20 diciembre, 2017
J.A.L.
Verónica sigue llegando a su trabajo y pasando por esa calle donde ella se instaló hace algunos años, más sola que la una, y ahora los restaurantes no paran de multiplicarse. Quiero recordar lo que me contestó cuando le pregunté por el nombre: “ le puse La Tierra con buen gusto, ganas y mucho atrevimiento. Le pongo el nombre porque es un gran mundo libre, grande, potente. Admiro la tierra, es mi homenaje a ella”.
Y es que si hay alguien libre y honesta es la propia Verónica, que agradece a sus maestras de cocina, tan cercanas e inolvidables, que le llevaran por el camino de la creatividad y le enseñaran el arte de cocinar y atender a los clientes.
Mantengo otra de las afirmaciones de Verónica cuando dice: “Hago la cocina que quiero, en la que creo y de la que he aprendido. Me apasiona mi trabajo. Quiero estar en la cocina, en la sala, con los proveedores. Busco lo mejor de lo mejor y me vuelvo exigente conmigo misma y con los demás. Me rodeo del mejor equipo y empezamos a trabajar. Día a día. Con pasión”.
Es el momento de sacar y ofrecer lo que ha aprendido en sus años de experiencia en una selección de productos frescos y muy variados añadiendo esos toques de originalidad y sobre todo el lema de “dar de comer sano”.
La Tierra sigue su marcha diaria abriendo unas puertas que dan paso a un local lleno de energía positiva y en la que es obligatorio dejar el mar humor fuera.
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
0 comentarios en