3 septiembre, 2018
Mª Carmen González
Es habitual que en las alquerías que poblaban la huerta de Valencia en la Edad Media se elaborara vino. En la ciudad perviven algunos ejemplos de bodegas medievales, como el celler del siglo XIII de Proava, la bodega encontrada en Bombas Gens, o la de la casa señorial de Barrinto. Hoy nos ocupa el pequeño lagar de la alquería de Félix, una construcción del siglo XIV que se encuentra en el recinto del parque de Marxalenes.
A diferencia de otras alquerías con bodega, como la cercana de Barrinto, esta no es una casa señorial, con suelos cerámicos, bellos canes en las vigas o yeserías en las puertas, sino que se trata de una casa de campesinos, bastante más austera, por lo que su lagar es bastante más pequeño y su producción más limitada.
Así, lo que encontramos son dos pequeñas balsas rectangulares (a diferencia de las de Barrinto, que son circulares) geminadas, con base de ladrillo y con poco más de dos palmos de altura, en la que se pisaba el vino. De estas balsas salen dos conductos independientes que van a dar a una habitación contigua, en la que se encuentra otra pila, a una altura menor y con una profundidad bastante mayor, donde se recogía el mosto.
No sabemos exactamente cómo se pisaría la uva, si directamente con los pies sobre las balsas, o sobre una plataforma de madera y cañas, como se hacía en el lagar de Barrinto. “No lo sabemos cierto, pero es muy probable que se pusiera un entramado de cañas, que es lo que siempre se ha hecho en la huerta”, nos cuenta Víctor Algarra, uno de los arqueólogos que participó en la recuperación de la alquería.
Dado el pequeño tamaño de las balsas, nada que ver con las de Barrinto, con casi dos metros de profundidad, la producción de vino en Félix era bastante limitada. Satisfaría el consumo de los campesinos que habitaban la casa y también el del señor, el dueño de la alquería.
Las viñas, aunque hoy en día nos parezca extraño, estaban circundando la casa. Y es que en la Edad Media, la vid, el trigo y el olivo era lo que predominaba en esta zona de huerta, fuera de las murallas de la ciudad y cercana al río Turia.
La que hoy conocemos como Alquería de Félix se construyó en la primera mitad del siglo XIV, con una sola planta, si bien a mediados del siglo XV se amplió, se construyó una planta encima y el lagar. Se trata, pues, de una bodega más antigua que la de Barrinto, que como aquella, estuvo en funcionamiento hasta el siglo XVII. Se desconoce quiénes eran sus dueños originales. El nombre lo adopta de su último propietario, el tío Félix.
La Alquería de Félix alberga hoy día un centro de interpretación ambiental del Ayuntamiento de Valencia. Su interior esconde otro secreto muy atractivo, una andana de los siglos XVII-XVIII para criar gusanos de seda, lo que se conoce como ‘llit de cucs’ (cama de gusanos). Y es que la cría de gusanos para elaborar seda fue una de las principales actividades que se desarrollaron durante varios siglos en alquerías y casas de la huerta de Valencia, y la sedería la principal industria manufacturera de la ciudad, fuente de riqueza y prosperidad. En el exterior de la vivienda se ha recreado una laguna en la que se puede conocer la flora y la fauna valencianas.
Esta alquería se encuentra muy próxima a la de Barrinto, también en el parque de Marxalenes, que cuenta con dos balsas circulares para el pisado de uva en muy buen estado de conservación, y una pileta a la que se desciende por unos escalones, para recoger el mosto.
A escasa distancia se encuentra también la bodega hallada en la recuperación de la antigua fábrica de Bombas Gens. Se trata de una bodega subterránea de finales del siglo XV, que ocupaba los bajos de la antigua alquería de Comeig. En su interior, abovedado y con 39 m2, se puede apreciar un banco corrido en el que se colocaban las tinajas y, posiblemente, toneles. De hecho, en una de las esquinas puede verse una tinaja original restaurada.
También puede verse la pileta en la que caía el mosto tras ser pisado en una balsa circular que está en la parte de arriba y que también ha sido recuperada. Además, se ha conservado una alcayata original que fue clavada para sujetar, posiblemente, el jarro con el que se sacaba el vino de las tinajas.
Ahora, tras el acuerdo alcanzado entre Bombas Gens y el Ayuntamiento de Valencia, es posible realizar un recorrido guiado por estas tres alquerías valencianas, Félix, Comeig y Barrinto, y descubrir, entre otros, sus lagares medievales.
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