25 agosto, 2017
Si eres de los atrevidos que sube al Castillo de Santa Bárbara, a pie, te llamará la atención una fachada que está justo, a la subida. Parece un mesón o un local típico del siglo pasado…está lleno de carteles donde anuncia lo que ofrece, como debe ser, cuanta más información, mejor.
Buenas carnes, selectas tapas, parrilladas de pescado y de verduras, empanadas típicas…estás en el Restaurante Asador La Estancia.
Entra, vale la pena aunque sólo sea por verlo. Seguramente te quedarás pero de momento, te trasladas al siglo pasado. La decoración es muy especial. Una antigua casa te abre las puertas. Faroles colgados de las paredes que difunden una tenue luz que te envuelve en la intimidad. Instrumentos antiguos de labranza, barricas con “denominación de origen”, redes que se expanden allá donde crean el clímax oportuno, mesas cómodas…un ambiente único y atractivo.
Desde que llegas recibes una atención que, servidor, echaba de menos desde hace tiempo. Personal muy preparado y dispuesto a que no olvides el tiempo que estés en su local. Están pendientes de ti sin agobiarte, interpretan tus gustos con sólo escucharte. Amabilidad y profesionalidad. Es la casa de todos.
Y es la obra de Gladys Cejas y de Luis Cortés. Pareja maravillosa donde las haya y con un encanto fuera de lo común. Su personalidad se refleja en su negocio. Y es muy positiva.
Gladys te estudia cuando te ve. Tarda poco en emitir su juicio y, con toda seguridad, te abre los brazos en señal de amistad. Nació en Buenos Aires y, con la mayoría de edad, se trasladó a Holanda para “descubrir nuevos mundos”. No sabía nada de hostelería pero, como muchos, entró a trabajar en un restaurante mientras aprendía el idioma y estudiaba.
“Entré para sobrevivir y resulta que me encuentro con una pasión que llega hasta hoy y rezo para que no me falte. Me enamoro de la hostelería. Allí conocí a mi maestra Janny del restaurante d’Oude Clipper ella me metió el gusano hostelero en el cuerpo.”
Y fue tanto que no le quedó más remedio que estudiar hostelería en todas sus facetas “Todas menos cocina.” Y no es fácil porque los estudios que se imparten en Holanda son muy fuertes y no puedes permitirte el lujo de fallar. Sala, gestión de negocio, atención al cliente, planificación y coctelería “siempre me gustó y disfruto haciéndola.”
Luis nació en Chile. Este hombretón con cara de niño y buena persona (desgraciadamente lo primero no es pero sí lo segundo) sabía que lo suyo era la cocina y tenía muy claro lo que quería saber y cómo conseguirlo. Holanda recibió al joven cocinero que empezó trabajando en los restaurantes más variados y aprendiendo. “Estuve en restaurantes mexicanos, holandeses, preparando y sirviendo catering… aprendiendo, aprendiendo y aprendiendo. Mi primer trabajo fue fregando platos, pero pude ascender pronto.”
Casualidades de la vida que Luis trabajaba en la cocina de un restaurante que estaba al lado de donde trabajaba Gladys. “Desde el momento en que la vi, eché mis redes. No creas que fue fácil, pero con constancia conseguí que se fijara en mi y aquí estamos juntos.”
Por primera vez la pareja hace proyectos de emprender algo nuevo y distinto. Durante dos años vienen de vacaciones a Benidorm en busca de información de cómo está el negocio de la hostelería en España. Les gusta. Pero hay que esperar. Gladys se toma un año sabático y estudia esteticién. Quiere algo nuevo y se le presenta la oportunidad de trabajar en España en una clínica de belleza. Se viene sola y le va muy bien, por cierto, pero el mocetón de Luis está en Holanda y hay que hacer algo al respecto.
En muy poco tiempo, Luis encuentra trabajo en Alicante, en el restaurante El Pescador y se viene para casa. Mientras Gladys se da cuenta de que lo suyo es la hostelería y quiere volver. Ahora están juntos y pueden empezar la aventura tantas veces soñada.
“En plena crisis, en el 2007 inauguramos un pequeñísimo local al que llamamos Mon Café, frente a la Basílica de Santa María. Allí empezamos y creo que fuimos los primeros en vender bocadillos a un euro.”
Era una época difícil en las que Luis hacía milagros para trabajar en una cocina mínima.
“Tuvimos la suerte de cara porque comenzaron las obras de ampliación del Ayuntamiento y las del museo Maca con lo que todos los trabajadores buscaban un local cercano y asequible. Les ofrecimos lo que teníamos y obtuvimos su mejor respuesta.”
Hoy día, este local se llama La Estancia como su hermano y sigue funcionando a tope todos los días.
Y de ahí al local donde estamos. Son las 12.45 y ya está casi lleno. Los turistas no perdonan y siempre encuentran la mejor hora para disfrutar de un buen asado. Junto a nosotros, una mesa celebra un cumpleaños. No molestan. Hay ambiente de fiesta. Nadie levanta la voz.
Y se me van los ojos cuando veo lo que antes he olido al chisporrotear la madera que se emplea para hacer las brasas. Van llenando las mesas con Empanadas Criollas, sucesión de Ensaladas sorpresa, Parrillada de champiñones, gambas y provoletas al ajillo, parrillada de verduras para unos y de mariscos para otros.
Buen y selecto vino. “La carne la traemos de Argentina. Otra la compramos en España, especialmente de Ávila. Nuestra oferta gastronómica es totalmente Argentina, pero hay platos que hay que darles un toque Español. “
Y aquí vienen los Entrecot argentinos y el Chuletón de un kilo. Hay que dejar sitio en la mesa para el solomillo, las tiras de asado y las mollejas.
Se acercan otros comensales que acaban de entrar para pedir lo que ya están degustando otros.
De postre podrán probar el Panqueque con dulce de leche, el Flan de dulce de leche o el famoso Tiramisú de la casa.
“Yo creo que la cocina es pasión, entrega, ilusión, dedicación, amor y tiempo. No se puede concebir de otra manera. Así te viene luego la creatividad, la evolución… en fin. Buen producto y saberlo cocinar respetando, al máximo, lo que ese mismo producto te brinda.” El local ya está lleno y comienza la danza de amor de Luis en la cocina y Gladys en la sala. Le acompañan su equipo de grandes profesionales. Esta noche, como cada noche y cada día, será especial porque es irrepetible. Hay que darlo todo.
La Estancia Asador está en Alicante, en la calle Virgen del Socorro, 79.
El teléfono de reservas es el 966 350 321.
Se lo aconsejo.
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2 comentarios en
Valezka el 21 junio, 2021 a las 5:34 pm:
Amigos viajeros por el mundo, estuve allí y es imposible no volver, el cariño de siente en tu mesa. Mis parabienes a todos, voy y vuelvo
Juan Carlos Soria el 6 agosto, 2024 a las 12:50 pm:
Excelente atención, personal profesional y de sus dueños lo hacen también muy diferente. Calidad, precios y su ambite de lo mejor de Alicante.