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Pago de Tharsys o caer rendidos al embrujo de Medusa

6 noviembre, 2020

Jaime Nicolau / Vicent Escrivá

Hay proyectos que contagian pasión. Quedas prendado cuando tocas su terruño y su viñedo mientras contemplas, a pocos metros, la bodega. El que os acercamos es un château en el corazón de Requena. Es uno de esos proyectos que hay que visitar al menos una vez en la vida. Estamos en Pago de Tharsys. 14 hectáreas ecológicas de encanto y buen gusto con la bodega en el centro de la misma, construida sobre una antigua bodega con dos siglos de historia, con una cueva mágica, en la que reposan las mágicas burbujas del cava, una de las señas de identidad de una de las firmas más visitadas de la Comunitat Valenciana.

Hemos quedado con Rebeca García, responsable de marketing y segunda generación de la familia fundadora. Nos da la bienvenida a las puertas de la bodega. Rebeca vive el mundo del vino y su entorno con pasión y un punto de rebeldía, sabedora del enorme potencial que su comarca tiene. Su carácter emprendedor no le deja ni un segundo libre. El bello proyecto ha ido creciendo y en los últimos años han incorporado a sus instalaciones una nueva tienda y un wine bar en el que comienzas a vivir el maravilloso mundo de Pago de Tharsys.

La experiencia es una de las disponibles en el enoturismo de la bodega. Comienza paseando entre viñas hasta hacer parada en una de las bellas parcelas de las 14 hectáreas de la finca. Estamos en las cepas en las que nace Vendimia Nocturna, tanto el blanco de Albariño como el rosado de Garnacha. Levantar la vista al horizonte es un espectáculo. Catar en ese contexto el rosado es caer prendado para siempre. Es entender lo que saboreas desde su origen. Dar sorbos a un terroir especial y a las cepas que te miran a los ojos.

Caminamos de regreso hacia la bodega para adentrarnos en la sala de barricas. En silencio reposan los tintos y blancos que ‘tocan’ la madera. Y es precisamente aquí donde está la puerta de entrada al gran tesoro de Pago de Tharsys, con permiso de su viñedo. Unas estrechas escaleras nos adentran en el apasionante mundo del cava. Estamos en la antigua bodega de 1808. Una cava fascinante donde todavía hoy descansan las botellas en rima antes de pasar al pupitre. De ahí al degüelle, uno de los momentos mágicos del proceso.

Y es que el cava es uno de los productos que ha dado a Pago de Tharsys el enorme prestigio que hoy tiene. Y si hay un cava que simboliza a la perfección ese peso de las burbujas en esta firma ese es el Pago de Tharsys Brut Nature Reserva, un cava excepcional que genera recuerdo tanto por su sabor como por la espectacular etiqueta cerámica de Medusa. Es uno de los iconos de la bodega. «Este cava nos ha hecho ser conocidos a nivel mundial. Además del producto, por la original presentación que nos ha permitido ser una de las bodegas más reconocidas del mundo del cava», señala Rebeca con el producto en las manos. Y es que ni el más optimista del equipo podía esperar hace unos años en el lanzamiento de este cava que su packaging fuera a ser capaz de dar la vuelta al mundo conquistando winelovers.

Así, rendidos definitivamente al embrujo de Medusa, volvemos a subir a la superficie para terminar nuestra visita en la tienda y el wine bar de Pago de Tharsys. Allí pondremos el broche perfecto a una jornada inolvidable.

El embrujo no se detiene. Nuestros recuerdos serán sus prisioneros para siempre.

Un comentario en Pago de Tharsys o caer rendidos al embrujo de Medusa

María el 12 noviembre, 2020 a las 5:51 pm:

La bodega es espectacular y los cavas buenísimos. Vale la pena la visita

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