11 abril, 2022
Mar Lafuente
La compañía Colección de Toneles Centenarios sigue recuperando tradiciones. En 2015 recuperaron la sala de barricas de Bodegas Ferrero donde descansa el vino alicantino más reputado y famoso de la historia, El Fondillón. El año pasado sacaron al mercado el Vermut Luis XIV, rescatando viejas tradiciones como es la hora del vermut. Pero no acaba aquí, este ambicioso proyecto continúa creciendo y apostando por antiguas costumbres, en esta ocasión elaborando vino en ánforas de barro de las que nace su última novedad: Luis XIV Ánforas.
Este proyecto nace de una forma muy curiosa. En los años 60 muchas bodegas se vieron en la necesidad de cesar su actividad con la creación de cooperativas, entre ellas Bodegas Ferrero, ubicada en un pequeño pueblo de Alicante, en la Cañada. Desde entonces, su sala de barricas había permanecido con los toneles llenos, algo que llamó la atención de David Carbonell, socio de Colección de Toneles Centenarios. “Probamos el vino que contenían y la sorpresa fue que estaban extraordinarios, habían pasado unos 50 o 60 años sin abrirse”, asegura David. Fue así como vió la luz esta compañía.
Aunque sus principales cometidos son conservar los toneles centenarios, elaborar Fondillón y devolverle a este el esplendor que tuvo en su día, se han aventurado a elaborar otros productos como es el vermut o ahora el Luis XIV Ánforas. Es un coupage procedente de viñas viejas plantadas en vaso y secano a 560 metros de altitud del Paraje de la Cañada, elaborado con un 60% de monastrell, un 30% de arcos y un 10% de bonicaire. Estas uvas nacen en suelos franco arenosos de viñedos históricos con más de 40 años de edad que le dan esa personalidad tan marcada de los antiguos vinos de Alicante y de esas variedades indígenas que históricamente se han cultivado en estas tierras.
Está elaborado como se hacía también antiguamente, con una crianza de cuatro meses en ánforas cerámicas, de barro de Villarrobledo cocido en viejos hornos de leña. Con esto lo que pretenden conseguir es un vino fácil de beber, con menos estructura, tanino fino, fruta franca. “Para no sumar al tanino de la monastrell el tanino de la madera, lo estamos haciendo en ánforas cerámicas porque de esta manera madura, pero sin aporte de taninos”, explica David Carbonell.
Luis XIV Ánforas
Color: rubí brillante con matices violáceos.
Aroma: muy intenso y fresco, transmitiendo toda la autenticidad varietal de la monastrell, arcos y bonicaire.
Boca: destaca la pureza de la fruta fresca, con un paso ligero, aterciopelado, fluido y persistente. Es un vino de cuerpo medio y taninos muy finos.
El resultado es un vino “muy gastronómico y que está gustando mucho”, así lo ha definido el socio de la compañía. Un vino con un amplio abanico de posibilidades para maridar, desde comida más potente hasta comidas más suaves por su delicadeza. Desde tapas como frituras de pescado o ensaladillas, y arroces como la paella, arroz al horno, arroz de conejo y caracoles, arroz a banda o cualquier otro tipo.
En esta primera edición del vino han lanzado 5.000 botellas tradicionales de 75 cl de vidrio oscuro y con un tapón mecánico de corcho natural extra flor. Un vino con Denominación de Origen Protegida Alicante que está triunfando y tienen la intención de seguir elaborando en el transcurso de los años.
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