11 octubre, 2021
La Manchuela es ya una referencia vitivinícola en el territorio nacional. Las bodegas de esta Denominación de Origen han incrementado la calidad de sus vinos consiguiendo conquistar el olfato y gusto de los expertos y amantes del vino. Aunque ha sido paulatino, su éxito es más que evidente. Pero su calidad es de siempre. Un renombre que también viene marcado por las variables estratégicas de su geografía que detentan el carácter de sus botellas.
Hablamos del magnífico trabajo de bodegas como Villavid, un proyecto que desde 1952 mantiene sus raíces más identitarias, aprovechando las bondades de su terruño para desarrollar un vino que a día de hoy alcanza su máximo esplendor. Para ser concretos, un proyecto que habita en la localidad conquense de Villarta y cuya variedad más usada, con más de 1.100 hectáreas agrícolas plantadas, es la bobal: la variedad autóctona de la región.
Sus viñedos crecen en un enclave único que dota de personalidad a sus vinos. Su ubicación en la llanura de las hoces del río Cabriel está influenciado por un viento solano que favorece la formación de polifenoles y que en consecuencia, convierte a este territorio en una zona vitivinícola especial para el cultivo de las variedades tintas. Racimos distinguidos por su piel gruesa, forma cónica y color azul-negro. Cepas con gran resistencia a la dureza climática de La Manchuela y que conceden rosados y tintos superiores. Pero su suelo calizo, también determina la singularidad de sus uvas, con un resultado virtualmente aromático y con una intensa tonalidad. El 30% de su superficie vitícola restante se completa con otras variedades como Tempranillo, Syrah, Cabernet, Macabeo y Verdejo.
Villavid, es también miembro de la Asociación “Rutas del vino de La Manchuela”, un recorrido cultural amparado por la Asociación Española de Ciudades del Vino. Gracias a este vínculo, la bodega realiza visitas guiadas por las viñas e instalaciones que conforman la estructura completa del proceso de producción. Además, en estas jornadas el visitante tiene la oportunidad de catar los vinos de la bodega y entender a través de sus sorbos la grandeza histórica de esta zona del mapa.
Apasionados del mundo enológico, pero sobre todo del medio rural y la tradición, en 2008 decidieron incorporar un Centro de Interpretación de la Vid y el Olivo. Un espacio de exposición permanente con objetos de la antigua bodega y donde los turistas pueden conocer el proceso de elaboración del vino y el aceite. Toda una travesía por el pasado de índole didáctica para los apasionados de dos de los productos con mayor influencia en La Manchuela.
Ellos son honestos, atribuyen parte de su triunfo a «la calidad de la uva», pero su trabajo también tiene mucho que ver en esto. La vendimia de la bodega todavía sigue en marcha, aunque la recogida de sus variedades blancas ya ha finalizado. A mediados de septiembre, Villavid ya había recolectado las uvas que exigen una maduración más rápida.
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