28 enero, 2017
Hora de comer. Les proponemos dos opciones de notable fiabilidad. Ambas válidas para el fin de semana, ambas espectaculares. Una en el centro de Valencia, Lienzo. La otra en El Saler, Casa Carmina. Y es que después de ver el brillante menú que las chefs de ambos restaurantes cocinaron ayer para una sala repleta de Casa Carmina, uno se congratula de acercarles el trabajo de ambas. Las dos María José. Batlle en los fogones de Carmina. Martínez en los de Lienzo. Las dos con una compañía en sala al nivel de una cocina de altos vuelos. Carmen Batlle en la primera. Juanjo Soria en Lienzo.
Con el propósito de disfrutar de ambos mundos, llegamos a Casa Carmina. Un cordial saludo a todas las partes en cocina y a la mesa. Acompañantes de lujo. Mustiguillo y Emilio Moro, representados a nuestro lado, y de qué manera. Es lo de menos. Era una cita informal.
Comienza el desfile muy bien orquestado. Si uno se fijaba en el servicio, rápidamente podía adivinar la autora del plato, pero preferíamos hacerlo por los sabores. Abrió fuego una ensalada de apio, granada y sardina ahumada. Fresca e ideal para abrir boca. La mano de Lienzo estaba detrás.
La pieza de hoy será in crescendo. Seguro. Llega la Quisquilla, garrofón y su jugo. Técnica y finura, la chef de Lienzo asoma en el fondo del plato.
Es turno para las Anguilas encebolladas. Sabiendo el estadio en el que jugamos no hay duda para ninguno de los comensales. Carmina y sus sabores de L´Albufera.
La sinfonía va claramente cogiendo un ritmo que atrapa. Manitas picantes con boniato. La huerta y la dehesa a las que tanto mira la chef de Lienzo, están detrás.
Turno para un arroz de langosta y calabaza. Espectacular ‘made in Carmina’.
Como en el más preciado templo de la ópera, da ganas de ponerse en pie y romper a aplaudir. La sensación es unánime en la sala. Pero, amigos, queda el postre. Aquí las cuatro manos de las chefs participan. Arnadi con espuma de jengibre. Es una fusión espectacular, tiene cosas de ambas y, lo que es más importante, se perciben claramente al tiempo que se fusionan en un todo brutal.
Las cocineras salen a la sala y recogen la admiración de los comensales. La gastronomía no es más que esto: hacer felices a quienes la disfrutan. Y eso han hecho 40 comensales que han llenado la sala de Casa Carmina.
Y mis anónimos compañeros se llevan un reto. Repetir la acción pero que sea una bodega (Mustiguillo y Emilio Moro) la que se alinee con cada cocinera. Sería divertido. Un combate en todo lo alto. Ahí lo dejamos con una condición: 5 barricas tiene que vivirlo y contarlo. Si no, no hay trato. Pronto os contamos si recogen el guante…
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