Déjate seducir por el mundo del vino
Déjate seducir por el mundo del vino
14 October, 2022
Texto: Jaime Nicolau / Foto y Vídeo: Fernando Murad y Vicent Escrivá
Nadie es capaz de confirmarlo de manera oficial. No es posible. Pero con 5.000 piezas del mundo del vino y la vida en el medio rural, estamos seguro ante una de las colecciones privadas más importante de España y la más importante de tierras valencianas, el Museo de Sisternas. Nos espera Juan Andrés García, Cabildero de cuarta generación, para contarnos cómo han ido cimentando una colección de tales dimensiones y por qué decidieron convertirla en un espacio para compartir con los visitantes pues hoy, junto al Museo de la Seda de Requena que también es de su propiedad, reciben a más de 10.000 personas al año.
Antes de empezar un paseo por la historia. El Caserío de Sisternas está ubicado en la parte suroeste de la comarca de Requena (Valencia), junto a la pequeña aldea de Casas de Cuadra. Fue fundado por la familia de Los Cabilderos a finales del S.XIX. Cándido funda la bodega en el año 1902 y sus hijos pequeños, Miguel y Silverio, la amplían en los años 1930. La capacidad de la bodega en esa época asciende a 600.000 kilos de uva. Es el bisabuelo Cándido, el primer Cabildero, el que transforma toda una finca de 200 hectáreas de azafrán en uva de vinificación, plantanda ya con los primeros “pies americanos” anti-filoxera y con la variedad autóctona: la bobal. Miguel García, Cabildero de la tercera generación, ayudado por su familia, es el encargado de convertir el Caserío de Sisternas en uno de los mejores y más completos museos etnográficos de la Comunidad Valenciana.
Y como no podía ser de otra manera, un Cabildero de cuarta generación nos va a mostrar los encantos de este maravilloso rincón en las tierras del interior de la provincia de Valencia. Empezamos por donde suelen terminar las visitas, con el almuerzo. Bollo de Requena, queso, tomate y aceite, regados con cava de Requena. No está mal para empezar. La sobremesa se alarga, pues la historia contada en la persona de Juan Andrés no tiene desperdicio alguno. Cada detalle atrapa. Cada palabra embelesa. Decidimos que la charla continúe al ritmo que recorremos los múltiples espacios que contiene. Cada cosa está en su lugar de origen. Pasamos de puntillas por la bodega, la parte superior, porque después será el final del recorrido.
Empezamos con el horno, que compartían varias familias. Conocer como elaboraban, con qué ingredientes, cómo los cultivaban… es viajar a otra época. Junto a ella la sala dedicada a la matanza, como era costumbre en aquellos tiempos, y más en unas tierras en las que “del cerdo, hasta los andares”. Cada pieza, o por lo menos muchas de ellas, cuentan con carteles personales y divertidos que elaboraba el padre de Juan Andrés.
Salimos al exterior a través de un patio, para llegar a una antigua cosechadora, a las puertas de otro espacio singular. Una nutrida colección de tractores, motos y bicicletas de época que evocan aquellos modos de transporte. Pero la pieza más llamativa, un camión de los años 30 vinculado al negocio del vino. No hay palabras, hay que verlo.
El patio, las cuadras… comenzamos a serpentear en un laberinto mágico que da paso a la casa y sus habitaciones, en las que se ha parado el tiempo, al igual que en la cocina. Atravesamos su umbral y cruzamos hasta una de las grandes joyas, los antiguos depósitos que han ido perforando y comunicando unos con otros, en las entrañas de la bodega, esa que fue nuestra primera parada. Y cómo de inventar no paran, en esos pasillos profundos y oscuros y en una de las casas contiguas han preparado dos divertidos juegos de escapismo, para los más atrevidos.
Y volvemos a la bodega. Prensas, despalilladoras, aperos del campo y una inmensa colección de botellas… Todo lo que se puedan imaginar está. Allí parado, contando la historia a cada visitantes. Haciéndoles partícipes de una tradición milenaria en la zona. Y rindiendo merecido homenaje a los Cabilderos de todas las generaciones, hoy representados por Juan Andrés García, “Cabildero, y a mucha honra”.
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