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Nace Las Pisadas, un vino de Familia Torres basado en la singularidad de Labastida

18 octubre, 2018

Las Pisadas es el primer vino del nuevo proyecto de la Familia Torres en la DOCa Rioja, que rinde tributo a la historia vitícola de Labastida, centrándose en el origen y la tipicidad para elaborar vinos singulares que interpreten el paisaje de este rincón de la Rioja Alavesa. Un tinto 100% tempranillo, fresco, cuyo nombre evoca los días en que el vino se hacía a cielo abierto, en lagares excavados en la roca.

Impulsado por la quinta generación y liderado por el enólogo Julio Carreter, este proyecto vitivinícola, que tiene en los viñedos propios su seña de identidad y toma el nombre de su finca más emblemática, La Carbonera, es el resultado del conocimiento adquirido a lo largo de más de una década de presencia en esta región, identificando los diferentes terruños y las mejores parcelas y uvas.

Las Pisadas es, según Julio Carreter, “un vino de municipio donde hemos pretendido reflejar la tipicidad de la tempranillo de Labastida, de sus diferentes zonas y altitudes que le aportan características concretas. Es un vino con un estilo fresco, donde predomina la fruta a la madera, potenciando la finura y la elegancia frente a la concentración”. Un vino cuyo nombre evoca los días en que el vino se hacía a cielo abierto, en lagares excavados en la roca, y que interpreta el paisaje del entorno de Labastida, en honor a su largo acerbo vinícola.

Las Pisadas 2015 es un vino de Labastida. Tinto 100% tempranillo, resulta de un minucioso trabajo de selección de parcelas, caracterización de la tipología de vinos y búsqueda de la tipicidad. Procede de viñedos tradicionales de entre 25 y 50 años, plantados en vaso y cosechados a mano, repartidos en tres zonas situadas a diferentes alturas: la zona baja, próxima a la ribera del Ebro, está situada entre los 440 y 460 metros; la zona media en los alrededores de Labastida se sitúa a 540 metros sobre el nivel del mar, y las parcelas de la zona alta se encuentran a las faldas de la sierra de Toloño, entre 600 y 650 metros de altura, dando lugar a vinos más frescos que los que se obtienen en las otras zonas, más maduros y concentrados.

De la selección de los mejores lotes, que se vinifican por separado en depósitos de acero inoxidable y envejecen durante 10 meses en barricas de roble francés de 225 y 300 litros, parcialmente nuevas, y otros 12 meses en botella, nace un vino fresco, frutal y sedoso, que resalta la tipicidad de los viñedos más privilegiados de la Rioja Alavesa. De intenso color cereza oscuro, carácter deliciosamente frutal, muestra recuerdos de confitura de frambuesas, notas de frutos secos (dátiles) sobre un fondo especiado (clavo) y paladar sabroso, cálido y sensual.

El proyecto La Carbonera marca una nueva etapa para los vinos riojanos de la Familia Torres, focalizada en viñedos propios. Toma el nombre de la histórica finca catalogada como viñedo singular, que se encuentra cerca de la bodega y de la que nacerá en un futuro un vino icono. La singularidad de esta viña radica en la edad de sus cepas (73 años), la extensión de la finca (10 hectáreas) y su valor histórico, ya que aquí se conservan lagares rupestres como testimonio del origen de la elaboración del vino.

Con esta vieja viña de tempranillo como su más pre­ciado tesoro, La Carbonera pone en foco el origen y la tipicidad de la zona, interpretando su paisaje a través de 18 hectáreas de viñedos en propiedad, parcelas plantadas en vaso situadas a diferentes alturas dentro del término municipal de Labastida, con suelos, orientaciones y microclimas distintos.

Con este nuevo proyecto, Familia Torres afianza su apuesta por Labastida, convencida del extraordinario potencial de esta histórica villa en la elaboración de grandes vinos. La centenaria bodega familiar inició su andadura en la Rioja Alavesa en 2006, poniendo a cargo de sus proyectos a Julio Carreter, enólogo oriundo de Vitoria.

Las huellas de la rica herencia vinícola de Labastida, un territorio bendecido por la naturaleza para el cultivo de la vid, se perciben en la misma villa y tam­bién en su entorno, donde se conserva una docena de antiguos lagares de piedra destinados al pisado de la uva para elaborar vino.

Escondidas entre viñas, estas ancestrales estructuras constituyen un valioso patrimonio, donde subyace el origen del vino de la Rioja Alavesa. Entre las vides de La Carbonera, se sitúa el lagar conocido como Montebuena Norte, considerado uno de los conjuntos arqueológicos más completos y atractivos de la comarca.

Este ha sido el lugar elegido para el lanzamiento de Las Pisadas 2015, un acto en el que se recreó el pisado y prensado de las uvas en lagares de piedra. El evento fue presentado por Julio Carreter, acompañado de Xavier Rubires, enólogo jefe de las bodegas de Familia Torres fuera de Cataluña, y de Miguel Ángel Larreina, uno de los mayores expertos en la Rioja Alavesa y autor de la obra inédita realizada con motivo de esta presentación, donde resume las particularidades que hacen de la Rioja Alavesa una región vitivinícola especial, vinculando el vino con la historia de la comarca, las características de sus viñedos y los aspectos de su biodiversidad.

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