25 enero, 2022
Rafael Apolinar Valiente (Instagram: rafawinesdoctor)
Durante la semana anterior al evento estuve recibiendo, por parte de la empresa encargada del mismo, un sinfín de llamadas cargadas de ayuda y sugerencias para sacarle el máximo partido. Nada de correos mails, mensajes de texto o voces enlatadas al otro lado del teléfono: nada de eso. Una amable dama, un amable caballero…un ser humano de viva voz, vaya. Se palpaba que todos teníamos ganas, y muchas, de reencontrarnos para conversar, preguntar, mostrar e intercambiar ideas. La ocasión la pintaban calva entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre: acontecía en Montpellier el salón internacional del equipamiento y el savoir-faire para la producción vitivinícola, oleícola y de frutas y verduras, más conocido como SITEVI. Sin llegar a las cifras oficiales de afluencia de antes de la pandemia, he de decir que la falta de costumbre a la aglomeración de los últimos tiempos consiguió distorsionar mi percepción llevándola hasta un erróneo sobredimensionado. Después conocería la oficial disminución del 15% de expositores y del 12% de visitantes. No me parece exagerado, dadas las medidas de pasaporte sanitario (bien estricto en Francia) y el permanente y justificado respeto al virus. Hay que subrayar que el uso de la mascarilla y las otras medidas de protección recomendadas fue seguido por la gran mayoría de los asistentes.
Elaboradores y productores, estudiantes, industriales, investigadores, empresarios enfocados en diferentes servicios… todo tipo de agente relacionado con el sector fluía por entre los pasillos de cada hangar, desbordando definitivamente en los patios exteriores. Allí, un conjunto disperso de food trucks de diverso pelaje y condición ofrecía todo tipo de platos, bocadillos y tentempiés para recuperar energía y proseguir en la acumulación de charlas y kilómetros. Para un valenciano siempre es divertido y sorprendente observar el amplio abanico de ‘paellas‘ que se reúne en estos acontecimientos.
En este tipo de salones, en general, y en SITEVI en particular, es donde la tecnología ejerce de celestina y, mediante expositores, charlas, reuniones, talleres y citas, logra matrimoniar a la ciencia con viña y bodega, con manzanos, olivar y molinos, con copa, botella, aceitera y frutero, Aquí puede percibirse el auténtico Zeitgeist del sector: ese espíritu del momento en el que las necesidades pasadas se adivinan en los productos e ideas ofrecidos, mientras que para las presentes y futuras comienzan a cristalizar soluciones varias. El salón en algunos momentos puede parecer un zoco, pero no todo es pretensión de venta: también es un ágora donde la palabra se impone y hace manar el diálogo. Las demostraciones de materiales varios generan desde el corro que las rodea una multitud de miradas y comentarios, donde muchas veces es difícil poder distinguir la opinión del conocimiento.
Desde mi perspectiva, destacaría la cantidad de propuestas que añaden el descriptivo de precisión al término viticultura. El control y gestión de los procesos como fermentaciones o maceraciones también se ha informatizado de manera exponencial, con multitud de ofertas inteligentes que permiten un seguimiento a distancia. La óptica, la robotización y lo satelital está a la orden del día. Se focaliza también en la imprescindible seguridad de todo procedimiento, así como en la reducción de tiempos de proceso, lavado y limpieza. El sistema de desmontado rápido de los drenajes en las prensas de Bucher Vaslin o la opción Livio Rapid de Vignetinox en viñedo pueden ser un ejemplo de ello. Aunque creo que todavía con timidez, lo ecológico comienza a asomar. Buena prueba podría ser la tecnología de desherbado eléctrico de New Holland o la gama de corchos Nomacorc Blue Line a partir de plástico reciclado que Vinventions presenta. Constato mucha ánfora en arcilla o gres, lo que refleja la tendencia actual del momento. Si quieren una prueba de ella, echen un ojo en su vinoteca favorita y hablen con la persona encargada. Eso sí, la madera, en forma de barrica, depósito o diminutos chips, nunca se marchó, ocupando grandes y vistosos espacios del salón. Ya hace un tiempo que llegaron para quedarse los depósitos con forma ovalada en diversos materiales, como los de Oef de Beaune, lo que no impide nuevas antiguas propuestas, como la de Famille Paetzold y su Wineglobe: una especie de damajuana revisitada y mejorada.
En cuanto a las conferencias y talleres ofrecidos, todas fueron de gran calidad. Yo me centré esta vez en estos últimos, tanto en aquellos sobre el sector vitivinícola como en el oleícola. A destacar, entre los enológicos, las degustaciones que pude disfrutar sobre la búsqueda de una nueva variedad tinta (Gaminot) o la interesante charla y posterior cata sobre vinos elaborados sin sulfitos. La exposición titulada “Tour de Francia de los Crémants” nos hizo redescubrir este tipo de espumosos. Asimismo, me produjo un inmenso gozo encontrar y catar, en la charla sobre variedades adaptadas al cambio climático, un vino de nuestra querida Verdejo, acompañando otros vinos a partir de las uvas griegas Assyrtiko y Agiorgítiko o la siciliana Nero d’Avola. Pudimos comprobar las tendencias actuales en el mercado internacional de los vinos rosados, degustando varios elaborados con distintas variedades y que procedían de tan diferentes lugares como Cigales, la Provenza francesa, Australia, Italia o incluso Bulgaria. Del taller sobre vinos desalcoholizados remarcaría la interesante charla, mientras que la cata me hizo ver que todavía queda mucho trabajo por hacer en este campo. En lo concerniente a los coloquios sobre aceites de oliva, me quedo con el que nos presentó, de manera teórica y práctica, las diferencias entre los aceites elaborados con olivas maduras y aquellos producidas con olivas maduradas: créanme si les digo que fue un placer para los sentidos.
La guinda a este SITEVI 2021, en el plano personal, la puso el sorpresivo y alegre encuentro con nuestro querido Diego Fernández Pons, de quien sobra cualquier tipo de presentación. Su penúltima y genial inquietud toma el nombre de Wine Luthier. No les desvelo nada: si no han oído hablar sobre este proyecto ya hecho realidad, les sugiero que busquen información acerca del mismo. A mí me parece un estupendo y sólido argumento para seguir invirtiendo en investigación y desarrollo. Ya me contarán qué les parece.
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