Vega Tolosa, una bodega con un legado que traspasa fronteras

Texto: Berta M.ª López / Vídeo: Fernando Murad y Pedro R. Arias

El interior esconde rincones maravillosos, solo hay que descubrirlos. En un espectacular balcón al valle del Cabriel, emerge con fuerza uno de los proyectos bodegueros más destacados de La Manchuela. Ubicada en Casas Ibáñez, Bodega Vega Tolosa dibuja un bonito paisaje de viñas viejas cultivadas en ecológico donde reina la bobal. Es el legado de cuatro generaciones que han remado en sintonía bajo una misma filosofía: la pasión por el origen, «que siempre es el viñedo». Vega Tolosa es el paraíso de Juan Miguel y su familia, un equipo completo y renovado que ha posicionado a la bodega en el top of mind de la DO Manchuela.

No tenían escapatoria, han nacido y se han criado entre viñedos. Son parte de una historia romántica de cariño por la tierra y el vino. La llegada de Juan Miguel y su hermano a la bodega fue el detonante para comenzar a embotellar vino y aportar una visión nueva a un proyecto tradicional donde la búsqueda de calidad ha sido el hilo conductor de esta apasionante crónica. Un largo camino de evolución, aprendizaje y crecimiento que ha dado el mayor de los frutos: alcanzar el éxito y saber compartirlo para multiplicarlo. 

Hemos quedado con Juan Miguel en la tienda de la bodega. Una vez allí, nos preparamos para ir a dar un paseo por uno de sus bellos parajes. Caminando entre viñas nos explica que trabajan con diversidad de variedades como la cabernet sauvignon, chardonnay, macabeo, sauvignon blanc y viognier; y su especial predilección por cuidar lo local con la mejor selección de uvas. Llevan más de 12 años trabajando en ecológico, es más, fueron pioneros en acogerse a este sello en La Manchuela. «Estamos en una tierra muy árida, resistente a enfermedades y por tanto, es muy fácil producir vinos ecológicos», explica. Charlando nos hace un repaso por su catálogo de productos, desde su gama más premium Finca Los Halcones, pasando por 11 Pinos, su afamado Bobal Icon, la saga Capricho y acaba con Hoya del Carmen, su dueto más internacional.

El sol alcanza su punto más alto y regresamos con él hasta la bodega. Allí nos encontramos con su hija Mari Luz y Javier Gómez, responsable de ventas en Vega Tolosa. Les preguntamos por sus vinos y todos coinciden: «vinos con personalidad», adaptados a las tendencias del mercado y del nuevo consumidor. El 80% de su mercado es internacional y por ello no pueden dejar de atender el comportamiento del consumidor externo. Japón, Estados Unidos, Alemania, Finlandia y Suecia son algunos de los 25 países a los que exportan gran parte de su gama de productos. «Nos vamos adecuando a lo que el mercado nos pide con diferentes formatos como vino en lata, botellas normales, botellas PET e incluso de tapón de rosca. También tenemos en cuenta, por ejemplo, el diseño de las etiquetas como reclamo y seña de identidad», explica Javier Gómez, encargado de ventas.

Hablamos de presente y futuro. Se muestran ambiciosos con los retos actuales y seguros de lo que vendrá. Su apuesta más reciente ha sido la compra de depósitos de hormigón siempre con el objetivo de seguir mejorando y buscando la máxima calidad de sus vinos. «En el proceso de elaboración siempre buscamos lo mejor. La uva es la mejor amiga del enólogo, de la bodega y del consumidor. Siempre hay que pensar en ese agricultor, en el agricultor que tiene que cultivar esas viñas y trabaja con cariño para producir uvas de calidad para luego disfrutar de buenos vinos», cuenta Juan Miguel. 

Pero si hay algo que les diferencia es su importante apuesta por el enoturismo casi cualquier día del año. «Es una forma de darnos a conocer y que los turistas puedan disfrutar de nuestros vinos con productos de la zona como queso manchego, jamón y aceite de oliva. Además, realizamos otras actividades como la visita al viñedo para enseñar algunas labores de campo e incluso ofrecemos un paseo a caballo entre viñedos», explica Mari Luz, hija de Juan Miguel.

Como en todas las historias, las personas siempre marcan la diferencia. La clave de este proyecto no es solo el mimo por la uva, es también el cuidado a las personas. No hay mejor sensación que la de querer volver sin haberte ido. Chocamos las copas por Beltrán, el recién nacido de la familia que sin saberlo ya es parte del futuro de Vega Tolosa. Gracias por esta jornada tan agradable.

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