27 diciembre, 2017
J.A.L.
…Y parece que fue ayer y han pasado casi tres años desde que La Firma comienza su andadura en Valencia. No ha sido un tiempo fácil. Ha habido que luchar mucho y estar muchas noches sin dormir para poder demostrar lo que este matrimonio leonés se había propuesto brindar a Valencia.
Lo han conseguido y se lo merecen.
Porque Marisa, no muy alta, con una mirada profunda que te estudia y muestra su inmediata aprobación, que te abre los brazos en señal de amistad y te deja “plantado” porque se le pasa el asado, porque vuelve a darte conversación y observa el plato para que no quede nada…porque Marisa, repito, está empeñada en ser fiel a sus tradiciones y no puede pasar un día sin el “blup, blup” de su olla, no a presión, durante doce horas.
Porque Roberto te recibe en su local como si te conociera de toda la vida pero te presenta un respeto y una corrección difícilmente de encontrar en personas muy formadas y profesionales. Roberto no puede pasar un día sin pelear por conseguir el mejor producto que les lleve a mantener la dignidad de su negocio y que ofrece, antes que al cliente, a Marisa.
Caballero andante ante bella dama que están satisfechos con ofrecer a sus ilustres huéspedes los mejores “yantares” elaborados con el máximo mimo y a la perfección.
Tradiciones culinarias que mantienen y una amistad desbordante que no puede parar porque se autoalimenta de sinceridad y profesionalidad.
Es la cocina y mucho más.
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