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Mesón Lar Galego  

9 May, 2024

Pedro G. Mocholí

La localidad de Anna, en el interior de la provincia de Valencia, es una de las más bellas por todo el entorno que la rodea. A una hora escasa en coche, es ideal para pasar el día y recorrer esos impecables parajes. 

La Canal de Navarrés es su comarca, y uno de esos rincones es el Lago de Anna, una albufera natural que rebosa paz y naturaleza. 

En torno a este lago tengo una anécdota que nos sucedió hace 50 años. Desde mi corta edad, la natación ha sido mi deporte de referencia. Una costumbre muy común, después de haber competido, era pasar el domingo todos juntos: nadadores y padres. Solíamos ir a la playa, pero en algunas ocasiones íbamos hacia el interior de la provincia.  

Fue en el verano de 1972 cuando se decidió visitar el Lago de Anna. Nos fuimos un grupo de unas 20 personas entre padres e hijos. Tuvimos la suerte de encontrar un pequeño claro entre los árboles y allí que montamos “el campamento”, por el tema del sol (aquí viene la anécdota). Pepe Bolinches dijo: “mi mujer, que de pequeñita era india, nos dirá dónde ponernos para que no nos dé el sol”. La buena señora, que creo que nunca se había visto ante un reto mayor, señaló un sitio, y allí que nos pusimos con la felicidad de que el sol que nos alumbraba en esos momentos sería pasajero. Y resultó que no, tuvimos todo el día un sol de justicia y volvimos más acalorados que un maíz recién tostado. 

Esta anécdota la recordaba mucho con mi padre y nos solíamos reír a carcajada limpia. Es más, muchas veces, cuando intento orientarme para no tener mucho sol la recuerdo, como recuerdo con mucha nostalgia aquellos domingos que nos desplazábamos a diversos lugares de la Comunitat. También recuerdo mi época de nadador como una de las más bonitas de mi juventud y, por supuesto, de mi vida. 

Pero si vamos a ver el Lago de Anna y recorrer la Canal de Navarrés, también habrá que buscar un lugar para comer y disfrutar de su gastronomía, y ese no es otro que el Hostal Mesón Lar Galego 

Este establecimiento lo abrieron en 1991 Ángela Hernández y Antonio Rodríguez. Ella, valenciana, de Ayora; él, gallego, de Cervaña (Pontevedra). Ambos se habían conocido en París, la ciudad del amor, donde trabajaban, se enamoraron y se casaron. 

En 1986 decidieron poner fin a su periplo parisino y con sus hijos Ramón y Salvador (gemelos) pusieron rumbo a España, afincándose en Anna. 

En 1991 abren el Hostal Mesón Lar Gallego, donde la buena mano y el gusto de Ángela mandaba e iba creando un cierto estilo gastronómico, influenciada por los orígenes gallegos de su marido. Así, poco a poco, sin hacer ruido, este restaurante con hostal incluido se fue haciendo un hueco en la comarca. Y esto solo fue la punta del iceberg, porque el eco que ha ido generando ha traspasado la Canal de Navarrés, y hoy en día el Lar Gallego es un restaurante conocido y muy visitado en la Comunitat Valenciana. 

Buena parte de este engrandecimiento ha venido de la mano de sus hijos, Ramón y Salva, que tomaron las riendas hace unos años, subiendo enteros gastronómicos y ampliando considerablemente la bodega. 

Su apuesta creció en la variedad de la oferta, donde encontramos grandes platos en los que la calidad del producto reluce y da personalidad y criterio a sus propuestas. 

De las entradas, destaco su pulpo a la gallega, donde la textura del octópodo es suave, deliciosa, al tiempo que gustosa, manteniendo una deliciosa carnosidad, tan típica y natural en el pulpo. Equilibrio entre el aceite, la sal y el pimentón ahumado. Parte de la gran personalidad que encontramos procede de su origen, pues este pulpo proviene de Mugardos (La Coruña) y dicen los pescadores de la zona que se alimenta de camarones, por ello la calidad de sus carnes.  

Pulpo a la gallega.

Si tuviéramos que valorar su ensaladilla rusa, la suya la incluiríamos en un Top 5 de las mejores que puedes encontrar en la hostelería valenciana. La frescura la preside gracias a que, a diferencia de las muchas que encontramos, se ha elaborado esa mañana para garantizar el sabor natural y propio de las verduras, al igual que la mahonesa. Para encontrar cierto contraste, la coronan con un par de huevos de codorniz fritos, una genialidad que se agradece, pues le aporta un plus de jugosidad.  

Ensaladilla.

Su apuesta por el producto hace que los berberechos, a pesar de no tener una gran tamaño, derrochen jugosidad y resalten unos impecables toques yodados propios de la frescura.  

En estos momentos, en que parece que se está acabando la temporada de la alcachofa, aquí disfrutamos de una de tamaño mediano pero de un sabor y una sensibilidad gozosa que nos trasladan a un mundo dulce y mineral. Para darle un toque personal la rellenan de jamón y la cubren con unas lonchas más finas que se funden tras su paso por el horno, transmitiendo el aceite propio de su tocino.  

Como opciones podemos encontramos un digno calamar de playa, un gambón en salsa Kimchi o el salteado de mar y montaña.  

No nos faltan las ensaladas: de la huerta, de ahumados o la de queso fresco con frutos secos.  

Si el pulpo proviene de Mugardos, la merluza lo hace de Burela, en la costa lucense, otra garantía de la calidad que vamos a encontrar en sus carnes. Así, nos presentan la merluza a la marinera, con una ligera salsa y acompañada de unas colas de gambas.  

Llegados a este momento, no podemos olvidarnos de otro de los puntales del Lar gallego, y ese no es otro que Molina, el encargado de la sala y de la bodega del restaurante. Divertido, agradable y muy profesional es la descripción más sincera que podemos realizar. Cargado de sensibilidad recomienda vinos con calidad, a un precio más que justo y equilibrado. 

Si el pescado es una de las especialidades, no lo es menos la carne. Por supuesto, llega de uno de los mataderos más prestigiosos de Galicia: Bandeira (Pontevedra).  

En esta ocasión, la carne seleccionada es un lomo alto con una maduración corta (de apenas 30 días), pero que desarrolla un gran sabor, con un ligero toque mineral que sin duda la hace excepcional. 

Lomo alto.

Para acompañar la carne, Molina nos recomienda un vino que ya conozco y que he hablado de él: Paradigma 2020, de bodegas Enguera, que se elabora con la variedad monastrell y que destaca por las notas de frutas rojas y a monte bajo mediterráneo.  

Otra de las especialidades de la casa son los dulces o los postres. Para explayarnos y relajarnos, nos ofrecieron varias opciones: tarta de queso al horno, tiramisú de Nutella y torrija de brioche y helado.  

Leche frita.

El Lar Gallego se consolidada día a día como una de las propuestas más serias de la comarca, y como he dicho antes, se va ampliando al resto de la provincia y de la Comunitat. Les aseguro que en la visita a Anna, incluyendo a L’Albufera (espero que el sol les acompañen solo un rato), no se pierdan la oportunidad de comer en el Lar Gallego, no se arrepentirán. 

Mesón Lar Galego. C/ Mayor 171. Tel.: 962 210 573. Anna (Valencia). 

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