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Mil grullas dónde irán

David Blay Tapia
Es inevitable hacer el paralelismo con la mítica canción de Duncan Dhu cuando alguien te habla de una manada numerosa de pájaros. Aunque Mil Grullas tienen pinta de ser más pacíficas que Cien Gaviotas. Al menos, sí las visitas en la zona del Cedro en Valencia.

No hace demasiado que pronunciar la palabra Izakaya en la capital del Turia conducía a la ignorancia. Pero la irrupción de Tora y la evangelización de las tapas japonesas desde la barra de Momiji descubrió a los lugareños el concepto de taberna nipona. Y dio pie a pensar en abrir un restaurante así.

Decidió Vanessa Lledó, tras formarse en el CDT, que su cocina sería asiática. Y se empapó en un viaje por el sudeste del planeta que le llevaría a la puerta del Museo Memorial de La Paz de Hiroshima. Allí descubrió la historia tras la estatua de una niña llamada Sadako Sasaki. Y decidió en aquel instante el nombre de su local.

Mil son las grullas de papel que construyó con sus manos a la afectada por la bomba atómica, siguiendo la leyenda que decía que aquel que las hiciera obtendría un deseo para poder curar cualquier enfermedad presente en su cuerpo. Y aunque no sobrevivió, su imagen quedó para siempre ligada a la paz.

También son mil las que cuelgan del impresionante árbol que te recibe en el local cuando cruzas la puerta. Un lugar sencillo. Agradable. Con un servicio y un ritmo de salida de platos muy destacable. Pero, sobre todo, con unos precios, una variedad y una calidad de producto muy recomendable.

Todo son pequeñas raciones para poder llegar a los postres (esos mochis hechos de manera artesanal que les deben llevar horas), pero que sacian la curiosidad del visitante, su hambre y le llevan a pagar gustoso una cuenta más que razonable. Incluso con la opción de probar horario de comidas los fines de semana, pues entre semana solo abren por la noche.

Seis tipos de Gyozas. Baos que huyen de las modas y respiran autenticidad. Gambas crujientes aprovechando el gran género que les otorga la Comunidad Valenciana. Carnes (algo especiadas) como las costillas. Pero, sobre todo, variedades donde incluso los vegetarianos pueden plantearse pegarse un festín. Un sitio mágico. Otro más en la ciudad. Y seguimos.

. ME ENCANTÓ.- Que me explicaran los sabores que desconocía, arriesgarme a probarlos y (casi siempre) acertar.

. A PEDIR SIEMPRE.- Gyoza de shaomai ibérico y gamba.

. PUEDE GANAR PESO.- Que la costilla tenga un sabor más equilibrado y que te digan que el bocadillo vietnamita puede llenarte un poco.

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