25 November, 2022
Enrique Solves Leonés
De secretario de una almazara a cooperante de proyectos en el extranjero, dirigir la sección de formación de una ONG, estar como investigador asociado en la Universidad o, por último, ser presidente de PROAVA. Este es el resumen de la trayectoria de Lluís Eduard Romero, que pese a estudiar la licenciatura de Filosofía en su día, se ha dedicado toda la vida a lo relacionado con el sector agrícola. A pesar de que PROAVA sigue teniendo unas raíces muy vinculadas al mundo del vino, en la actualidad se defienden los intereses de otros sectores relacionados con los productos agroalimentarios de calidad de la Comunitat Valenciana. «Somos la casa abierta para todos los buenos productores y, aunque no están todos los que son, sí son todos los que están”, nos cuenta.
No es de extrañar ver a Lluís Romero como máxima figura de PROAVA, pues es un apasionado de la enología y ya tiene experiencia en la organización donde ha ocupado diferentes cargos. Es el presidente desde hace un año recogiendo el testigo de Félix Cuartero y Eduardo Mestres. De hecho, formó parte de las juntas directivas presididas por ambos. «El reto de la presidencia lo asumo con mucho gusto, pero a la vez me genera mucho respeto», afirma.
Además, recalca que estamos en una época muy buena para el mundo del vino valenciano: «Le auguro un futuro estupendo. Aquí antes las cosas no se hacían bien, ni en viñedo ni en bodega, y por eso teníamos otras zonas productoras que iban por delante. Pero todo eso ha cambiado. Ahora tanto en viñedo como en bodega el trabajo es excelente». Para Lluís, uno de los factores ‘culpables’ de esta mejoría de la situación del vino valenciano es la nueva generación de enólogos. Se deshace en elogios hace ellos, recalcando que «son jóvenes, tienen muchas ganas y hambre de hacerlo todo bien y sus resultados son excelentes».
Sin embargo, también destaca otro factor que ha ayudado a la remontada del sector: el aprovechamiento de nuestro clima. «Es cierto que la climatología en España para el producto agrícola es más benigna que en Francia, tenemos más horas de sol y llueve menos», dejando bien claro que hay una materia prima de calidad. Con todo el crecimiento del vino en la Comunitat, la filosofía de elaborarlos es muy variada. Una que destaca por encima del resto es la recuperación de variedades autóctonas antiguamente marginadas, cosa que Lluís agradece, porque si no todo sería muy plano. «Hace unos años la gran mayoría eran Riojas y Riberas y la gente caía rendida en manos de la tempranillo mayoritariamente, pero también de la cabernet sauvignon o la merlot. Ahora todo ha cambiado y variedades como la bobal, la monastrell, la moscatel o la merseguera han ganado un peso realmente enorme», señala orgulloso.
Lluís recalca que hoy en día la gente que entiende de vino tiene la concepción de que este mundo ha crecido y es mucho más amplio que antes, y la manera de distinguirse es apostar por la calidad y por variedades nuestras que antes eran denostadas. «Me parece genial que algunas bodegas apuesten por variedades como la arcos, la mandó, la forcallà, la giró o la bonicaire. Al fin y al cabo, cada uva tiene su carácter y es más fácil conquistar el mundo con lo que nos diferencia», explica el presidente de PROAVA.
Para terminar, Lluís Romero afirma rotundamente que «nuestra tierra tiene el mejor vino por calidad-precio no solo de España, sino del mundo entero y ahora la mentalidad futura ha de ser abrirse hueco y crecer en mercados donde los vinos valencianos están bien posicionados, pero en los que aún hay margen para mucho más».
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