11 noviembre, 2021
Jaime Nicolau / Fotos: Fernando Murad
Cada vez son más las Denominaciones de Origen del vino español que apuestan para su presidencia por la figura de un técnico en lugar de un bodeguero, evitando así todos las recelos que esto provoca en el resto de bodegas. Economista de profesión, Rafael Verdú llega a la presidencia de la DO Yecla, puesto que ya ocupó fugazmente en los años 80. En su trayectoria profesional ha sido asesor fiscal y auditor de cuentas en los últimos 15 años. Desde hace unos años está jubilado, aunque con muchas actividades a las que ahora suma la presidencia de esta denominación de origen que lleva la bandera de un pueblo y sus gentes por el mundo.
5barricas.- ¿Cómo llega Rafael Verdú a la presidencia de la DO Yecla y qué relación tiene con el mundo del vino?
5b.- ¿Llega esta segunda oportunidad en un mejor momento para ti?
R. V.- Han pasado casi treinta años y creo que ahora sí. En este tiempo Yecla también se ha asentado como denominación de origen.
5b.- ¿Qué es lo que más te ilusiona de este nuevo reto?
R. V.- En realidad es un reto y a la vez una responsabilidad. Yo he visto crecer las bodegas y pasar crisis terribles. Hace 20 o 30 años estábamos con importantes excedentes con proyectos que no estaban suficientemente preparados para acometer el reto. Las bodegas se han ido modernizando con un esfuerzo importantísimo. El mundo del vino no es una fábrica y recuperar la inversión puede costar muchísimos años. Entonces el esfuerzo que hace el bodeguero es muy importante, además del que está haciendo el agricultor. No somos todavía capaces de vender el vino al precio que el agricultor debería cobrar la uva.
5b.- ¿Cuáles crees que son los puntos fuertes de Yecla?
R.V.- Yo diría que hemos conseguido un equilibrio razonable entre las parcelas de la denominación de origen y y tenemos ahora mismo casi 5000 hectáreas de viñedo acogido que creo que estamos controlando bien y estamos pudiendo vender el vino, aunque nos gustaría venderlo a mejor precio. También remarcaría como positivo que nos hemos modernizado y las bodegas se han dimensionado adecuadamente. Antes había una dimensión excesiva. Por último, la técnica también ha cambiado mucho y el esfuerzo que han tenido que hacer las bodegas para adaptarse a las circunstancias técnicas que necesitaban por exigencias de los mercados. Eso ha hecho que los vinos mejoren muchísimo. Tenemos argumentos para salir adelante.
5b.- Hablar de Yecla es hablar principalmente de monastrell…
R. V.- El monastrell es nuestro emblema, como en el resto de DO murcianas. Y un monastrell que habla solo y no debemos complicarle la vida al consumidor final yéndonos a vainillas, flores, etc. Es un monastrell muy similar al de nuestras zonas vecinas porque el clima y la orografía son muy parecidos. Tal vez se diferencian más incluso dentro de la propia Yecla. No es lo mismo la monastrell que se coge en Campo Bajo que la que se coge en el Arabí. No es lo mismo por la altitud. Entonces, dentro de las propias denominaciones de origen, vamos a encontrar un monastrell diferente. Y en lo distinto está la riqueza que hay ahora mismo en la zona, sobre todo en los viñedos en vaso que no son demasiado productivos y tenemos que apoyarlos como sea. Están dando una diferencia respecto de otros sitios muy importante. Pero el agricultor que cultiva ese viñedo en vaso sigue sin obtener rendimiento suficiente. Entonces, de alguna forma, hay que proteger ese patrimonio. Creo que es el camino para vender los vinos a un precio justo y que el agricultor perciba lo que merece.
5b.- ¿El futuro de Yecla puede pasar por algún plan desde el Consejo Regulador para premiar las buenas prácticas con ese patrimonio vitícola?
R. V.- Tenemos que estudiarlo, eso es seguro. Porque es la única manera de que la gente no abandone los viñedos. Confío en lograrlo. Estamos en una zona de gente muy dinámica y emprendedora que son capaces de crear cualquier tipo de negocio.
5b.- ¿Qué se puede hacer a nivel consejo regulador?
5b.- ¿Cómo es la estrecha vinculación entre la DO Yecla y la Ruta del Vino?
R. V.- Lo veo complicado, pero a la vez ilusionado. Hay que promover los vinos y al mismo tiempo que seamos capaces de venderlos mejor y cuidar del agricultor. Tenemos que mantener nuestra cultura y nuestras tradiciones, pero también nuestro patrimonio vinícola en forma de parcelas viejas y a la vez de cerrar el círculo de cuidar a todo el sector. Debemos conseguir que todos los programas de ayuda vayan destinados a esos objetivos fundamentales. Lo demás yo creo que se puede resolver porque la calidad la tenemos.
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