17 May, 2019
Kike Jiménez es un personaje hecho a sí mismo. Así ha sido toda su vida, buena parte de ella asomada al mundo de la hostelería. Procurar que el mejor producto acabara en los fogones de sus locales se convirtió en su obsesión. Verlo después en los platos para deleite de sus clientes, su mejor carta de presentación. De ahí se fue enamorando de los fogones. Siempre lo estuvo, realmente, y comenzó a dar rienda suelta a una imaginación que bebía claramente de las fuentes de su Grao natal. Platos de sabores contundentes, especialmente los arroces, y producto en estado puro. Cocina sincera que se llama ahora.
Pues bien, el bueno de Kike inicia nueva andadura en Filigrana. El nombre no lo eligió él pero como si lo hubiera hecho, pues le viene como anillo al dedo a lo que ha sido su andadura. Este nuevo local se enclava en el mítico Hotel Reina Victoria, en el corazón de Valencia. “Esto es estar en el centro de Valencia, más es imposible”, señala con la sorna de siempre.
Le llega el proyecto de manos de unos empresarios sevillanos que ya gestionan en la capital de Guadalquivir algún otro restaurante de esta cadena hotelera. No le da miedo estar en un hotel y pelear contra la falta de costumbre de los valencianos de comer en hoteles. Lo toma como un reto, motivado por un local con muchas opciones, incluso para acoger grandes eventos.
Van a funcionar con un menú del día por algo menos de 20 euros, que incluye un aperitivo del día y dos entrantes, todo ello al centro de mesa. Se eligen los segundos, donde siempre habrá un arroz, pero mínimo para dos personas. Le sigue postre e incluye la primera bebida y el pan. Vamos, lo que vienen siendo algo menos de 20 euros de verdad. También servirán un menú gourmet con vinos valencianos, pero en principio para los clientes del hotel o bajo reserva.
La carta se presenta de lo más variado. Nos encontramos unas croquetas de pollo de corral con mayonesa de chipotle o calamar relleno de blanquet… también hay espacio para los platos healthy como el tomate en texturas con ventresca o la quinoa frita con gambitas. Pero donde Kike lo quiere dar todo es en los arroces, secos o melosos, donde siempre se ha caracterizado por el profundo sabor. Marinero, de ibéricos y setas o fideuà son algunas opciones. Nunca hay que dejar de lado los platos de pescado con este inquieto del producto y es un valor seguro el mero con crema de mejillones o la corvina con verduritas y crema de celeri. En carnes, cordero asado, chuletón o solomillo de vaca vieja con foie. Dejen hueco para el postre.
Pues así es Filigrana, un espacio para disfrutar quitándose el miedo de comer en un hotel, porque el precio es para los mortales. Suerte Kike!
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