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Visita a Chozas Carrascal: Atrapados por el hechizo mágico

25 septiembre, 2020

Texto: Jaime Nicolau / Fotos y vídeo: Vicent Escrivá
Chozas Carrascal es una de esas bodegas que engrandecen el origen. Los amantes del vino que tengan en mente el concepto de ‘château’ francés, entenderán rápidamente por qué todo el que visita esta bodega requenense queda prendado de sus encantos para siempre. La finca envuelve una bodega que combina historia con vanguardia rodeada de obras de artistas valencianos de variadas disciplinas. Una bodega que ha ido creciendo poco a poco sumando atractivos a una oferta como pocas en las que conviven la casa y la bodega antigua, un mirador vanguardista espectacular con un museo de etiquetas de todo el mundo, una mágica ‘cripta’ como sala de barricas… y unos vinos excepcionales como resultado de esa pasión por el origen.

Hoy vamos a hacer una visita real, tal y como la familia López Peidro la lleva a cabo con sus miles de visitantes. Más de 6.000 al año y con un crecimiento excepcional, en torno al 30%, en el verano que acabamos de cerrar. Hacemos el viaje de la mano de Subaru Valencia y la DOP Utiel-Requena a los mandos del polivalente Outback de la firma japonesa, un gran aliado para recorrer cada mágico rincón de la finca.

Vamos a contar con unos guías de excepción. María José hija en la parte de bodega, Julián hijo en el campo y la elaboración y Julián poniendo la historia del proyecto.

Siguiendo los pasos que emprendieron hace más de dos décadas sus padres Julián López y María José Peidro, Julián y María José representan el relevo generacional de una firma que mantiene el encanto familiar con el que nació. Poco a poco la segunda generación va incorporando su propio sello, representado por una nueva serie de vinos más transgresores que Julián dibuja en la parte técnica y María José engrandece en la faceta del marketing y la comercialización. Primera y segunda generación conforman una fórmula absolutamente ganadora, que ha convertido la bodega en referencia obligada para la crítica especializada, y lugar de peregrinación para los enoturistas.

Serpenteamos el camino que lleva a la estación del AVE hasta tomar el desvío hacia el manantial de San Benedetto, Chozas Carrascal y la almazara Oli-Oli. Las dos Ces (Chozas Carrascal) nos adentran en un mundo mágico. Nos recibe María José López en el mirador, al que ella misma define como «la atalaya de Chozas Carrascal. Aquí recibimos a las visitas. Es un mirador a nuestro origen, al viñedo. Alberga el museo de etiquetas Aurelio Vicente, amigo íntimo de mis padres y coleccionista de etiquetas que nos ha cedido toda su colección. Tenemos más de 350.000 físicas de todo el mundo y más de un millón y medio de forma digital».

Salimos y ascendemos unos cuantos escalones hasta un balcón sublime, con vistas a la finca. Aquí sirven en ocasiones el aperitivo cuando el tiempo lo permite. Julián López (padre) pasea entre hierbas aromáticas y olivos. «Estamos en un enclave privilegiado. A 65 kilómetros de Valencia y a 1,15 h de Madrid en AVE. Tenemos una altitud entre 700 y 800 metros y somos una zona privilegiada para el viñedo», comienza explicando. «Eso y que mis abuelos eran de Requena, nos impulsó a mi mujer y a mí a impulsar este proyecto a principios de los ’90».

Partimos hacia la viña. Hemos quedado allí con Julián López (hijo). Cuando el tiempo lo permite es una de las partes diferenciales de la visita a esta bodega. «El campo es fundamental para nosotros porque para elaborar nuestros vinos de Pago o los de Finca necesitamos una materia prima excepcional», argumenta. «La finca está compuesta de 100 hectáreas, de las que 70 son viñedo , con 11 variedades y diversidad de suelos, y 20 de olivar. Trabajamos en ecológico desde 2005 y cada vez intentamos hacer la bodega más sostenible con proyectos como el de placas solares para ser más autosuficientes energéticamente».

