13 abril, 2021
Texto: Jaime Nicolau / Fotos: Kike Taberner
Un rayo de esperanza. Una tibia luz al final del túnel. Así imagina Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo el futuro próximo para un territorio, el de la Comunitat Valenciana, que vive esencialmente de ser el mejor anfitrión para esos visitantes que llegan atraídos por el sol y las aguas del Mediterráneo y también por nuestro interior, por nuestra gastronomía, por nuestro paisaje y por nuestros productos de kilómetro cero. En ese crecimiento del turismo de interior el vino, el enoturismo, está llamado a desempeñar un papel estelar.
5barricas.- Para una Comunidad que vive del turismo, de ser anfitriona, si echamos la vista atrás en este último año, ¿qué vemos? Un poco de balance y un poco de esperanza.
Francesc Colomer.- Venimos de un tiempo absolutamente inesperado. Un año, por redondear, larguísimo. Eterno, diría yo. Cambió el guión que nos ha dejado la triste realidad de contar muchos muertos, contar muchas pérdidas… Pero tenemos también la responsabilidad moral de fijar el objetivo, la mirada, los pasos, el camino en reconstruir la esperanza, reconstruir el país, un territorio y un destino turístico abierto al mundo. Hemos vivido la tormenta perfecta contra el turismo que es castigar la movilidad, restringir los encuentros, prohibir todo aquello que está en las antípodas de lo que es el turismo en estado puro.
5b.- ¿Y ahora qué? ¿Hay un mensaje a la esperanza?
F. C.- La buena noticia es que la gente no ha perdido las ganas de viajar, las ganas de buscar la felicidad. Y eso se traduce muchísimas veces en la práctica del turismo. Viajar para conocer experiencias distintas. Viajar para comer. La inspiración del viaje con mil motivos que esta comunidad seguirá aportándole al mundo. Esa es la buena noticia. No ha sido una crisis del turismo, sino una pandemia, una crisis sanitaria brutal que ha golpeado la línea de flotación de muchos sectores, muy especialmente el nuestro. Pero yo soy optimista, con datos claro. El optimismo en abstracto no vale para gran cosa. El optimismo con datos nos señala que incluso en los peores momentos la gente nos buscaba, reservaba. Siempre venían después noticias negativas que nos golpeaban de nuevo. Cuando no era Boris Johnson, era otra realidad, era un repunte… pero el turismo será parte del futuro. Además, lo será en clave terapéutica, en clave de remedio, en clave de felicidad, de aprovechamiento del tiempo. Si es que hemos aprendido algo como colectivo, como humanidad, es concederle valor al tiempo. Valor a la felicidad, al tiempo disponible, a la vida. El futuro post-covid exaltará la vida o nos habremos equivocado una vez más. Pero si no es así, el turismo tiene un gran porvenir.
5b.- ¿Otra de las conclusiones sería que el valenciano ha puesto mucho el foco en lo que tiene más cerca, en el tan comentado kilómetro cero?
F. C.- Sí, sí, estoy de acuerdo. Eso ha venido un poco forzado por los cierres perimetrales, por la dificultad a la hora de salir. Y eso nos ha replegado en torno a lo nuestro. En turismo internacional hemos estado muy restringidos. El nacional con cierres perimetrales, lo mismo. Entonces quedábamos nosotros con nosotros mismos. Eso encajaba en la filosofía del bono viatger que lanzamos y que ha funcionado muy bien, que era para valencianos en territorio valenciano. Y eso nos ha permitido un sinfín de combinatorias de gente de Castellón que quizás no conocía Alicante, gente de Alicante que no conocía el interior de Castellón, gente de Valencia… Y todo esto también se ha visto reflejado desde el punto de vista enogastronómico: descubrir o redescubrir la calidad de nuestros productos. Yo siempre digo que menos nieve y mala leche, tenemos de todo. Entonces es verdad que ha habido un resurgir de lo nuestro un poco forzado por el contexto. Pero bueno, bienvenido sea porque yo creo que esto fideliza y hace que la gente participe de un relato de autoestima que hay que positivar y fidelizar, hay que retener y atrapar también a los valencianos, claro que sí.
5b.- El enoturismo se ha disparado. Desde Turisme ustedes respaldaron la creación de una Federación de Enoturismo de la Comunitat Valenciana que vertebra la oferta de las cuatro rutas del vino con las que actualmente contamos (Castellón, Utiel-Requena, Valencia y Alicante). ¿Qué importancia tiene el turismo del vino para la Comunitat?
F. C.- Lo primero que quiero señalar es que creo que esa Federación es muy importante porque permite aglutinar, sumar, tomar conciencia colectiva, formación, promoción, marketing, incentivos… el primer paso para llegar lejos es asumir la responsabilidad colectiva y la conciencia de un producto de calidad. El mejor marketing comienza siempre en el producto y es muy importante reconocer el esfuerzo inmenso que han hecho nuestros bodegueros, nuestros productores. Todo eso sin unidad de acción, unidad de visión, unidad de objetivos, unidad de camino, corremos el riesgo de no ser eficaces y de que otros lo hagan y lo hagan mejor que nosotros. Por tanto, el tema de la unidad me parece muy importante. Yo creo que hay aquí una ‘generación intergeneracional’, con gente que lleva ya muchos años trabajando y una nueva hornada de gente joven que está con unas ganas de investigar, de innovar, de salir adelante… que merece un enorme respeto.
