14 julio, 2022
Jaime Nicolau
Con una fuerza arrolladora y llenando las calles de los pueblos de vida, el mundo del vino se ha convertido en la auténtica locomotora de los territorios de interior de la Comunitat. Con una oferta excelentemente estructurada al abrigo de tres Denominaciones de Origen (Valencia, Utiel-Requena y Alicante), una IGP (Castelló) y el fenómeno del Cava de Requena, y vertebrada con cuatro Rutas del Vino (Utiel-Requena, Valencia, Alicante y Castellón) unidas en la Federación de Enoturismo de la Comunitat Valenciana.
Es un fenómeno que ha llegado para quedarse y cuya explosión queda claramente de manifiesto por el creciente volumen de reservas de cada bodega, alojamiento museo o restaurante. Pero para ser más exactos vamos con un informe que sirve para describir a la perfección el perfil del enoturista. La Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) realiza un seguimiento del fenómeno del turismo del vino en España desde 2008, siendo la única entidad que estudia con carácter sistemático la evolución del enoturismo en nuestro país.
ACEVIN ha presentado el decimocuarto Informe Anual de Visitas a Bodegas y Museos del Vino asociados al club de producto Rutas del Vino de España. Este informe, elaborado a través del Observatorio Turístico de las Rutas del Vino de España, recoge los datos referidos al año 2021; unos datos que se revelan más que alentadores pues, en comparación al año anterior (cuando el enoturismo, igual que el resto del sector turístico, tuvo que afrontar el fuerte impacto provocado por la pandemia mundial de la Covid-19) suponen un aumento del 101,49 % en la cifra de visitas.
El número total de visitantes a las bodegas y museos del vino asociados a Rutas del Vino de España fue de 1.640.800, frente a los 814.323 que se registraron en 2020. El aumento de visitas ha llevado consigo, igualmente, un aumento en la repercusión económica de la actividad turística asociada a estos dos agentes (bodegas y museos del vino). Así, si en 2020 el impacto económico se redujo en un 72,5 %, las cifras del nuevo informe reflejan un aumento de 130,5 %, lo que supone un total de 54.288.211 euros. Una cifra que solo atañe a bodegas y museos, y a la que habría que sumar la correspondiente a otros gastos en destino derivados del alojamiento, la restauración, las compras o las actividades, por lo que el impacto total sería mucho mayor. Considerando que un tercio del gasto realizado por los visitantes corresponde a bodegas y dos tercios al resto de conceptos, la cifra estimada de impacto económico se acercaría a los 160 millones de euros.
Estas cifras son, sin duda, la constatación de la recuperación del enoturismo en nuestro país. Una recuperación que se ha producido de manera más rápida e intensa que en otros sectores y que se debe a las propias características del producto enoturístico basado en: la desestacionalización; los espacios naturales, amplios y casi siempre al aire libre, percibidos ahora también como más seguros; una completa oferta de servicios; la calidad, contrastada y auditada; la diferenciación y potenciación de la identidad de cada territorio; y una adecuada segmentación, así como a la gran capacidad de resiliencia.
En pareja o con amigos
Uno de los aspectos más destacados del estudio y una excelente herramienta para bodegas y resto de agentes que participan del enoturismo en las cuatro rutas de la Comunitat Valenciana es conocer a los winelovers más destacados. En el informe se muestran los datos correspondientes a la composición del grupo de viajeros del vino de acuerdo a la naturaleza de los mismos. Este aspecto resulta especialmente importante, teniendo en cuenta la situación de pandemia y las diferentes restricciones que desde las rutas se impusieron al volumen de los grupos de visita. Los presentes datos nos permiten conocer si los visitantes se mueven preferentemente en grandes grupos organizados (colectivos, asociaciones, etc.) o si, se desplazan en unidades familiares, parejas o grupos de reducidas dimensiones. Y es aquí donde podemos observar que continúan destacando los viajes en pareja (49,95 %) y los viajes en grupos de amigos (28,19 %), frente al resto. De estos grupos, el primero ha aumentado y el segundo ha disminuido, respecto al período anterior. Las familias con niños representan un 12,14 % y, familia sin niños, un 3,38 %. Teniendo en cuenta que el primer grupo ha aumentado desde el período anterior y que es superior al segundo, sería razonable considerar al enoturismo como una alternativa vacacional familiar. El volumen de las personas que viajan solas continúa su tendencia en alza llegando a alcanzar el 4,65 % del total. Mientras, el porcentaje de enoturistas que viajan en grupo organizado o incentivo tan solo alcanza el 1,69 %.
Estancia Media y tipo de alojamiento
Una vez sabido quién es el visitante, toca saber más de él y sus preferencias. La estancia media es una variable que no había registrado aumentos durante un largo período pero este año sí lo ha hecho, igual que ocurrió en el anterior. De 2,41 días se ha pasado a 2,45 días. Un ascenso tímido pero que refleja una tendencia al alza muy positiva para el sector. Resulta clave y estrictamente necesaria la cooperación de los diferentes agentes turísticos que componen cada ruta del vino para fomentar que el enoturista alargue su visita al territorio.
