5 September, 2017
La quinta generación de la saga Valsangiacomo ha encontrado con el proyecto de San Juan, su manera de devolver a la tierra lo que esta ha dado a su familia durante generaciones. Es un homenaje a la misma, al terruño, a la viña, a la bobal en estado puro. Y es que Arnoldo, enólogo de la firma, y también biólogo, representa bien a las claras todo lo que este proyecto significa.
Si todos sus hermanos lo tuvieron claro, él “enloqueció” al ver el potencial de aquellas cepas de bobal viejo y las posibilidades en las elaboraciones de unas instalaciones que han preparado a conciencia, con los antiguos depósitos de hormigón como corazón del proyecto.
Esos son los principales pilares, el resto es pura pasión. Y el personaje de hoy, Arnoldo, la vive a su manera. Como aislado del mundo, desde un segundo plano voluntario que sólo traspasa en algunas ocasiones, aunque siempre reconociendo que no es lo que más le agrada, Arnoldo contempla esos bobales con la responsabilidad de trabajar con una materia prima excelente. Perdiendo la mirada en el horizonte de ese mar de viñas…
Mima la viña con todo su empeño y junto a sus hermanos, y al apoyo del equipo técnico de Valsangiacomo con el incombustible Modesto como bastión, han logrado situar el proyecto de San Juan entre los más punteros de una Utiel-Requena que vive un momento dulce de la mano de la autóctona bobal.
Y la verdad es que alegra ver cómo las cosas bien hechas tienen los resultados que merecen. Porque Arnoldo y sus hermanos Carlos, Marta y María están logrando un nivel muy alto con un proyecto que les ilusionó e ilusiona, pues su potencial sigue siendo infinito.
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