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Benoit Dussart: ”Mi pasión por los vinos me hizo dejarlo todo”

21 November, 2019

Javier Nácher / vídeo: Vicente Escrivá
La mayoría de los consumidores de vino suele elegir uno u otro por el sabor, la marca, la denominación de origen o quizás por una recomendación de un conocido. Pero, ¿cuánta gente conoce la historia que hay detrás de cada bodega? A veces, esas historias no tienen mucho que contar, pero este no es el caso de la bodega Dussart Pedrón. Una bodega con influencia francesa en el corazón de la DO Utiel-Requena. Sus fundadores, Benoit y Silvia, encarnan la filosofía de la bodega, siendo él del norte de Francia y ella de Los Pedrones (Requena): un pueblo de apenas 200 habitantes y donde está situada la bodega de Dussart Pedrón.

¿Qué te impulsa a venir tu último año de carrera a Valencia?

Lo primero, es que quería cambiar de aires. El clima es muy bueno aquí y eso me atraía mucho porque yo soy del norte de Francia y allí el clima es muy frío. También tenía un buen amigo que sabía bastante más español que yo, que quería emprender esta aventura. Así que emprendimos el viaje para aprender una nueva cultura, un país diferente y seguir estudiando pero, fuera de casa. Además, que es una buena experiencia para incluir en el curriculum porque demuestras que te adaptas y que estás abierto a nuevos retos.

Estudiaste la carrera de Ingeniería de Caminos, ¿De dónde te sale entonces la pasión por el vino?

La pasión por el vino la he tenido desde siempre. Mis abuelos, mis padres, mis tíos, en general toda mi familia es muy aficionada al vino. Entonces, desde pequeño he hecho muchas catas de vinos y he ido aprendiendo poco a poco cómo se elabora.

Acabas la carrera, vuelves a casa y tanto tú como tu mujer ejercéis vuestras respectivas profesiones (ingeniero de caminos y profesora de matemáticas), ¿qué es lo que os impulsa a dejarlo todo y dedicaros al mundo del vino?

Lo cierto es que llevábamos 13 años en el mismo trabajo. En concreto el mío, director de obra, es un trabajo muy duro, muy estresante que, aunque me gustara mucho, no me veía toda la vida desempeñándolo. Cuando me jubilase, no me sentiría realizado. Entonces a raíz de esto, hablé con Silvia, mi mujer, y como mi suegro se había jubilado hacía cuatro años y la bodega seguía sin usarse, decidimos dejarlo todo y dedicarnos a hacer nuestro propio vino.

Esta bodega llevaba en desuso desde los años 60, ¿cómo encontrasteis la bodega y qué dificultades tuvisteis al principio?

Antiguamente, antes de que se formase la cooperativa, la gente de la zona hacía sus propios vinos en casa y los vendían por su cuenta. Cuando entramos por primera vez en 2017 a la bodega, había fugas, la mitad del techo estaba caído, el suelo estaba embarrado y solo se utilizaba como almacén para guardar productos agrícolas. Entonces decidimos hacer una reforma grande para darle una segunda vida a la bodega. Optamos por dejar el pilar central y las paredes. Se hizo entre abril y mayo de 2017, la llevaron a cabo los arquitectos CRUX, que son familiares nuestros y la idea era mantener lo máximo posible de la antigua bodega. El resultado es una mezcla de antiguo y moderno.

¿Qué quieres transmitir con ese contraste antiguo-moderno?

El objetivo era preservar al máximo la estructura de la bodega y transmitir que antes fue bodega, luego durante un tiempo no, y ahora por fin vuelve a serlo.

Hacéis la reforma, y de repente el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana os da el premio de ‘Intervención de edificios existentes’. ¿Os lo esperabais?

Para nada, porque era un proyecto pequeño para una bodega pequeña. Inesperado tanto para nosotros como para los arquitectos que se encargaron de la intervención. Pero al final, cuando las cosas se hacen con mucho cariño suelen darse resultados como este.

Fotografías hechas por Milena Villalba.

En relación a tus estudios y la profesión que ejerciste cuando acabaste la carrera, ¿has seguido aplicando conceptos a la bodega?

Fue un giro de 360º. Lo que noto mucho es el hecho de que antes tenía mucha gente a mi cargo, bajo mi responsabilidad, y ahora trabajo prácticamente solo, que es justamente lo que buscaba. Es algo muy distinto en todos los aspectos.

Tan solo dos años tras la reapertura de esta bodega y el pasado mes de mayo, Robert Parker valoró dos de vuestros vinos con 91 puntos. En tan poco tiempo parece que empezáis a recoger buenos frutos, ¿no?

Fue una gran sorpresa. Una valoración tan alta en tan poco tiempo no entraba en nuestros planes. A mí siempre me ha gustado el vino, pero cuando tú haces algo y te gusta, quizás no tienes una visión muy objetiva sobre tu trabajo. Sin embargo, si es una persona que no conoces de nada y con tanto prestigio en este mundo, significa que lo estás haciendo bien. El proyecto empezó positivamente pero ahora viene lo más difícil que es intentar mantener el listón.

Tu pasión por el vino nace prácticamente contigo en Francia, desde pequeño. ¿Qué crees que te aporta ‘la cultura reina del vino’ a la hora de elaborarlos aquí en Valencia?

Los vinos franceses son muy distintos a los de aquí. La línea que seguimos en esta bodega es usar variedades autóctonas y elaborarlas con un estilo más próximo al del norte de Francia. Son los vinos que me gustan a mí y por eso intento diferenciarme de esta manera con los demás vinos de aquí. Vinos finos, elegantes y con mucha frescura. A lo mejor si catásemos estos vinos a ciegas, no pensaríamos que fueran de esta zona tan del sur, quizás serían más propios del norte de España o del sur de Francia.

Fotografías hechas por Milena Villalba.

¿Tus padres están implicados en la bodega de algún modo?

Sí, ellos se dedican a promocionar mis vinos por Francia y Bélgica. Por ahora, mis padres acuden a dos ferias en Francia: una en Les Mazures y otra en Rethel. En Bélgica hacen una en Bertrix. Tanto en esos países como en Alemania tenemos bastante mercado y nos va bien.

¿De qué viñedos nacen vuestros vinos?

En total tenemos 18 hectáreas. Para el proyecto de la bodega dedicamos entre tres y cuatro. El resto se vendimia y se vende como uva a la cooperativa de Los Pedrones. Solo cogemos las parcelas más viejas, como por ejemplo, la parcela de Bobal que se plantó cuando nació mi suegro, es decir, hace 72 años. Son bobales viejas que echan poca cantidad, uva concentrada. Son cultivos de secano en vaso y ecológicos. La parte Garnacha es un viñedo también en vaso, secano y que tendrá un poco más de 40 años.

¿Qué vinos podemos comprar de vuestra bodega?

Al principio empezamos con dos vinos, ahora tenemos tres y pronto tendremos cuatro. Los dos del principio que son dos monovarietales, Le Bobal y Le Grenache. En 2018 sacamos un rosado que es un coupage de las tres variedades, garnacha bobal y tempranillo. Y en breve lanzaremos uno nuevo que es un tempranillo 100% que lo hemos llamado Le Cencibel.

¿Dónde podemos encontrar vuestros vinos?

Están en la charcutería tradicional de Requena, en la avenida principal, también en la vinoteca Benito y en Valencia estamos en Navarro Bodeguero y en varios restaurantes de gama alta.

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