Regresamos a la bodega. Nos espera de nuevo María José para llevarnos al ‘Santuario’ de Chozas Carrascal en el que reposan los grandes tintos de la casa: los clásicos y los nuevos productos que se van incorporando de la mano de la segunda generación como Materia o ANMA. Una espectacular nave de barricas subterránea, en la que empiezan a incorporar también fudres para algunas elaboraciones. Es un rincón mágico. El hechizo ya no tiene marcha atrás. El tiempo se para. El vino reposa sin prisa. Es la ‘cripta’ que esconde grandes tesoros. «Actualmente tenemos entre 300 y 400 barricas de roble francés. Cada variedad fermenta por separado en los depósitos de cemento y después pasa a las barricas. Es un lugar que también destila nuestra esencia. El viñedo marca nuestro origen, pero necesitas tiempo para elaborar vinos de alta expresión, y ese tiempo está en esta sala de barricas».

Estamos ya a estas alturas impregnados de todo el encanto de esta bodega. Nos espera la parte más romántica, la que dio origen a todo, la bodega antigua. Sentado en un taburete nos espera paciente Julián padre. Recuerda cómo cavando unas humedades cuando compraron la casa, el suelo se desplomó a sus pies y dejó al descubierto una joya de bodega antigua. A capazos sacaron cuanto pudieron y, como si una de las obras de arte que encuentras por la finca se tratase, la restauraron con mimo y esmero.

Y allí, rodeados de origen y tradición, catamos las nuevas creaciones de la segunda generación. Desfilan los nuevos ANMA, blanco y tinto, dos vinos de finca y excelente relación calidad/precio que van a dar enormes alegrías a la casa. Especialmente quedamos prendados del tinto. Y llegan palabras mayores. Mudare, un ejercicio de vanguardia en forma de vino blanco, con una etiqueta que cuenta una historia bellísima. Y aparece Materia, la ópera prima de bobal. Ese bobal que andaban buscando de viñas viejas hasta que Julián hijo ha dado con la parcela soñada. Un vino que llega con un pan bajo el brazo, los 95 puntos que le ha otorgado la Guía Peñín.

Y así, con mucha pasión y rincones bellísimos, es como la familia López Peidro conquista a todo el que los visita. Una experiencia única, que nuestra memoria guardará en el rincón de los grandes recuerdos.

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5 comentarios en Visita a Chozas Carrascal: Atrapados por el hechizo mágico

Angel el 25 septiembre, 2020 a las 9:39 am:

Tuve la inmensa suerte de visitar la bodega y tuve más suerte, si cabe, de ser guiado por una mujer extraordinaria, inteligente, guapa y super simpática, María José López Peidro, me dejó impactado, no la conocía y hace años de esto. Dicho esto, es imposible que engañe en sus comentarios, he probado sus vinos y me gustan mucho, no he probado los blancos ya que el tinto, al menos para mi, es menos agradecido y por tanto refleja más si tiene calidad. El blanco, como digo yo, es muy agradecido. Veros, y en especial ver a esta mujer, ha alegrado mi día. La visita a la bodega es muy recomendable. Pido disculpas si he molestado con mis comentarios a esta gran mujer pero lo deseab hacer. El cava está bastante acertado, creo que se debiera estudiar más el tema para hacer un cava que triunfase, y seguro que lo consigues

Angel el 25 septiembre, 2020 a las 9:41 am:

Para aquellos que sospechen de ser conocido por esta familia de bodegueros, os garantizo que no me conocen ni por mi nombre. Id a la bodega que os encantará

AURELIO el 2 octubre, 2020 a las 8:39 am:

DONDE PONE 500 ETIQUETAS FISICAS DEBERIA PONER 350.000 MIL

Monse el 1 enero, 2023 a las 5:24 pm:

Hola hacéis visitas para bodega los domingos

mmJaime Nicolau el 26 enero, 2023 a las 4:52 pm:

Si las hacen Monse. Llama a la bodega

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