5 agosto, 2021
Pepelu González / Foto y vídeo: Vicente Escrivà y Fernando Murad
Visitar Nozomi, en pleno barrio de Ruzafa, es escapar de la realidad y de la cultura del viejo continente para teletransportarse, en un abrir y cerrar de ojos, a Japón. Una experiencia en la que la cultura asiática se respira desde que atraviesas sus puertas y observas la pasión con la que sus fundadores, Nuria Morell y José Miguel Herrera, impregnan cada uno de los rincones de este local de fantasía.
En 2007 iniciaron su travesía en el mundo del sushi, en el barrio del Carmen. Tras ocho años maravillando al público con sus platos e innovaciones, decidieron seguir transmitiendo su pasión e ilusión por la cultura y gastronomía japonesa en Nozomi Sushi Bar, ‘un proyecto personal que significa, literalmente, la ilusión de un sueño cumplido’.
De la mano de Nuria florecieron unos platos que, posteriormente, crearon una perfecta armonía con los vinos de Javi Revert, el famoso enólogo y viticultor de Font de la Figuera. Su pequeño proyecto se basa en recuperar antiguos parajes de plantación, laderas de orientación norte en las que poder cultivar variedades tradicionales de la zona. Su pasión por el mundo del vino está intrínseca, desde su nacimiento. Sus abuelos, tanto por parte de madre, como de padre, ya eran propietarios de pequeñas bodegas donde elaboraban sus propios productos. Entre risas y desde la sinceridad, nos cuenta que no se acuerda de cómo comenzó su amor por este extenso y complejo universo.
Sus vinos muestran una identidad de zona, cada uno de ellos tiene una historia y buscan expresar un lugar, una añada. Todos los años no son iguales y eso es lo que Javi Revert quiere expresar con cada uno de sus productos.
La primera elaboración que Nuria, habilidosamente, preparó, fue el tartar de salmón. Un plato en el que la maceración del pescado es fundamental. Las especias picantes, junto con el wasabi, la cebolleta y demás detalles, como el sésamo blanco, sirvieron para realizar una excelsa presentación con la que hacer salivar a todos los clientes que tengan la suerte de poder reservar una mesa en Nozomi. Una degustación que vendría acompañada con uno de los vinos de Javi Revert que Jose, sommelier del establecimiento, seleccionó para el maridaje. En este caso, el elegido fue el ‘Javi Revert Micalet 2020’, un vino blanco elaborado con Trepadell, Tortosí y otras variedades blancas, de un solo viñedo portador del mismo nombre y que fue plantado su bisabuelo, en el año 1948, sobre suelos calcáreos.
Este coupage también fue el encargado de armonizar con una de las elaboraciones imprescindibles de la carta de Nozomi Sushi Bar, el usuzukuri de dorada. Un plato en el que la mano de Nuria es clave, puesto que el corte del pescado debe ser extremadamente fino y preciso. Aquí, la salsa de soja, el aceite de trufa blanca y demás detalles, como el sisho morado, también juegan un papel fundamental, aportando sabores diferentes al pescado y satisfaciendo nuestras papilas gustativas con una explosión de texturas y gustos.
De las manos de Nuria también nacerían los dos últimos bocados, los nigiris. De sardina y de salmón braseados. Para ellos salió a la palestra el ‘Javi Revert Sensal 2020’, un tinto elaborado con Garnacha tintorera y uva monastrell cultivadas en un viñedo de 0,8 hectáreas, plantado en el año 1965 a 700 metros de altitud, sobre suelos calizos, frescos y ligeramente arcillosos. Unas características que dan vida a un vino expresivo, jugoso y sincero que destaca por sus aromas a frutas rojas.
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