17 octubre, 2016
Mª Carmen González
Rosalía Molina es una apasionada del vino y de la tierra. Viticultora y enóloga, dirige junto a su marido una «bodega modesta» en Landete (Cuenca), Altolandon, de la que salen vinos ecológicos, frescos y de calidad que poco a poco van haciéndose un hueco en el mercado.
Gran conocedora de la tierra no se considera una ‘dama del vino’, sino «una ‘vignerona’ más» de las muchas que ya existen en España. Y hablando de mujeres nos dice que el vino «no tiene sexo» y nos confiesa que le molesta «bastante» que se hable de vinos para mujeres, «porque eso es como decir que está falto de esencia». «Cuando vamos a un restaurante y estamos ante un plato exquisito, nadie se pregunta si lo ha hecho un hombre o una mujer», afirma.
Madre de tres niños, comparte la pasión por sus hijos con la que siente por sus vinos y su bodega, un sueño hecho realidad a base de «trabajo, constancia e ilusión». Un proyecto consolidado y que crece día a día. Prueba de ello, es que recientemente han tenido que ampliar la bodega con un nuevo edificio. Y es que, como ella misma dice, parafraseando a Walt Disney, «todos tus sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje de perseguirlos».
P.- ¿Cómo llega Rosalía Molina al mundo del vino?
R.- Vivo en una zona vitícola, donde los niños corrían detrás de los tractores llenos de uva al salir del colegio y se tiraban por “la brisa” como máxima diversión, por lo que siempre me había llamado la atención todo lo que tenía que ver con el vino. Llegué al mundo del vino cuando varios años después de haber estudiado enología en la Escuela de Enología de Requena a pesar de no tener en mi familia ninguna tradición vitícola, y después de trabajar en algunas bodegas, decidí junto a mi marido, también viticultor, empezar esta nueva aventura y tratar de plasmar en nuestro terreno todo lo aprendido.
P.- ¿Cuál es la filosofía de Altolandon? ¿Qué la diferencia de otras bodegas?
R.- Altolandon es una bodega familiar, con una filosofía clara: hacer vinos de calidad, ecológicos, respetando al máximo el medio ambiente y tratando de expresar en ellos el lugar de donde provienen: un lugar a 1.100 metros de altitud, con una amplitud térmica de hasta 25 grados, con mas de 15 tipos de tierra completamente distintos y un clima frío. Todo ello elaborado de una forma natural 100%, ‘sin conservantes ni colorantes’…
La diferencia con respecto a otras bodegas es el emplazamiento; esa altitud hace que sean vinos frescos, concentrados, de uvas pequeñas y sanas. Emplazamientos distintos, dan vinos diferentes.
P.- ¿Qué caracteriza a los vinos de Altolandon?
R.- La característica más importante de nuestros vinos es la frescura. Todos ellos, y a pesar de ser completamente distintos por sus variedades, mantienen una similitud en el estilo debido a esa frescura, esa acidez natural que se consigue con esa amplitud térmica con días calurosos y noches frías. Son vinos francos, que reflejan siempre el terruño de Altolandon, vinos con personalidad propia.
P.- ¿Qué importancia tiene el terruño a la hora de elaborar un buen vino?
R.- El terruño es lo más importante, ya que dependiendo de cómo sea el tipo de suelo, así tendremos los vinos. Cada uno aporta matices distintos que son los que harán, al final del proceso, que los vinos se diferencien de otros. Si nos detenemos en elaborar por separado una misma variedad plantada en tipos de suelo distintos, podemos comprobar cuan diferentes son, encontrando matices minerales, frescos, alcohólicos, estructurados, etc.
P.- Háblenos de Rosalía. Pero no de Molina, de ese nuevo vino de edición limitada que lleva su nombre. ¿Todo un capricho?
R.- Rosalía de Altolandon, es una garnacha centenaria, con una elaboración en barrica abierta, de producción limitada, ya que la viña solamente tiene tres hectáreas. Un capricho en cuanto al nombre, ya que cuando vi la etiqueta, diseñada por un amigo artista, no pude evitar acompañarla de mi nombre… Saldrá al mercado a primeros de noviembre y espero que el contenido esté al compás de su packaging… divertido, fresco y con sabor a Altolandon.
P.-. ¿De cuál de sus vinos se siente más orgullosa? ¿Por qué?
R.- Todos mis vinos son iguales para mí, pero Rayuelo es uno de mis preferidos, porque fue una apuesta por un viñedo viejo entre una plantación relativamente nueva, una variedad autóctona entre muchas internacionales; fue la primera etiqueta diferente a las anteriores (Altolandon tinto y Altolandon blanco) y fue el vino que nos permitió ‘arrancar’ en otros mercados por su relación calidad-precio.
