Déjate seducir por el mundo del vino

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El amigo “espabilao”

141208 espabilao

José Antonio López

Como cada jueves, he quedado con la peña para tomar un bocata y hacer la quiniela que, como hace lustros, es la única esperanza para salir de la crisis, esa que sólo padecemos unos pocos.

Los que trabajamos.

Somos doce “amigos” y alguno que se cuela de vez en cuando y que suele ser el que más sabe, el más “recomendao” y el que siempre falla. Eso sí, se sabe de porteros, de defensas, de medios y de enteros más que un entrenador…, pero siempre falla.

Se le acepta porque viene con un amigo del alma que lo trae para que se distraiga un rato y no le dé la vara a la parienta con lo de que no encuentra curro y que ya ves cómo está todo, y que no hay derecho y que ya vendrán los míos y…

Los que peinamos canas, muchas canas, nos conocemos la letanía.

Como cada jueves, después de hacer la quiniela que nunca toca y que tampoco nos sacará de la crisis, esa que sólo padecemos los que trabajamos, alguien tiene la brillante idea de que deberíamos “almorsar” que si hay comida en el día que no hay que perder, es el “almuerso”.

Bocata al uso, cacaos, olivas, vino con gaseosa o tercio que también queda bien.

En invierno, mejor el vino, y si es peleón, pues mejor.

No se me olvide del carajillo.

Antes eran de Terry, ahora con lo de la modernidad, hay quien lo toma de gïisqui y los más osados de ron.

Habrá que escribir un libro sobre gustos, porque me han dicho que sobre gustos no hay nada escrito.

El caso es que, al quinto cacao y séptimo vaso de vino con gaseosa ,a más de uno se le pone la nariz un tanto pimentona y comienza con los mítines.

El “agregao” que es el amigo que trae otro amigo… ustedes ya me entienden… suele ser el que más roja tiene la napia y, además, se le contagia a los pómulos.

Tipo Heidi de aquellos dibujos tan tiernos.

El tema es que el susodicho se pone en plan prota y pide más vino, más cacaos y más de todo. Agua de floreros incluida.

Y no vean cómo se anima uno cuando alguien pide y pide y uno no se da cuenta de que luego hay que pagar.

Esto es un almuerzo de padre y señor mío.

Y se pide la cuenta y el “agregao” invitador siente una imperiosa necesidad de ir al baño. O se dejó la cartera en casa. O pensó que llevaba más dinero. O acababa de pagar una factura de la luz y le ha costado más de lo que ponía el recibo o (espacio para que ustedes pongan todas las excusas que hayan oído. No se preocupen hay espacio suficiente.)

Al final siempre pagamos los mismos. Los que trabajamos pese a la crisis esa. Pero, de verdad, ¿conocen o tienen cerca a un “agregao” de estos a los que me refiero? ¿ Les importaría compartir su experiencia con nosotros?

Si les sirve de pista o de inspiración, les diré que ayer volvimos a encontrar a un invitado que había desaparecido durante dos semanas en el momento justo de pagar.

Nos dijo que había sido abducido por extraterrestres.

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