30 junio, 2016
José Antonio López
Me encuentro con Tomás en Food Club, en la calle Cádiz, 90. Entren por la parte de Peris y Valero porque se equivocarán si van por Gran Vía. Ruzafa es muy grande y esta, donde estamos, es la otra parte de Ruzafa.
Dos muletas y el relato de un accidente que no tuvo que ocurrir, pero que sucedió por ir a esquiar y confiarse del todo. Hace tiempo de esto. Tomás está enfadado, no pensaba que iba a ser para tanto.
Me sorprende el local donde estoy. Es muy distinto a lo que pensaba que iba a ser el restaurante. “Es un local para divertirse, para pasarlo bien y al mismo tiempo poder degustar buena cocina”, me comenta Tomás.
Álex, el gran comunicador que me acompaña, sonríe. Sabe que me han pillado “fuera de juego”, y es verdad. Me lo había advertido, pero no le creía.
Food Club es un sitio acogedor con un personal totalmente entregado a su trabajo y al servicio que ofrecen, y que consigue que, desde el primer momento en que cruzas la puerta, te encuentres en familia. Pero la que tú eliges, no la que te viene impuesta.
Tomás viene de Argentina y ha sido un alma libre toda su vida. Posiblemente eso, la libertad, le permitió conocer sitios y situaciones y concentrar, en un solo local, las vivencias que otros no han tenido.
Muy joven viene a Mallorca y empieza a trabajar en la cocina de distintos restaurantes y bares porque tenía “un pequeño gusanillo gastronómico” que le viene de familia.
No quiere, como alma libre, que le cuenten nada. Tiene que ser él, quien lo descubra, y lo que descubre es que el camino no es, ni mucho menos, fácil.
Entra en restaurantes “de prestigio” y decide montar su propio negocio. Nace en l’Olivereta «La tasquita de Guitxan», especializada en almuerzos y tapas, sobre todo las tapas, donde Tomás descubre un mundo infinito.
“Consigo que las tapas sean como un plato pero un poco más pequeño. Tengo tanto respeto por esta forma de trabajar la gastronomía que no sale un plato a la sala si no lo he revisado y probado el tiempo que sea necesario”, afirma.
Producto fresco y de mercado. Raciones abundantes. Magnífico servicio y muy buenos vinos y cervezas. El precio, el justo. Nada caro para lo que ofrecen.
Y es capaz de dejar la conversación y meterse en la cocina y sorprendernos con un tartar de atún con chiles torrraos, manteca de cacahuete y cebollitas sobre fondo de maíz. Y me da en las narices (sabe que es un plato de mi devoción) con unas alcachofas que llevan una sorpresa en el interior que te invita a aplaudir. Y eso que no es la época y ha insistido en no servirlas. Yo insistí más en que sí.
Y probamos la focaccia de pollo al ajillo, el roll de cerdo ibérico, los rollitos de magret de pato glaseado con verduras chilli y hierbas, y las albóndigas de vaca vieja con…
La cojera no le impide a Tomás estar al mando de una cocina sorprendente y que les invito a conocer. Eso sí, vienen a comer bien y a pasarlo mejor; hay música, ambiente, locuras y mucho respeto. La atención, un doce.
Además tienen un menú de 20 € y les digo que pueden tomar tantas botellas de vino como quieran, porque su precio está al alcance de todos.
Food Club está en la calle Cádiz, 90. Tomás tiene otro local, La Tasqueta del Mercat, en Maestro Aguilar, 2, también en Ruzafa. El teléfono el 633 28 51 55.
De la Tasqueta, hablaremos otro día.
Con permiso.
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