6 April, 2015
Hay firmas que representan en estado puro la pasión familiar por el mundo del vino. Algunas de ellas han crecido desde sus inicios de manera contundente. Otras prefieren mantenerse en un modelo que controlan, conocen, les apasiona y refleja fielmente los valores enológicos que ellas defienden. En este grupo situamos a la firma Pasiego y, por tanto, a su alma máter, José Salón.
Todo aquel que prueba los vinos que con esmero elaboran en unos pocos metros de su Sinarcas natal queda prendado de ellos, de la bodega y de su filosofía. José Luis cuenta con notable formación en ingeniería (es ingeniero agrónomo) y la aplica fielmente en este negocio familiar, además de compartirla como consultor en otros tantos proyectos.
Pero centrándonos en Pasiego, aquí todo es auténtico. No en vano, el abuelo César (padre de José) todavía es el que se encarga de trabajar la tierra a lomos de su veterano tractor. Detalles como éste son los que impulsaron a José Luis y su hermano a seguir con un proyecto en el que en un momento hubieron dudas. Hoy no las hay, porque el mercado sigue necesitando de estos proyectos y de estos vinos. Nacidos en minifundios y en los que el mimo en cada paso del proyecto es perceptible.
Hoy aquellas pequeñas dudas han desaparecido y los vinos de Pasiego son reconocidos en cada cata a ciegas a las que asisten. En las de verdad. En las que se cata sin tener nada preconcebido lo que hay dentro de la botella. Y ahí radica su gran tesoro, porque dentro de ellas hay pasión por una tierra.
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Un comentario en
pepi el 11 May, 2016 a las 1:31 pm:
Muy buenos los vinos, mucho cariño en su elaboración, dignos de la mejor D.O.