14 mayo, 2021
Jaime Nicolau – Fernando Murad
Que los barrios marineros de València están gastronómicamente de moda es un hecho. Interesantes proyectos se han ido sumando en los últimos años al binomio Cabanyal-Canyamelar al albergo de clásicos como Casa Montaña o Guillermo, que dicho sea de paso van a seguir dando guerra. Es un gusto para cualquier persona con raíces en estos dos barrios ver florecer un barrio que siempre fue emblemático, hasta que los políticos se empeñaron en degradarlo. Afortunadamente no pudieron con él.
Hoy les queremos hablar de uno más que se suma en un lugar icónico, la Plaza de la Armada Española, mirando a los tinglados y a las bases de la Copa América, con el monumento a Joaquín Sorolla como testigo. De nombre Kabanyal y, antes de que nadie se tire al cuello por su ubicación, de apellido Canyamelar, llega una nueva apuesta de los empresarios Tomás Marco y Paco Ródenas. El nombre va a ser la marca, y el apellido su ubicación, de un restaurante que abrió las persianas el miércoles y que si funciona verá nacer hermanos en otros barrios valencianos, modificando su apellido.
Al frente de los fogones el valor seguro de Nacho Romero, un chef de dilatada trayectoria y reconocimiento que compaginará su amado Kaymus con la propuesta gastronómica de Kabanyal, «haciendo una cocina honesta y fiel a las recetas marineras por encontrarnos donde nos encontramos, pero también a tapas que siempre han acompañado al chef, y otras llegadas de otros rincones de la geografía española. El espacio, precioso, quiere ser referente en la zona con especial protagonismo para el vermú. De hecho, una de las paredes está decorada con duelas de las barricas de la familia Valsangiacomo, pues Vittore va a ser el vermut de cabecera.
Tomás Marco anda desbordado estos días. La situación excepcional que vivimos unida a una apertura de este calibre, aceleran los plazos del rodaje para un equipo que seguro va a dar la talla. Tomás es cabanyalero. Su historia se escribe entre despachos de alta dirección en grupos empresariales que, en algún caso, tocaban la gastronomía pero desde otro espectro. Su última aventura empresarial le llevó a Murcia, pero tras nueve meses decidió que era momento de volver a casa. Tenía pensado emprender con un pequeño local de hostelería. Los vinos y las tapas sencillas pero selectas serían el hilo conductor. Su amigo y hoy socio Paco Ródenas se cruzó en el camino y decidieron embarcarse juntos. Ambos conocían a Nacho Romero, hablaron con él y el brainstorming terminó como tenía que terminar. Los tres en el mismo barco, en el caso de Nacho para pilotar los fogones.
Ahora tocaba buscar local. Recorrieron varios barrios, de los de siempre y de los nuevos, pero no encontraban nada que acabara de convencerles. Tomás vive en la avenida del Puerto. Un buen día, después de almorzar, decidió cambiar su itineario caminando y en lugar de pasear por la Marina, anduvo hacia su barrio y encontró un cartel de ‘Se vende’ que le sonaba a ‘reciente’. Así encontraron el nuevo hogar de Kabanyal. Y entonces el proyecto se hiló solo y las ideas se sucedieron. La esencia son los barrios y en el caso de Tomás, su barrio. Una reforma acertada, con licencias como el rincón Vittore, y una terraza espectacular, invitan a disfrutar de ese vermut que siempre estuvo a apenas dos calles. Un canto a socializar que en estos tiempos que corren supone un soplo de aire fresco.
Dos barrios con esencia, sus platos y un vermut. ¿Qué más se puede pedir?
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
Un comentario en
CHARLY el 30 abril, 2021 a las 6:16 pm:
Con Nacho Romero el triunfo es seguro. Feliz rumbo y travesía como dirían los marineros.