Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web. Política de cookies · Acepto · No acepto

Déjate seducir por el mundo del vino

Menú

Les cuento una historia

David Blay Tapia

Desde que tengo uso de razón he comido en restaurantes. Para mí es una suerte haber nacido en el seno de una familia con querencia por salir a tomar algo a los bares y es algo, de hecho, que repito con mis hijas asiduamente. He probado desde bares humildes de carretera a lugares con tres estrellas Michelin. Y en casi todos ellos he disfrutado tremendamente.

No por ello pienso que soy un experto. Un gastrónomo disfrutón, quizá, pero no alguien con los conocimientos culinarios suficientes para juzgar el trabajo de alguien profesional.

El lugar donde el cocinero no puede permitirse no sonreir

Impulsó el concepto de mesa única Fierro, con un local pequeño pero con pasillos laterales por donde se puede mover Eva Pizarro para explicar los vinos servidos o hasta Germán y Carito para ejercer como servicio de sala. Pero Toshi Kai va más allá, porque en su local del barrio del Carmen no caben 12 sino 10. No están unos frente a otros sino alineados en una barra. Y el menú cambia no solo por estación, sino también por día en función del producto (siempre local) disponible en ese momento.

La sostenibilidad a ambos lados del globo une a Camarena y el café

David Blay Tapia Tiene Ricard Camarena dos respuestas fuera de lo común para dos preguntas comunes. Y las responde en medio de una mesa donde comparte lugar con expertos cafeteros de Lavazza y nuevos actores comunicativos en torno a un menú cuyo previo y final tiene que ver con el café. Pero no con aquel […]

De Gran Azul a Gigante Azul

Fue valiente Abraham Brández al apostar por algo que, saliendo de la crisis, no era innovador ni disruptivo ni barato. Pero ha demostrado que sin necesidad de campañas histriónicas se puede generar una clientela fiel y otra aspiracional. Siendo esta segunda, además, posible repetidora por el hecho de que el precio de comer o cenar allí no supone meses de ahorro para una familia media.

Comer con las manos junto a Steve Anderson

Es curioso cómo muchos cocineros ponen nombres aspiracionales a sus restaurantes. Pero no por lo que quieren que sea, sino porque evocan lugares a los que siempre han querido ir y por diversas circunstancias todavía no han visitado.

Es el caso de Baalbec, que hace muy poco tiempo puso en marcha Steve Anderson y que ya llena a la hora de comer con una propuesta capaz de atraer a públicos muy diversos. Quizá incluso de mayor diversificación que Ma khin, donde no todo el mundo es capaz de apreciar una cocina tan concreta.

La Valencia mediterránea capaz de unir dos cocinas antagónicas

Existe un runrun entre el colectivo gastronómico valenciano en el que, todavía sottovoce, se asegura que la ciudad ha cambiado. Que la oferta, la composición de los locales, la apertura a nuevas culturas y sabores y la rentabilidad se están acercando a los primeros impulsos del boom que vivieron Madrid y Barcelona. Que aquí, por fin, ya se puede comer de todo. A cualquier nivel de precio. Y que un comensal no mira raro a un chef si éste, con un negocio floreciente, decide abrir otro más personal. O simplemente más cercano a todo tipo de públicos.