22 February, 2024
Jorge Corella
Es normal que las grandes ciudades llamen la atención, pero también hay villas como la de Requena que han aprovechado una gastronomía y una cultura rica, que se suma a su gran atractivo para los amantes del vino, para convertirse en un lugar que merece ser disfrutado por igual.
En el ámbito vitivinícola ocurre algo similar, pues existen grandes firmas que con solo mencionar su nombre son reconocidos sus vinos y proyectos. Sin embrago, no deben olvidarse otras bodegas que a través de su cercanía y familiaridad consiguen crear una alternativa de alto nivel. El primer ejemplo de ello es Bodegas Rodeno.
En ocasiones, la inmediata realidad nos incita a olvidar el camino que nos ha llevado al lugar en el que nos encontramos. Por ello, para poder reconocer en la actualidad a Bodegas Rodeno debemos volver a sus orígenes. Los inicios de esta firma se producen oficialmente en 2006, año en el que el equipo de la bodega adquiere su primera finca en Hortunas, una pedanía de la villa de Requena.
Sin embargo, aunque no darían el paso definitivo hasta mediados de los 2000, los propietarios ya recorrían bodegas en el año 1990, buscando el lugar perfecto para afincar su proyecto. Una de las bases que formaron parte desde un inicio fue su apuesta por un viñedo ecológico, una idea que pudieron poner en marcha en el año 2011.
Desde sus primeros pasos, la firma dirigió sus miras hacia la elaboración de vinos propios con personalidad y carácter, apoyándose siempre en la tierra y en el respeto por los procesos naturales de las viñas.
La importancia que tiene el terreno y la naturaleza para Bodegas Rodeno se ve reflejado en las 23 hectáreas de paraje natural que rodean a la bodega y que forman parte de ese todo que construye la marca.
En sus primeros años, Bodegas Rodeno contaba con 13 hectáreas de viñedo, que actualmente se han convertido en 22 hectáreas repartidas entre las variedades bobal, chardonnay, tempranillo y macabeo como principales cepas, acompañadas de sauvignon blanc.
Es cierto que el viñedo ecológico es una propuesta que ha crecido en los últimos años, fomentando la tendencia de apostar por este tipo de plantaciones. Sin embargo, cuando esta “moda” pasa a ser parte de tu legado desde prácticamente el inicio, esta apuesta pasa a ser una convicción personal que define un proyecto como el de Bodegas Rodeno.
A partir de todo ese trabajo en viña, y posteriormente en bodega, en el año 2020 nace el primer vino de la marca: Rodeno Tinto Madurado, un vino elaborado con las variedades tempranillo y bobal; y sometido durante más de 6 meses a una maduración en barrica de roble francés. Ese fue el primer destello de realidad de la firma que se engloba dentro de la DO Utiel-Requena.
Ya después de él llegaron el Macabeo, el Sauvignon Blanc, el Chardonnay y el Crianza. Además, a esta línea de productos se sumará próximamente el monovarietal Bobal 2021.
Actualmente, la bodega cuenta con una producción total que varía entre las 10000 y las 12000 botellas, dando lugar a vinos únicos en los que la premisa central es la elaboración de productos artesanales con esencia y de calidad.
En este proceso de elaboración toma una gran cuota de protagonismo Luis Ángel Morales, viticultor y enólogo de la bodega desde el inicio del proyecto. Este tiempo de convivencia le ha permitido adaptarse al terreno y sobre todo al proyecto planteado. Todo este camino juntos ha dado como fruto las referencias que la bodega presenta, y que, sin su trabajo no sería posible.
La primera de las referencias de Bodegas Rodeno es su Crianza 2020, un tinto que nace a partir de las variedades tempranillo (80%) y bobal (20%), contando con un periodo de 12 meses en barrica de roble francés y otros 12 meses de reposo en bodega.
El primer blanco que presenta la bodega es su Macabeo 2020, un vino de guarda elaborado de forma artesanal con las variedades macabeo (80%) y chardonnay (20%). En el proceso de elaboración cuenta con una crianza de 8 meses sobre sus lías en un depósito a temperatura controlada. Este monovarietal da pie a la inclusión de los blancos en el repositorio de la bodega requenense.
Entre los blancos aparece el Chardonnay 2021, un vino sometido a una fermentación en depósito a temperatura controlada durante 8 meses sobre sus lías. Este monovarietal es un blanco de guarda superior que se caracteriza por su redondez en boca.
Por otra parte, el Sauvignon Blanc 2021 es un blanco de guarda superior sometido, al igual que el monovarietal de chardonnay, a una fermentación en depósito a temperatura controlada durante 8 meses sobre sus lías.
Uno de los elementos que influyen en la elaboración final es el entorno natural, en el que la orografía, su ubicación en La Finca de Los Rodenos y la influencia mediterránea son condicionantes importantes. Además, uno de sus pilares en la producción de vinos es la necesidad de los bodegueros por entender y respetar el reposo y los ciclos naturales de las viñas, aprovechando a su vez, la riqueza y variabilidad del subsuelo en el que su ubican sus parcelas.
Sin embargo, aunque es el propio producto el que centra gran parte del protagonismo, en Bodegas Rodeno siempre han estado pendientes de crear una experiencia completa para los amantes del vino.
Por ello, entre las áreas de trabajo de Julio, Sergio y Jose se encuentra el mundo enoturístico, del que la bodega ya forma parte con las visitas a sus instalaciones que se caracterizan por su cercanía y familiaridad. Era imposible no mostrar a sus clientes el entorno único que ofrece La Finca de Los Rodenos. Esto, sumado a la amabilidad de los propietarios de la firma, hacen de la visita todo una experiencia.
Lo que ellos llaman “enoturismo a la carta” es un concepto que en su caso adaptan al cliente y sus preferencias, pudiendo abarcar desde una visita a la bodega hasta una comida con embutidos de Requena en la que los vinos Rodeno actúan como anfitriones perfectos para estos productos.
Este es solo un ejemplo más del carácter familiar que ha adquirido la bodega desde su fundación en el año 2006. Desde entonces, la cercanía con los clientes y la apuesta por un vino artesanal, natural y de calidad se han convertido en pilares fundamentales para la firma.
En este esfuerzo por conseguir acercar a sus clientes a productos ligados a su tierra, desde Bodegas Rodeno siguen en continua evolución para conseguir que sus vinos naturales tengan el menor impacto sobre el paisaje que rodea a la finca, para así, poder conservarlo.
En esencia, son esta pasión por el mundo del vino y el respeto por la naturaleza los detalles que desde la bodega buscan reflejar en sus diferentes referencias. Con la cercana llegada del nuevo bobal, la bodega requenense quiere darle el protagonismo a la uva por excelencia de la región valenciana, pues, aunque estaba presente en la línea de productos, su presencia era bastante menor a la que tendrá en este nuevo vino.
Bodegas Rodeno es una apuesta personal de Julio, Sergio y Jose, que junto con la gestión administrativa de Verónica y siempre de la mano del viticultor y enólogo Luis Ángel Morales, para darle forma a este proyecto que basa su punto diferencial en la apuesta por unos vinos naturales, artesanales y de calidad, y por otro lado, un enoturismo en petit comité y “a la carta”.
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