2 enero, 2017
José Antonio López
Stephen es una de esas personas a las que no les puedes negar nada.
He recorrido mil veces el Mercado de Colón y me ha llamado la atención Ma Khin Café, pero la verdad, no como para profundizar en él.
Lo bueno es que nunca se puede decir de esta agua no beberé y, pasé, en pocos días, de la indiferencia a ser acólito, no del establecimiento sino del conjunto, la idea y el espíritu, que lo han hecho realidad.
Stephen es sencillo hasta sonriendo. Por cierto, nunca le he visto serio. Trasmite a su local junto con sus colaboradores, un aura de paz y tranquilidad que te atrae y te envuelve. Pero hay más, la escenografía no existe, todo es la realidad que uno sea capaz de admitir y sobre todo, aceptar.
Este maestro de la cocina, de “su cocina”, te habla despacio como quien no le da importancia a las cosas que, una vez realizadas, van dejando huella y se multiplican en el tiempo. Toda su labor está basada en las enseñanzas de esa gran dama, Ma Khin, a quien todos veneran y aman porque fue capaz de trasmitir sus enseñanzas como las recibimos ahora.
Un lugar para todos a todas horas donde poder charlar, comer, sentir e incluso meditar, porque no hay nada ni nadie que te estorbe, que rompa tu concentración.
Incluso a la hora de comer, manda el equilibrio.
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