6 febrero, 2016
J.A. López
Tino… ¿quién es Tino? Es un personaje para estudiar. Sonríe continuamente, está en todas partes, enamorado de su trabajo y de su clientela, preocupado porque la gente sea feliz, al que no le importan horas de trabajo y orgulloso del reconocimiento de sus paisanos y amigos. Cocinero “cum laude” camarero, barrendero e incluso contador de chistes. Tino, el dueño del bar/restaurante Marvi, es valenciano, gallego, italiano… capaz de cortar un chorizo en láminas y rodearlo de unas patatas panaderas que merecen un aplauso. Es una de esas personas que deberían ser clonadas, para que nunca desaparecieran.
He conocido a Tino, les invito a que lo conozcan.
Tres días me ha costado hacer la entrevista. El primero, ni caso. El segundo me dio por almorzar y me sorprendió su propuesta. Como para una boda. La tercera pedí ayuda a mi amigo Alberto y conseguimos hablar con él. Sentarnos con él y entrar en su pasión. La cocina.
“Llevo veinticinco años en el local. Si te digo que siempre me ha apasionado la cocina y la hostelería, te mentiría. Estudié, trabajé y llegó un momento en que hacía falta ayuda en el negocio familiar. Aquí empezó, realmente, mi historia hostelera”.
La familia viene de Galicia y a Tino le enamoran los productos gallegos, tanto es así que tiene plantaciones de berza en Ribarroja y en Galicia… «aprovechamos que algún familiar viene de la tierra y nos trae todo lo que necesitamos. Fresco y estupendo. Lo demás lo recibimos de proveedores con los que llevamos toda la vida”.
He podido hablar con Letizia, la madre italiana de Tino y con Susana y con Antonia las personas que llevan, junto con Tino, el local. He hablado con ellas y he compartido mesa y recetas. He entrado en su cocina.
“Estamos muy orgullosos de lo que hacemos. Queremos dar satisfacción a nuestros clientes con una gran cocina que lleve, desde el almuerzo, a la comida, merienda o cena. Es un honor servir y más con estos productos”.
Y a las chicas se les ilumina la cara cuando te presentan un plato con anchoas, boquerones en vinagre, bacalao, tomate seco y tomate triturado. Pocas cosas hay tan buenas y tan naturales a la vez que sencillas.
Mi amigo Alberto no come nada de pescado. Casi me deja sin anchoas y sin boquerones. No le invito más.
Cuando el pulpo hace su partición en la mesa, viene acompañado por un vino turbio y esas copas que delatan su origen. Tremendo. Hay que saborearlo y no tener prisa. Cada bocado es importante y necesario saborearlo… pero queda con la lágrima del que se despide y da la bienvenida a un caldo gallego ante el que hay que levantarse para hacer los honores.
Recuerda Tino el tiempo en que se ve obligado a coger las riendas del negocio “me encuentro con una cocinera que no sabe cocinar y yo que no sabía atender. Éxito seguro».
Pero ha llovido mucho desde ese 2007 de sus comienzos y “ la prisa que nos dimos y las horas de sueño y quemazos que nos costó el aprender, el poder relacionarnos con profesionales que nos transmitieran su sabiduría, que empleasen su tiempo con nosotros. No sólo aprendimos, sino que nos enamoramos de esta profesión».
José Manuel, su padre, no paraba de repetirle de que tenía no sólo que hacer las cosas bien, sino que tenía que mejorarlas.
Entre Letizia y José Manuel, han hecho de Tino lo que es hoy y esto amigos, sólo es el comienzo.
Y no esperen encontrar un sitio de lujo. Marvi es lo que es, un sitio agradable, limpio, luminoso, cuyo objetivo es dar de comer bien a un precio adecuado.
Pido disculpas y me levanto a saludar a muchos amigos que hacía tiempo que no veía. Todos son parroquianos y más de uno me mira con mala cara como si fuera quien va a descubrir, al gran público, este trocito de Galicia que ellos guardan y protegen como oro en paño.
Lo siento. Es mi profesión. He de hablar de Tino y de Marvi. Lo entienden, pero no lo comparten.
Sí compartimos la carne, las verduras y el resto del condumio que conlleva el magistral caldo gallego. Hablando en plata, la matanza. Y probamos las croquetas de boletus y paramos que no nos llega para otros platos.
Significamos, eso sí, la Oreja Cocida como en Galicia y con Pimentón y ajos. O los chorizos al infierno.
Y hablamos del Solomillo a la Gallega. La sartén de Secreto y el Entrecot y/o Chuletón de Lugo.
No quiere, Tino, que me olvide de las filloas… mientras que hace un quiebro y aparece con un plato de queso para que acabemos el vino.
Amigo, no se puede mucho más y esto es demasiado.
Tenemos que dejarlo. Por respeto. Vuelve a llenarse al restaurante. Los que lo conocen saludan, los que no quieren conocerlo, es Tino, como dicen en mi tierra, que es la de ustedes, hay que darle de comer ap parte.
Bar Restaurante Marvi está en la calle Justo y Pastor 14, en Valencia. A veinte metros del cruce con Cardenal Benlloch. Su numero de teléfono es el 963 618 556.
Tiene un menú diario de 9 € (no, no me he equivocado) y se puede comer hasta la saciedad, a partir de los 15 €. Tienen donde elegir porque es el típico sitio donde te vuelves loco pensando qué plato seleccionar.
Es la obra de Tino, familia y equipo.
Ya me dirán.
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