Ramón Roqueta o la pureza de los monovarietales

Queralt Orriols (enóloga): «Un monovarietal permite expresar con pureza las características de esa variedad»

Mª Carmen González
Bodega más que centenaria. Ramón Roqueta sigue elaborando sus vinos en la zona del Bages con el mismo compromiso y la misma fidelidad al territorio desde 1898. Una de las señas de identidad de esta bodega catalana es la elaboración de vinos  monovarietales, -de cuya comercialización fueron unos de los pioneros-, con los que pueden expresar, de la mejor manera, la pureza y las particularidades de cada variedad.

Ramón Roqueta tiene una gama de seis vinos monovarietales (chardonnay, garnacha blanca, tempranillo, garnacha tinta, cabernet sauvignon), que han recibido el reconocimiento internacional con diversos premios. «Un vino monovarietal permite expresar con pureza las características de esa variedad, por lo que creemos que son muy interesantes», explica Queralt Orriols, la joven enóloga de la bodega Ramón Roqueta.

«Fuimos una de las bodegas pioneras en comercializar vinos monovarietales, trabajando variedades emblemáticas como el tempranillo, el cabernet sauvignon y más recientemente las garnachas, tinta y blanca, y nos mantenemos fiel a esta seña de identidad», afirma Orriols.

Precisamente, es el Ramón Roqueta Garnacha uno de los vinos preferidos de Queralt Orriols, «un vino que refleja con nobleza las características de la garnacha tinta» y una «apuesta» por el carácter «de esta uva autóctona». «Aunque me quedo con la gama Ramón Roqueta al completo. ¡Qué voy a decir yo!», dice divertida.

La vinculación de la familia Roqueta con el mundo del vino viene de antiguo. Nada más y nada menos que del siglo XII, Aunque fue en 1898 cuando Ramón Roqueta Torrentó fundó Bodegas Ramón Roqueta en Manresa (Barcelona), explica la enóloga. «A lo largo de casi 120 años, Bodegas Ramón Roqueta no solo ha demostrado su compromiso ineludible con la calidad, sino también una irrevocable fidelidad a su origen, Manresa, territorio con una larga tradición vinícola, y una gran capacidad para adaptarse a los cambios que ha experimentado el mundo del vino durante el último siglo, sin renunciar por ello a sus señas de identidad», señala Orriols.

Ramón Roqueta es historia y tradición, pero también modernidad y nuevos tiempos. Así, recientemente ha renovado la identidad de su marca centenaria, su imagen, con el objetivo «de acercarnos a un público más amplio y también para rendir honor a los valores que en su día quiso expresar el fundador y que hoy día continúan vigentes».

Así, explica la enóloga, «se han utilizado elementos simbólicos que reflejan la esencia de la figura de Ramón Roqueta como emprendedor, viticultor y comerciante, así como los valores ligados a la tradición vinícola: la fortaleza y renovación, la actividad comercial, la familia y la expresión pura de la viticultura».

Además, para diferenciar las variedades de la gama «se ha querido recuperar la numeración de las tinas usada en el pasado en esta bodega».Y es que,  «pionera en la comercialización de vinos monovarietales», la bodega utilizaba tinas diferentes para cada variedad.

La bodega, continúa Orriols, está en «constante renovación». «Actualmente estamos trabajando para dar la máxima proyección a la nueva identidad, que acompañaremos de una campaña en el punto de venta». Además, «contamos con una  novedad en el portfolio, ya que hemos incorporado el Ramón Roqueta Garnacha Blanca», señala.

Para Ramón Roqueta, otro «imprescindible» en su gama es el rosado. Su consumo, dice, «va creciendo poco a poco», especialmente «cuando se acerca el verano», y se ha convertido «en tendencia internacional en el mundo de la gastronomía». «Es un vino frutal, fresco, que marida muy bien con muchos alimentos veraniegos», destaca la enóloga.

Los vinos de Ramón Roqueta están amparados por la DO Catalunya, una denominación que «engloba a varias de las bodegas más importantes del panorama español», y de gran extensión (50.000 hectáreas). «Su alcance le permite nutrirse de las variedades y características de suelo y clima de los territorios tan diversos que conforman esta Comunidad Autónoma, siendo así un elemento de riqueza para sus vinos».

No nos queremos despedir de Queralt Orriols sin hablar de la riqueza natural de la zona en la que se encuentra la bodega y del potencial del turismo del vino. «El enoturismo es una puerta para que aquellos que son amantes del vino, de la cultura y del patrimonio histórico puedan descubrir el territorio a través de sus viñedos, su gente y su cultura». Además, continúa, «permite a los productores poder explicar los vinos desde su origen, con su proceso de elaboración, y transmitir los valores que los definen».

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