El siguiente punto de interés entonces sería conocer por qué alojamientos apuesta el turista del vino. La preferencia de los enoturistas por establecimientos hoteleros que se repetía en los informes de los años anteriores se ha alterado. Como ya ocurrió en el año 2019, el alojamiento rural ha superado a los hoteles de categoría superior a la hora de elegir el lugar donde hospedarse durante la visita a las Rutas del Vino de España. La opción Casa de amigos-familia también ha experimentado un aumento considerable y ha pasado a ocupar el segundo lugar, con un 20 % de elección. Qué duda cabe que los efectos provocados por la pandemia han influido en este cambio de opciones. El enoturista (igual que el turista en general) percibe ahora los alojamientos hosteleros de manera diferente y muchos de ellos buscan y priorizan aquellos que están en entornos más ‘aislados’ o que tienen capacidades más reducidas.
Actividades preferidas
¿Y con qué actividades complementa ese viaje? La visita a bodegas continúa siendo, un año más, la actividad más solicitada por los visitantes: un 65 ,41 % ha realizado alguna de esas visitas durante su estancia en una ruta del vino. Es un porcentaje inferior al registrado el año pasado y que puede explicarse atendiendo al número de bodegas que han permanecido cerradas durante la pandemia y a las restricciones que se aplicaron a estas visitas para prevenir las aglomeraciones. A pesar de ello, se da la particularidad de que la media de bodegas visitadas es ligeramente superior, pasando de 1,97 a 2,04. La agenda turística de los visitantes se completa con otras actividades, tales como Visita a pueblos (62,62 %) y Disfrutar de la gastronomía local (44 ,46 %). Así, los municipios que pertenecen a cada ruta del vino ven incentivada su actividad económica gracias a la visita del enoturista. Con cifras similares le siguen: Compra de vinos (41,26 %) y Degustación de vinos locales (39 ,61 %). A pesar de que ambos han bajado sus porcentajes de participación, siguen representando dos de las actividades más relevantes.
Actividades en la naturaleza (27,63 %), Visitas a museos del vino (26,99 %) y Visita/actividad en viñedos (18,48 %) han estabilizado sus porcentajes de participación. Por último, en menor medida, se encuentran las siguientes: Actividades culturales (17,50 %), Evento enoturístico (8,32 %) y Curso de catas (7,13 %). Si comparamos con el estudio precedente vemos que todas las actividades se han mantenido en cifras muy similares, exceptuando las Actividades culturales, que han descendido cinco puntos. En líneas generales, se puede afirmar que las actividades más demandadas por los enoturistas son aquellas que tienen una estrecha relación con el mundo del vino. Por otro lado, también destacan con creces las actividades realizadas en el entorno de la ruta del vino, es decir, visitas a los municipios que la conforman, la gastronomía local, los entornos naturales… Es de vital importancia comprender la compenetración entre actividades para poder desarrollar acciones turísticas conjuntas.
Gasto medio del enoturista
Y con todos estos ingredientes llegamos a uno de los datos más importantes de todos. Es el de cuánto está dispuesto a gastar un enoturista. Y la tendencia confirma que es el turista de mayor calidad de cuantos recibimos en España, tanto nacional como internacional. El gasto medio por persona ha experimentado en el presente período un crecimiento sin precedentes, exactamente, de 11,07 €, respecto al período anterior, alcanzando la cifra de 173,12 €. Restauración y bares continúa siendo el capítulo que registra un mayor gasto medio diario por persona (42,87 €/día), seguido de nuevo por Alojamiento (39,81 €/día), experimentando ambas un leve ascenso. Le siguen Compras de vino (35,33 €/día), Visitas a bodegas (20,83 €/día), Visitas a museos (10,42 €/día), Regalos (14,08 €/día) y Otros conceptos (10,27 €/día). A partir de estos datos podemos obtener el gasto medio por estancia si multiplicamos el gasto medio total por persona y por día por la estancia media (2,45 días). Así, obtenemos que el gasto total por estancia asciende a 424,14 €
Según el informe de Acevin podemos apreciar un ligero ascenso general de prácticamente todos los capítulos de gasto con respecto al período correspondiente al año 2020. Destaca el gasto en compras de vino que, lejos de seguir su tendencia decreciente, crece en 4 €. En lo que se refiere a Visitas a bodegas, los datos muestran un ligero descenso en el gasto respecto al período anterior. En esta ocasión cabe achacarlo a la limitación del número de bodegas abiertas al público durante los meses de restricciones provocadas por la pandemia. Aunque este descenso no supone una cantidad significativa, es cierto que esta actividad es una de las más relevantes, por lo que habrá que estudiar atentamente el comportamiento de esta partida en el próximo informe para constatar la eventualidad aludida.
En cuanto al gasto medio diario del enoturista, en este último período se ha alcanzado una cifra superior al año pasado, 173,12 € por persona y día frente a los 162,05 € de 2020. El dato también es superior al gasto del turista general extranjero (gasto medio diario de 147 € según último dato publicado por el INE–EGATUR correspondiente al año 2021).
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