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El vino más navideño

23 December, 2022

Imagen: Basotxerri

Imagen: Basotxerri

Mª Carmen González

Clavo, canela, anís estrellado, cáscara de limón o naranja, azúcar… y vino caliente. Estos son algunos de los ingredientes básicos del ‘glühwein‘ (literalmente vino caliente en alemán), la bebida estrella de los mercados navideños en buena parte de Europa que sirve para calentar el cuerpo en los fríos inviernos continentales y alegrar el corazón.

Es habitual en países como Alemania que la gente, al acabar de trabajar, se reúna con compañeros o amigos en los mercadillos de Navidad para patinar sobre hielo, jugar al curling (ice stock sport) o disfrutar de las actuaciones que se desarrollan en los escenarios mientras conversan alegremente y saborean un vino caliente. Este ‘glühwein’ suele ser tinto, si bien también puede elaborarse con vino blanco (weiBer glühwein) o incluso con rosado (winter rosé), al que se añade azúcar, corteza de limón o naranja y diferentes especias según el gusto, principalmente canela, clavo y anís estrellado, pero también otras como jengibre, cardamomo, pimienta de Jamaica o laurel.

Imagen: Peter Hahn Magazine

Imagen: Peter Hahn Magazine

Los vinos tintos afrutados de zonas de cultivo alemanas son muy adecuados para elaborar glühwein. Los aromas del vino que recuerdan a frutos rojos se expresan aún más fuertemente al ser calentados y dan lugar a una perfecta armonía con las especias. También se ofrecen vinos blancos calientes de variedades como Riesling o Müller-Thurgau y, desde no hace mucho tiempo, vino caliente rosado. Según la normativa, el glühwein se elabora exclusivamente con vino, se endulza y se especia. Está prohibida la adición de alcohol, agua o colorantes. La graduación alcohólica debe ser como mínimo del 7% e inferior al 14,5%.

A la hora de preparar el glühwein hay que asegurarse de que el vino no hierva ni se caliente en exceso, ya que además de evaporarse el alcohol y perderse los aromas frutales, pueden desarrollarse sustancias amargas.

El vino caliente de los mercadillos se sirve, normalmente, en tazas muy peculiares, con diseños que cambian cada año, y que la gente suele coleccionar. Cada mercado tiene su propia taza. Cuando se compra un glühwein se paga el vino y también el recipiente, a modo de fianza (pfand). Si al acabar la bebida no se quiere la taza, se devuelve al local y te retornan el dinero pagado por ella.

En algunos mercados, como en el de Nikolausdorf, en la ciudad alemana de Colonia, existe la posibilidad de adquirir un termo y así disfrutar mejor y en grupo de un vino siempre caliente mientras se conversa tranquilamente.

Aunque el dulzón glühwein es la estrella en los mercados de Navidad hay otras bebidas típicas elaboradas con vino u otros licores, como el feuerzangenbowle, una especie de queimada con vino tinto seco, limón, naranja, especias, ron y azúcar quemada; el bratapfelpunsch, un ponche con manzanas asadas y especias que también se toma caliente y al que se le puede añadir nata; el eierpunsch, ponche de huevo y vino blanco; el apfelpunsch, con vino blanco, manzana y especias, o el lumumba, preparado con chocolate y ron o coñac.

En los últimos tiempos otras bebidas están triunfando en las barras de los mercados navideños alemanes, como el ‘Hot Aperol‘, el tradicional licor de naranja amargo italiano al que se añade vino blanco caliente y una rodaja de naranja; el ponche de naranja y jeginbre; el ‘hot gin cider‘, con sidra y ginebra calientes, o el chocolate con Jägermeister, una bomba de relojería.

Mercados y gastronomía

En los mercados navideños, además de degustar estas especialidades, pueden comprarse todo tipo de objetos, especialmente adornos navideños y artesanía, así como una gran variedad de bebidas, como glühwein y ponches embotellados; licores de todo tipo de hierbas y frutas, del coco al lichi; cervezas; rones y ginebras…, e incluso absenta. Además, los puestos de comida son uno de los platos fuertes de estos mercados al aire libre, en los que es posible comer platos de diversos lugares del mundo, de las salchichas alemanas al langos húngaro pasando por los churros españoles.

Son típicos en los mercados alemanes el reibekuchen, una especie de tortitas de patata que se sirven con compota de manzana; los champiñones; el flammkuchen, una masa o baguette con nata fresca, bacon y cebolla; el salmón a la llama y, por supuesto, las salchichas en sus diferentes variedades. En cuanto a los dulces es habitual encontrarse con frutas cubiertas de chocolate, gofres, kürtőskalács (una masa cilíndrica con canela) y galletas de jengibre.

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