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Una bonita casualidad que saca brillo a un rincón mágico para el vino

23 November, 2023

Mar Lafuente

Los Pinos es un proyecto mágico envuelto en una combinación de circunstancias impredecibles que ha llevado a la familia Ferri a enamorarse del mundo del vino. En la búsqueda de un lugar donde descansar, estar en contacto con la naturaleza y poder disfrutar de su pasión por los caballos, José Antonio Ferri descubrió este rincón especial enclavado en el paraíso de viñedos y bodegas que suponen les Terres dels Alforins, también conocido como la ‘Toscana Valenciana’. Concretamente en el Valle de los Alhorines, entre la Serra Grossa y la de Agullent, se encuentra esta bodega valenciana que ha recuperado su razón de ser, la de elaboración de vinos ecológicos y sin maquillajes que expresan las características de un suelo, unas uvas y un territorio. 

El mundo del vino llegó por sorpresa a la familia Ferri cuando hace poco más de 15 años se toparon con una antigua bodega buscando una finca que les permitiese desconectar. El entorno y la historia que guardan sus paredes acabó cautivándoles tanto que ahora cuidan con mucho cariño todo lo que otros construyeron, conservando la autenticidad de lo que ha sido esta bodega en el tiempo, desde una elaboración hasta una etiqueta. Y es que hablar de Los Pinos es hablar de 160 años de historia. La bodega ve la luz en 1863, fruto de la pasión que tenía la familia Puig por el vino y el aceite. Más tarde pasa a manos de una familia suiza pionera en la elaboración en ecológico, una decisión que ha convertido a Los Pinos en una de las primeras bodegas de España y la primera en la Comunitat Valenciana en elaboración de vinos ecológicos.

Un rincón lleno de magia hechizado por el aroma a vino y donde la historia se hunde en las raíces de la viña. Aunque no es lo único que lo hace especial, su bello entorno natural, los pinos que le rodean y dan nombre a la bodega, su yeguada y su espectacular finca de 1800 rodeada de un paraje salpicado por cultivos de seco y grandes hectáreas de viñedo son otro de los motivos por los que José Antonio Ferri sintió que era su sitio. Tanto es así que decidió resucitar la bodega, ahora el vino vuelve a fluir por sus instalaciones. 

Conscientes de la enorme tradición que supone el vino en esta zona del mediterráneo y el cariño con el que han trabajado todos los que han pasado por allí, decidieron restaurar muchas partes de la finca en la que antes se elaboraba vino. Atravesando un precioso patio se funden dos de los tesoros más preciados para la familia, dos carruajes de caballos centenarios y una sala con 200 barricas donde descansan sus vinos crianza. Allí ya se fusionan los dos apasionantes mundos de José Antonio, los caballos y los vinos. Pero la joya llega unos metros más al fondo, donde han recreado la antigua bodega que se construyó a finales de 1800 y quedó destruida en una reforma hace unos 50 años. Es aquí, en este lugar donde se respira la enorme historia que guardan sus paredes. Un espacio muy especial, porque aunque ya no elaboran dentro, es donde guardan sus vinos más especiales, las mejores añadas o ciertos vinos que creen que pueden evolucionar a mejor con el tiempo y les permite conocer de primera mano cuál es el momento óptimo para consumirlo. . Como el 0% sulfitos, del que guardan desde la primera añada en 2009. 

Fuera de esa finca histórica está la bodega actual, repleta de depósitos de hormigón que hacen posible la elaboración de sus vinos y su embotellado, caracterizados por ser ecológicos, mediterráneos, afrutados, con cuerpo, expresivos, de acidez moderada y alta calidad. Vinos que nacen de variedades autóctonas como Monastrell, Garnacha, Tempranillo, Verdil o Moscatel distribuidas por las 62 hectáreas de viñedo que posee la familia en los alrededores de las instalaciones. Este territorio ha sido vitivinícola desde hace cientos de años, aquí las uvas crecen felices a unos 635 metros sobre el nivel del mar bajo un clima mediterráneo con influencias continentales. Esto significa que hay inviernos suaves y veranos secos y calurosos con variaciones de temperatura entre el día y la noche que le hacen el lugar perfecto para el cultivo de la vid, además de contribuir a la calidad de las uvas y, por tanto, del resultado. final del vino. 

Teniendo en cuenta la importancia del entorno y las condiciones favorables, su filosofía está muy clara: seguir con la meta de cuidar al máximo el medio ambiente, dedicando todos sus esfuerzos al cultivo ecológico. Desde la bodega aseguran “tenemos que cuidar lo que nos rodea para cuidarnos a nosotros mismos, por lo que todo el equipo que formamos esta pequeña familia, aunamos esfuerzos para que, cuidando nuestras uvas, podamos elaborar vinos excelentes para llevar a las mesas”. 

El vino está hecho para disfrutar, para crear buenos momentos. Por ello, además de elaborar increíbles referencias ponen a disposición su maravilloso entorno a través del enoturismo. Abren las puertas de su casa para que cualquiera pueda disfrutar junto a ellos y conectarse con la naturaleza, contarles su historia, cómo elaboran sus vinos y todas las singularidades que esconden en un día inolvidable. 

Una bodega familiar y “circunstancial” que ha cautivado a la familia Ferri y sigue contribuyendo a conservar esa tradición vitivinícola tan enraizada en les Terres dels Alforins.

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