5b.- ¿Es una ventaja el entramado vitivinícola de la Comunitat con dos Denominaciones de Origen en la provincia de Valencia, otra en Alicante y una IGP que camina hacia Denominación de Origen en Castellón, además del Cava de Requena? ¿Toda la riqueza gastroenológica de esos pueblos de interior beneficia también el conocer o descubrir su valor patrimonial, su historia y su cultura?
F. C.- Sí, claro. El vino no solo es una cuestión gastronómica de mesa para dar gusto de estética en el sentido etimológico de la estética. Es el arte de los sentidos. El vino ayuda a interpretar un territorio, un paisaje, una cultura, un acervo, un bagaje. Entonces el vino tiene una importancia excepcional en la construcción de un país y de su identidad en el mundo y abre un nuevo frente a las bodegas situándolas como santuario de visita turística. Me parece un elemento de reinvención formidable, porque además no solo es la bodega, es el entorno, es el territorio. Muchas veces están ubicadas en ese espacio en vías de despoblación y la bodega es el epicentro de la lucha contra esa despoblación. Es un santuario turístico y yo creo que tiene un valor cada vez mayor. Por eso en L’Exquisit Mediterrani, nuestra estrategia gastroturística, le concedemos una importancia enorme a que se incorporen las bodegas con todo lo que eso conlleva de reclamo, con el magnetismo que tiene para el visitante de fuera que es magnífico y por eso crece el interés por visitar la bodega, la degustación, todo lo que entraña a nivel turístico.
5b.- ¿Cree que vamos a salir de esta más reforzados en esta parte de enoturismo? ¿Es un puntal en la lucha contra la España Vacía?
F. C.- Yo lo veo con la botella medio llena, ya que hablamos de vinos, y soy optimista. Saldremos con cicatrices. Saldremos heridos de esta. Hay mucha gente que ha perdido a su padre, su madre, su amigo, un familiar, la empresa, los ahorros. Entonces no valen palabras. Un discurso bien sonante no nos lleva a ninguna parte. Saldremos con disciplina, con sacrificio. Saldremos con una conjura colectiva de abrazar el turismo, a nuestros productos y con nuestra capacidad de competir como bandera. Y yo ahí soy optimista porque eso va a conectar con una pulsión mundial, global, humana, profundamente humana, de viajar. De rebuscar la felicidad, de ganar tiempo al tiempo, al tiempo perdido y eso son datos que tenemos y estoy convencido de que sucederá. Lo que más me preocupa es la recuperación de las clases medias. El turismo necesita unas clases medias vigorosas, con capacidad adquisitiva, con capacidad para no sacrificar el viaje en su economía doméstica familiar. Si las clases medias se recuperan, los destinos turísticos como el nuestro tienen un gran porvenir. Me perturba esa narrativa económica que desprecia al turismo y que dice: bueno, ya hemos visto en esta crisis como el turismo ha caído. ¿Si es tan fácil, por qué no sustituimos esos puntos del PIB que ocupa el turismo por otros modelos económicos? Pues porque no es tan fácil. Porque este es un sector de sectores que arrastra la innovación. Un bar tiene que ver con las lonjas, con el sector primario, con la agricultura, con la ganadería, con las aplicaciones informáticas… es un sector de sectores. Arrastra tanta innovación, tanto conocimiento, que es parte de la respuesta del futuro. Cometeríamos el error de nuestras vidas, un error traumático como país si pretendiéramos sustituir el turismo. En esta comunidad mediterránea somos turismo históricamente, y así hemos reclamado la presencia de personas de muy diversas civilizaciones. El turismo representa un 15% del PIB. No podemos renunciar al turismo. Eso sería pegarnos un tiro en el pie, o peor, en el corazón.
5b.- Lo hemos dejado para el final, aunque quizás sea el tema de mayor actualidad. Se está produciendo en varias zonas rurales de la Comunitat Valenciana una especie de burbuja de las energías renovables que amenazan con sembrar de placas fotovoltaicas y tendido eléctrico paisajes que son epicentro del agroturismo. ¿Cree que puede evitarse que la implantación de energías limpias afecte a paisajes tan bellos como el de Terres dels Alforins?, por poner un ejemplo rotundo.
F. C.- El paisaje de Terres dels Alforins es un capital fundamental para la Comunitat Valenciana. Entiendo perfectamente la reivindicación de sus viticultores por preservar el paisaje, que es patrimonio común, identitario y de gran valor. Hay que preservar el paisaje de Terres dels Alforins porque es un patrimonio de gran valor. Creo en la zonificación y las especializaciones. Este territorio lo elijo muchas veces en mis redes sociales cuando quiero exhibir las mejores galas y la mejor versión paisajística del territorio de la Comunitat Valenciana. Otro tipo de usos industriales perturbarían sobremanera la fisonomía del paisaje, que es un bien a preservar. Hay que buscar las fórmulas y herramientas administrativas de ordenación del territorio más adecuadas para evitarlo, pues no podemos quedar al albur de este tipo de operaciones impunemente. En defensa del sector vitivinícola, de un territorio o un paisaje, mi postura no cambia. Debemos buscar alternativas. Energías renovables sí, pero en ubicaciones que no sean lesivas. Nuestro capital fundamental en la Comunitat Valenciana es el paisaje.
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