23 junio, 2023
Mar Lafuente / Fotos y vídeo: Vicent Escrivà
La culura vitivinícola ha vuelto a tomar, un año más, el Mercat del Riu Rau de Jesús Pobre con la celebración de la ‘V Mostra de Vins Singulars i de Poble’. Allí, más de una veintena de bodegas de lo más especiales han tenido la oportunidad de transmitir la historia que guardan sus vinos y la pasión con la que elaboran todos y cada uno de ellos. Una feria de vino muy rural que se ha convertido en el escenario perfecto tanto para los que buscan algo diferente, con esencia, con alma… como también para los propios productores, quienes tienen tiempo de contarles todo lo que esconden sus productos.
Hace siete años, un grupo de vecinos de la localidad de Jesús Pobre decidió unir sus fuerzas con el objetivo de preservar el territorio a través de la viticultura y reivindicar el mundo rural y las pequeñas producciones. Así nace la Associació de Vins Singulars i de Poble, una plataforma de difusión de proyectos respetuosos con su tierra de origen. En este camino decidieron poner en marcha la Mostra de Vins Singulars i de Poble que este año celebra su quinta edición como altavoz que cuenta los relatos que guardan cada uno de los vinos de los productores que pasan por allí.
Esta nueva edición volvió a celebrarse en un enclave mágico, en el Mercat del Riu Rau de Jesús Pobre, un espacio que cobra vida todos los domingos como un mercado tradicional donde los productores venden directamente sus productos. Inspirados en esta atmósfera, han querido emular este momento con las bodegas participantes en la Mostra que se asemejan a los puestos de verduras o embutidos que se encuentran en este mercado dominical, pero ahora en versión vino.
Un espacio que, además, está muy vinculado con el mundo del vino. La comarca de la Marina Alta, donde se encuentra Jesús Pobre, durante los siglos XVIII y XIX, experimentó un auge económico sin precedentes convirtiéndose en el principal productor de pasa de uva moscatel. Un movimiento que se hizo notar en la arquitectura rural de la región, donde se ven muchs construcciones de arcos donde almacenaban las pasas. Un legado arquitectónico de ‘riu raus’.
Este año han participado 25 bodegas durante dos días muy distintos. El domingo 11 de junio el evento estuvo abierto al público en general, fue una experiencia lúdica con música en directo, talleres de pintura con los colores del vino y funcionó con el clásico sistema de tickets. Por otro lado, el lunes 13 de junio por la mañana estuvo reservado exclusivamente para los profesionales del sector, sin cobrar entradas, y enfocado a actividades comerciales donde el productor puede contar directamente la historia que guardan sus vinos.
Mara Bañó, presidenta de la Associació de Vins Singulars i de Poble, ha asegurado que todas las bodegas que participaron en la Mostra tienen una singularidad que la distingue, bien por su tamaño o porque trabajan con uvas endémicas de su zona. Son todo proyectos con alma y que transmiten la pasión con la que trabajan en sus vinos. Una de las novedades de esta nueva edición ha sido la participación de los alumnos del Instituto de Teulada, concretamente los del FP de producción de vinos y aceites, quienes han podido mostrar los vinos que han estado elaborando durante el curso. Bodegas locales, españolas e incluso, este año, de Francia.
Con todo esto, la Mostra de Vins Singulars i de Poble es una oportunidad para aquellas pequeñas bodegas que no tienen la posibilidad de asistir a grandes ferias, brindando así una oportunidad rural y auténtica para mostrar vinos singulares de una forma más atractiva y accesible.
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