26 noviembre, 2021
Mar Lafuente
Hoy ponemos el punto en el mapa en un lugar único. Uno de los enólogos más relevantes del universo del vino de la Comunitat Valenciana, Rodolfo Valiente, nos ha abierto las puertas de Viñedos y Bodegas Vegalfaro. Un proyecto que guarda un gran tesoro al que tuvimos el privilegio de acceder: su excepcional Pago de los Balagueses. Un puñado de hectáreas en un entorno mágico donde las viñas dibujan un espectacular paisaje con una gran paleta de colores y de donde nacen algunos de los mejores vinos del mundo. Vinos auténticos y elegantes, elaborados con mimo y dedicación, que consiguen reflejar su terruño y la pasión de quienes los trabajan.
Vegalfaro es una bodega familiar con una gran tradición detrás. A pesar de que vió la luz por primera vez hace casi 22 años, Rodolfo y su familia siempre han tenido un gran vínculo con el mundo del vino. Su bisabuelo ya era enólogo y viticultor. Una pasión que también pasó por su padre, Andrés Valiente, y ahora ha llegado hasta él. Ambos compartían un mismo sueño, el de elaborar vinos de sus propios viñedos. Empezaron haciendo algunas botellas para los amigos y, a día de hoy, unos años más tarde, con esfuerzo y trabajo, han conseguido que su sueño sea una realidad. Desde entonces hasta ahora siguen manteniendo la misma filosofía y su forma de entender el vino: “hacer vinos de nuestras fincas, vinos que manifestasen la fruta y el suelo”, ha afirmado convencido Rodolfo.
Con el nombre histórico de la propia bodega ‘Casa Alfaro’ y en un terreno fluvial ‘vega’, ubicado en el municipio de Requena, se compone el nombre Vegalfaro. Un proyecto que se basa en cuatro pilares fundamentales, según nos ha explicado Rodolfo. El primero de ellos es el especial suelo de sus fincas, el ecosistema y el conjunto edafológico para poder elaborar vinos singulares y distintos. El segundo es la ecología, desde sus principios han enfocado el viñedo desde el punto de vista ecológico, “para nosotros no contaminar el suelo es fundamental”. El tercero es que sus vinos tienen que expresar todo ese conjunto a través de la fruta, de la uva, y parece que Rodolfo, el antes conocido como “enólogo frutero”, lo está consiguiendo. Y, por último, el equipo humano. “Tienes que rodearte de gente que lleve la dinámica para poder desarrollar toda esta filosofía”, ha finalizado diciendo Rodolfo.
Gracias a las condiciones que se dan en el territorio de la bodega, Vegalfaro elabora vinos bajo la Denominación de Origen Utiel-Requena, Denominación de Origen Cava y bajo la figura de máxima calidad de los vinos españoles, su Pago de los Balagueses. Es un tesoro del que muy pocos pueden presumir, y nosotros hemos tenido la oportunidad de poder descubrirlo. Se trata de una finca de 350 hectáreas con hierbas aromáticas, con pinares, con policultivos de almendros y olivos, sin duda, un suelo muy característico y especial.
Para aquellos que anden un poco perdidos y no sepan lo que es un pago, Rodolfo es la persona indicada para aclararlo. De forma breve y concisa. El pago es la más alta calificación que contempla la legislación española en la Ley 24/2003 de la Viña y el Vino en la que establece como pago “un paraje rural con características edáficas y de microclima propias que lo diferencian y distinguen de su entorno”. A esto el enólogo le ha añadido “con todas estas premisas y, sobre todo, realizar un estudio de lo que es el vínculo del viñedo con el conjunto edafológico y lo que dice la ley, puedes solicitar el Vino de Pago”.
En esta parcela tan singular conviven variedades muy diferentes. En un principio reinaba la bobal, pero al ser viñas que tenían entre 100 y 120 años y suelos pobres, los rendimientos eran muy escasos, por lo que decidieron apostar por otro tipo de uvas, Ya tenían la bobal y acertaron con la syrah. También apostaron por la garnacha tintorera, variedad autóctona de la zona, y una de las responsables de que estos viñedos tengan un color rojo de lo más especial en estas épocas. Estas dos en tintas. Y en cuanto a blancas, plantaron una que “nos encantaba”, ha asegurado Rodolfo, que es la Chardonnay, muy salvaguardada del calor gracias a sus muchas sombras. Ahora, ya son todo viñedos con 40 años.
A pesar de que el Pago es su gran tesoro, en Vegalfaro hay muchos otros tesoros en forma de parcelas. Actualmente tienen tres fincas y en cada una de ellas practican una viticultura diferente que les hace distintas y, por tanto, también a sus vinos. Suelos arcillosos con cantos rodados o suelos calizos y muy pobres. Para cada uno de ellos realizan un compost diferente, pero todos cuidados con mucho mimo y en ecológico, una parte fundamental para la bodega.
La visita la terminamos en lo que es el edificio de la bodega, donde están presentes todas las gamas de vino que elaboran y donde pudimos realizar una cata de uno de sus vinos con una degustación de productos locales. Esta experiencia en la que hemos aprendido sobre la viticultura, el suelo de las fincas, las variedades o el cultivo tradicional, la puede hacer cualquiera que esté interesado gracias a sus actividades de enoturismo. Y, personalmente, os invito a disfrutar de Vegalfaro, un lugar que derrocha magia.
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