4 julio, 2018
Año 2040. Los arrozales siguen teniendo la palabra, como en tiempos de Blasco Ibáñez, en La Albufera. El vuelo de alguna avioneta fumigadora levanta la mirada de los curiosos. En una barraca de El Palmar habitan los descendientes del Tío Paloma y Tonet. Ni siquiera levantan la mirada al cielo. Las avionetas han ganado el terreno al sinfín de especies de aves que anidaban en el otrora Parque Natural. Hace años que tuvieron que elegir entre respetar el ecosistema o sobrevivir del cultivo como motor económico. Se veía venir.
Junio de 2018. En el Parque Natural de L’Albufera se trabaja a destajo para concluir la colocación de los dispositivos de confusión sexual. Son fruto de un programa llevado a cabo entre la Conselleria de Agricultura, la UPV y Suterra para mantener a raya al cucat del arroz que afecta a las 15.000 hectáreas de cultivo del Parque Natural. Éstos liberan feromonas que confunden al macho de esta especie, evitando los encuentros amorosos y la reproducción de la plaga. Este sistema protegerá desde hoy hasta que la campaña llegue a su fin allá por el mes de septiembre. Es la prevención y la investigación como garante de un patrimonio que, de lo contrario, estaba llamado a tener que optar entre naturaleza o progreso.
Se trata de un programa que comenzó en los años noventa y supuso un esfuerzo de más de una década de desarrollo y ensayos. Hoy por hoy es un sistema afianzado que está proporcionando resultados espectaculares. Pero lo que es más importante es que ha conseguido la sostenibilidad compatibilizando el respeto al ecosistema del Parque Natural de L’Albufera con el cultivo del arroz como forma de vida.
El proyecto ha sido posible gracias a que la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana lo ha abanderado consiguiendo hacer participar a todos los productores, y aunando esfuerzos hasta llegar a la práctica eliminación del uso de tratamientos químicos en toda el área de cultivo del Parque.
Extrapolen los arrozales a los cítricos, o de éstos al viñedo. Regiones de inmensa tradición vinícola como Rioja ya han mostrado interés en promover el uso de feromonas en el viñedo riojano. Se trata de una oportunidad histórica para el viñedo de nuestra Comunidad, el segundo en extensión en España. Al fin y al cabo el know how lo tenemos.
“Llevamos varios años utilizando la confusión sexual lo que supone un ahorro en fitosanitarios al tiempo que preservar nuestro maravilloso entorno natural”, señala José Orobal, de la Cooperativa de Sollana. Control sutil, sostenible y enfocado en el problema. Las feromonas son el presente y futuro.
Y en La Albufera se respira otro aire. Las aves siguen llegando a su paraíso. El arroz crece feliz y es la envidia del mundo. Y Blasco respira hondo y sonríe. Los “Paloma” siguen teniendo un próspero hogar.
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