23 October, 2015
“El venenciador es el profesional especializado en trasegar el vino de la venencia al catavino, con destreza y desde una considerable altura, teniendo sobre la venencia perfección y dominio, considerándola un miembro propio, una prolongación del brazo”. Este oficio bodeguero hace décadas que por su plasticidad y originalidad, salió de las bodegas para ofrecer vinos de Jerez en ferias, celebraciones y eventos de todo tipo convirtiéndose quizás en la forma más genuina de promoción de los vinos de Jerez en el mundo.
Dado el interés que este arte suscitaba entre los sumilleres y barmen japonenses, el Consejo Regulador comenzó a homologar este título celebrando anualmente exámenes teóricos y prácticos para certificar la capacitación. Quince años después, una legión de más de 150 profesionales nipones cuenta con el título oficial de “Venenciador Oficial del Vino de Jerez”.
Los japoneses son conocidos por su profesionalidad y competitividad. No en vano en junio de 2015 los venenciadores japoneses establecieron un nuevo récord mundial de “mayor número de venenciadores veneciando simultáneamente”: 72 venenciadores de todo Japón se reunieron en Tokio para fulminar el anterior récord de venenciadores andaluces que estaba en 61.
El presidente del Consejo Regulador Don Beltrán Domecq, que asistió en Tokio al último examen, se ha mostrado muy satisfecho por la acogida: “El nivel de los venenciadores japoneses es impresionante. Muestran un interés y una profesionalidad fuera de lo común. Cuentan con una técnica muy perfeccionada y además es significativo que este año las dos ganadoras han sido mujeres.” Además añadió que “el éxito rotundo de esta nueva edición del examen muestra el interés de los profesionales nipones por el vino de Jerez y su cultura. Es sorprendente ver cómo el jerez ejerce su fascinación sobre personas de culturas tan diversas”.
El presidente del Consejo completó sus actividades de promoción con diferentes actividades de formación a profesionales y eventos en restaurantes de Tokio, que ponían el acento en el maridaje de los vinos de Jerez y la gastronomía japonesa, que en palabras de Domecq “tienen unos puntos de conexión y armonía fantásticos”.
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