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Territorio, uvas olvidadas y Vinos de Pueblo, la receta de Castellón para ser DO

30 julio, 2024

Jaime Nicolau

La singularidad es una de las señas de identidad más importantes para una figura de calidad en el mundo del vino. Explotar aquello que te diferencia es la mejor de las recetas. Las bodegas de Castellón lo tienen muy claro y siguen acercándose poco a poco a ser Denominación de Origen. Así de claro lo tienen las 14 bodegas que hoy por hoy conforman la IGP Castelló: Alcovi, Cooperativa de Viver, Barón d´Alba, Bellmunt Oliver Viticultors, El Mollet vino y cultura, Flors, Les Useres, Mas de Rander, Besalduch Valls & Bellmunt, La Canetana, L´Estanquer, Vizuecos, Vega Palancia y Barranc del Cirers.

Y es que en un paso significativo para el reconocimiento y protección de los vinos de Castellón, la Asamblea General de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Castelló ha aprobado el pliego de condiciones para la transición a Denominación de Origen Protegida (DOP), que ya ha sido presentado a la Conselleria de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca para su tramitación.

Que Castellón es un territorio privilegiado para el cultivo de la vid no es algo nuevo. Lo cuenta la historia a través de varios siglos. La filoxera atacó «al corazón» del viñedo castellonense con fuerza, y otras decisiones administrativas acabaron por dejar el viñedo en la mínima expresión. Hoy la fuerza, el tesón y la pasión de un grupo de viticultores está haciendo posible que el mágico viñedo castellonense vuelva a brillar y recupere el lugar y el espacio que le corresponde dentro del sector vitivinícola de la Comunitat Valenciana. Y esos viticultores han encontrado desde la actual IGP el respaldo de instituciones como la Diputación de Castellón, el Ayuntamiento Benlloc (donde se encuentra la sede oficial de la IGP) y la Conselleria de Agricultura.

Son varios los pilares elegidos para cimentar este paso histórico para Castellón. Uno de los más importantes es el que afecta al territorio de la futura DO que abarcará más municipios que los actualmente incluidos bajo la IGP, integrando todas las áreas con viñedos. Esto permitirá una mayor representación y protección de la producción vitivinícola de la región. En este mismo sentido territorial destaca la división en seis subzonas para resaltar la diversidad y riqueza del terruño castellonense, se han definido seis subzonas vitícolas específicas: Alto Palancia, Alto Mijares, Maestrat, l’Alcalatén – Plana de L’Arc, Costera y Els Ports. Esta subdivisión ayudará a identificar y valorizar las particularidades de cada área.

Uno de los puntos innegociables y que marcará la singularidad de los vinos son las variedades autóctonas. Se establece una clara distinción entre las variedades de uva tradicionales de Castellón, denominadas prioritarias, y las variedades complementarias. Además de esta tipicidad marcada por la variedad, el consumidor también encontrará singularidad en el etiquetado, con términos como «Vino de Pueblo» o «Vino de Finca» que serán sinónimo de vinos con características específicas y origen definido.

La transición de IGP a DOP no solo representa un reconocimiento a la calidad y tradición de los vinos de Castellón, sino que también abre nuevas oportunidades para los viticultores locales, fortaleciendo la identidad de la región en el mercado vitivinícola tanto nacional como internacional.

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