Pepe Hidalgo: el caballero del ilustre apellido escribe su propia y brillante historia

Jaime Nicolau

Hace unos años hubiéramos empezado este artículo relatando las aventuras de su padre y su abuelo, referencias ilustres para la enología y la viticultura española. Hoy no sería justo, pese a que él se sentiría orgulloso. No sería justo porque Pepe Hidalgo Camacho (el Pepe nos lo permite la confianza), llegó a tierras valencianas en 2005 y desde entonces ha contribuido de manera excepcional a engrandecer la historia del vino valenciano.

Este enólogo riojano llegó con el objetivo de convertirse en el motor que empujase con fuerza el cava de Requena. Construyó una trayectoria brillante y su fuerza y arrolladora personalidad hizo que hasta sus compañeros elaboradores creyeran de manera definitiva en el potencial de un producto excepcional. Él fue el incentivador de la creación de la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena y con él nació uno de los eventos más notables de este producto, la Feria del Cava Valenciano en el Mercado de Colón por la que cada año pasan cerca de 10.000 valencianos. Vivimos en primera persona aquel nacimiento y trabajar al lado de Pepe es un máster en pasión por lo que haces. Empuja desde el primer minuto y contagia a todo el que le rodea. Eso es tener madera de líder. Un dato explica bien esa primera etapa: el cava de Requena ha pasado de 1,5 millones de botellas a superar los 10 millones en solo una década. Saquen sus propias conclusiones.

Con la misión cumplida con creces llegó el momento de tomar nuevos caminos. Fue entonces cuando se cruzaron los destinos de un enólogo de época y la bodega de más dilatada trayectoria en la Comunitat Valenciana, Vicente Gandía. Javier Gandía, director general de la bodega debía tomar una difícil decisión ante la jubilación de su ‘eterno’ director técnico Luis García Severino. Y Javier lo tuvo claro. Pepe Hidalgo era la persona que debía tomar el relevo de Luis.

Comenzó así una nueva etapa en la que se abrían enormes retos para el enólogo riojano. Una etapa en la que podía mostrar toda la paleta de colores que su creatividad es capaz de poner en una botella de vino, más allá del cava. Una paleta de colores que en una firma como Vicente Gandía es todavía más potente. Y así comenzó una andadura que no ha tardado en dar brillantes frutos. Productos emblemáticos a los que dar continuidad. Productos históricos a los que dar una vuelta de tuerca. Y, sobre todo, productos nuevos enfocados hacia el origen. Enfocados a sacar brillo a esa coletilla que siempre aparece al lado de Vicente Gandía: Viticultores desde 1885.

Y allá que empezaron a llegar auténticas bombas de relojería. Un restyling de la saga Miracle comenzó a dar paso a lanzamientos que se cuentan por éxitos. Y llegó la saga Bobal by Pepe Hidalgo compuesta por un Bobal Negro, un tinto que es pura fruta; un Bobal Blanco, muy especial en la técnica de elaboración y un Bobal Rosa, mágico a la vista. Entre tanto llegó Ceràmic, un abrazo a la monastrell que recupera la tradición del paso por tinaja de barro, que es un auténtico deleite. Por último, nos mostró la excelencia con Clos de Gallur, un tinto que llega para tomar las grandes mesas de la alta gastronomía. Pero esto no ha hecho más que empezar. La creatividad de Pepe va mucho más deprisa que nuestra capacidad de contarlo. Apunten un paso muy próximo: Ceràmic Blanco.

Además de todo esto, Pepe es un hombre de empresa. Maneja como nadie vendimias de gran volumen como es el caso en Vicente Gandía. Trabaja pensando en los miembros del equipo que tienen que defender después su trabajo: el departamento comercial o el de marketing. Pepe Hidalgo Camacho escribe su propia y brillante historia.

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