P.- ¿Cómo están funcionando los últimos vinos que han sacado, como el ‘Doña Leo’?
R.- Los últimos vinos están funcionando muy bien, ya que como casi todos, vamos ampliando la gama de vinos cuando vemos lo que pide el mercado. En nuestro caso, faltaban blancos para acompañar a tanto tinto, y nos pareció que un moscatel seco sería un buen comienzo. Está gustando mucho y sorprende por su frescura.
P.- ¿Es la DO Manchuela una gran desconocida?
R.- Personalmente, creo que se pueden hacer grandes vinos en muchos recónditos lugares. Si la DO Manchuela es una gran desconocida no será porque en ella no hay grandes vinos. Tenemos la suerte de ser pocos y bien acogidos; vinos valorados nacional e internacionalmente, con oferta tanto de vinos de pequeñas bodegas de altísima calidad, como de graneles o embotellados de cooperativas o grandes bodegas que pueden competir en calidad con cualquier otra zona de España y del mundo, de todos los precios y para todos los gustos…
P.- Una mujer al frente de una bodega. Cada vez menos inusual, pero… ¿el vino tiene sexo?
R.- Cuando vamos a un restaurante y nos sirven un plato de comida consistente, llena de sabor, bien elaborada y con una presentación exquisita nadie se pregunta si el cocinero es hombre o mujer…
No creo que el vino tenga sexo. No creo en esos tópicos de los vinos para hombres o para mujeres, o los vinos de mujer. Existen gustos y sensibilidades distintas, al igual que ocurre con el resto de circunstancias: hay personas a las que les gusta la comida fuerte y bien cocinada, mientras que otros se alimentan de ensaladas, independientemente de su sexo… o los que siempre prefieren el agua con gas.
Me molesta bastante cuando alguien comenta lo de vino para mujeres, porque eso es como decir que está falto de esencia. Pero en realidad también me molesta cuando alguien dice: ‘no, a mí no me gusta el cabernet’, englobando en cuestión de segundos a todos los cabernet del mundo en una copa de vino… Resumiendo: deberíamos beber más vino todos, y así descubrir que independientemente de quien lo haya hecho, hay vinos para todos los gustos.
P.- ¿Podemos decir que es una de las damas del vino en España?
R.- ¡Qué va! Sólo soy una vignerona más, que ya hay unas cuantas.
P.- Una de sus frases preferidas es la de Walt Disney de ‘Todos tus sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje de perseguirlos”. ¿Cuáles han sido sus sueños de Altolandon? ¿Quedan muchos por cumplir?
R.- La verdad es que el proyecto en sí ya ha sido un sueño, ya que nada estaba planeado. Empezamos de cero y todo ha ido surgiendo a base de trabajo, constancia e ilusión… Cuando llego al campo cada día y camino por las viñas, respiro ese aire tan puro y miro al cielo contemplando ese espectacular azul intenso, me siento afortunada de lo que hemos creado… Siempre quedan sueños por cumplir. La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.
P.- ¿Cómo va la vendimia? Explíquenos eso de la ‘vendimia en verde’.
R.- Este año la vendimia se presenta de mucha calidad, tarde en nuestra zona, como es habitual, pero de mucha sanidad… Nos habría venido genial un poco más de agua como a todo el mundo…
En Altolandon perseguimos la calidad, y por tanto tratamos de tener la cantidad justa de racimos en cada cepa para garantizarnos que la calidad de las uvas será óptima. Hay variedades que por genética son más productivas que otras y dependiendo de los años. Entonces intervenimos quitando manualmente las uvas que sobran hasta que la planta se queda con la cantidad que consideramos justa, y que suele ser en torno a dos kilos o dos kilos y medio por planta.
Esas uvas se vendimian, pero no se elaboran. La vendimia en verde, o aclareo de racimos, se realiza cuando empieza el envero.
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3 comentarios en
Ksns el 17 octubre, 2016 a las 6:59 pm:
Una espléndida muestra de madurez y «savoir faire». Buen artículo y gran personaje, esta «vignerona».
Blanca Santonja el 18 octubre, 2016 a las 6:06 am:
Me encantan tus vinos, y mi paladar de «mujer»solamente sabe que que le gustan. Sigue así, soñando esos caldos para mí disfrute y el de muchos en el mundo.
Luishappy el 29 noviembre, 2016 a las 6:07 am:
Completamente de acuerdo, aunque también he escuchado la frase de que los cabernet son más para hombres sin embargo es el hecho de probar diferentes vinos y encontrar el que a cada quien le deleite personalmente.