una conversación de sobremesa en Madrid a principios del verano de 2020 entre Mery Turiel y el equipo de The Wine Place, capitaneado por Mark O’Neill, un proyecto de vinos del mundo al que va mucho la influencer cuando viaja a Valencia. Ella comentaba lo que disfrutaba con una copa de vino de vez en cuando, pero a la vez lo difícil que es decidirse por uno y lo inexplicable que es, sin ser experto, de repente encontrar un vino que te gusta sin saber por qué. Una conversación que acabó con la propuesta de crear un vino para ella, del estilo que le gusta a ella en todas y cada una de sus características. Un proyecto conjunto entre la influencer y The Wine Place que no tardaron ni un minuto en dar forma.

Mery Turiel es una referente de estilo en Instagram, una influencer con miles de seguidores a sus espaldas y una gran comunicadora. Un trabajo que le hace estar especialmente conectada continuamente. Y The Wine Place tiene el objetivo de facilitar a sus clientes la elección de un vino adecuado para cada ocasión, tanto si es para relajarse después de un día largo como para disfrutar con amigos, o para hacer elegir un regalo especial. Sin duda una combinación perfecta y un proyecto único.

Así comenzó todo, con una propuesta en la que ella se involucrase en todos los pasos del proceso, desde la creación del vino hasta el diseño y el packaging. Para conseguir el resultado que quería contó con la ayuda de Mark O’Neill, fundador de The Wine Place y referente internacional en el sector vinícola con más de 30 años de experiencia. Este le impartió un curso privado e intensivo diseñado especialmente para ella de iniciación al vino, aprendiendo cómo catar, cómo se hace el vino y los principios del maridaje.

Durante la formación hicieron una cata a ciegas de varios vinos que sirvió para que Mark descubriese los sabores y estilos preferidos de Mery. Una cata en la que se decidió cómo era el vino que iban a elaborar totalmente afín a sus gustos: aromático, con aromas y sabores a cítricos maduros y frutas tropicales. El primer paso estaba dado, ya sabían lo que querían, ahora tenían que hacerlo realidad. La influencer en su Instagram ha remarcado “me he formado de la mano del mejor socio que podía encontrar y he querido esperar el tiempo que hiciese falta hasta encontrar un proyecto en el que creyese realmente, me representase y pudiese defender con pasión”.

La siguiente decisión fue fácil, dónde querían hacerlo. Mery tiene raíces valencianas y un gran apego a estas tierras por lo que estaba claro, sería un vino mediterráneo. Con esta decisión Mark se puso manos a la obra a pensar qué variedades necesitarían para elaborar este vino y por sus preferencias en la cata, se decidieron por una uva autóctona del Mediterráneo: la uva Moscatel Petits Grains. Una variedad más fina que la habitual Moscatel de Alejandría que pudieron conseguir en los viñedos altos en las colinas de Requena, en el interior de Valencia. Por expreso deseo de ella, el vino debería ser orgánico y apto para veganos y vegetarianos.

La idea cada vez tenía más forma. Siguiendo la línea de hacer algo diferente y único, se decidieron por crear algo que nadie había hecho hasta ahora: uno de los pocos Moscatel Rosado español y probablemente el único orgánico. Le añadieron a la uva blanca Moscatel algunas uvas tintas de la variedad autóctona Bobal. Esto es lo que le dio al mosto un tono rosado que se fermentó posteriormente a baja temperatura para conservar la frescura y los aromas maduros.

La influencer fue hasta la bodega en la que estaban dando vida a sus vinos para catarlos cuando ya estaban listos. “Mery es una mujer muy estricta y cuida todos los detalles. No hace falta ser un experto para saber el estilo de vino que te gusta, pero saber cómo catar es esencial para elegir el vino correcto”, ha afirmado Mark. No es una experta en el sector, pero tenía las ideas claras de lo que quería y lo que le gustaba, así que, después de catar vinos de los diferentes depósitos, eligió el que encajaba mejor con su estilo.

El producto ya estaba listo, ahora faltaba todo lo que le envuelve. A principios de octubre comenzaron a trabajar con el equipo de Caos Studio para crear el diseño de la etiqueta, elegir la botella, el tapón y el packaging para el vino. Un trabajo también de muchas horas en las que Mery estuvo involucrada en todos los aspectos. Entre varias propuestas decidió inclinarse por MUTE que más que un nombre es un concepto. La instagramer tiene un ritmo de vida frenético y el vino lo asocia a un momento de relax y tranquilidad, su momento de pulsar el botón MUTE de su teléfono. 

En los meses que van de noviembre a enero se dedicaron a cuidar cada detalle del packaging y encontrar los materiales adecuados. Mark le enseñó a Mery diferentes botellas y diferentes tapones hasta que dieron con las que ella se veía más identificada. La botella se tuvo que importar de Francia. Y en el caso del corcho, la influencer quiso dar un giro rotundo y utilizar un tapón-joya que recordase a los frascos de perfume antiguo que consiguieron importar de la República Checa. Un vino que no es sólo único por dentro, sino que también lo es por fuera. Y que se presta a reutilizarse como botella de agua, de aceite… tips que irán mostrando a través de las redes sociales para darle una segunda vida a esta botella tan especial. 

Cada pequeño detalle como el efecto página arrancada de la etiqueta definen completamente la esencia de Mery Turiel, ya que es una apasionada de la escritura. En la parte posterior de la etiqueta, donde suele verse la información del vino, encontramos un pequeño cuento de lo que significa para ella Mute y en el que invita a disfrutar del viaje porque “cada sorbo está pensado para crear recuerdos. De los buenos. De los que duran un rato en el paladar pero toda la vida dentro”. 

Hasta marzo, el mes en que por fin comenzó la primera producción de Mute, un vino que para Mery Turiel ha supuesto ser “un proyecto apasionante en el que hemos conseguido unir a la perfección el mundo digital con el de los vinos. Hemos creado algo que me representa al 100% y a la vez creo que representa a muchísimas personas. Se nota mi esencia, y eso me llena de orgullo. Estoy deseando conocer todos los momentos Mute y los recuerdos que creen todas las personas que disfruten de este gran vino”. 

El resultado es un vino muy bien equilibrado con aromas y sabores cítricos, a flores blancas y un toque de frutas rojas, además de tener un toque de uva, limón y naranja. Muy aromático, agradable y elegante. En estos tiempos donde estamos con tantas malas noticias todo el rato, es un soplo de aire fresco.

Mute es más que un vino. Es un concepto. Es “la unión de muchas emociones que he experimentado, de historias que he leído. Buscaba sacar un sentimiento a flote, una sensación, el silencio, la pausa, disfrutar algo”, según ha contado Mery Turiel en su Instagram. Tenía miedo y vértigo, pero a la vez estaba muy tranquila porque como ella afirma “me he rodeado del mejor equipo posible, producción española de la terreta y de una calidad humana increíble. Hemos creado un concepto y una idea. Y no sabéis lo complicado que es eso, pero lo hemos conseguido, vaya si lo hemos hecho”.

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