4 octubre, 2017
Jaime Nicolau
No son palabras nuestras, las pronunció en la emotiva jornada de ayer el director general de Murviedro, Marc Grin. 90 años dan para mucho. El Grupo Shenck desembarcó en España en Cataluña en 1927, pero muy pronto puso su mirada en Valencia, en el Grao, junto al puerto, en la que fue la casa de la ahora Murviedro durante décadas.
Era una época de vinos a granel a espuertas por el puerto de Valencia. Bonanza que duró muchos años. Una experiencia exportadora que todavía hoy perdura y que asentó el sector vinícola valenciano actual. Pero un día Michel Grin, padre de Marc, comenzó a dar vueltas a la idea de irse más cerca de la zona de producción, en una Valencia en pleno cambio urbanístico. Y así fue como Murviedro llegó a Requena, para estar cerca del origen, de la tierra. Pero como dice su hijo Marc «nos faltaba que el proyecto tuviera alma». Y ya la tiene. Comenzó una etapa en la que se consideró que ya no hacía falta crecer más en volumen, y sí hacerlo a través del compromiso con el origen. La bobal por bandera para contribuir hacer grande la tierra que tanto le ha dado a la firma. Y como guinda al pastel, para celebrar el 90 aniversario, la firma ha estrenado su Casa Museo en plena Villa de Requena. Un canto al enoturismo que, como bien apuntaba Marc Grin, «hace que nuestro proyecto tenga también alma». Un espacio espectacular en el que los winelovers van a disfrutar de lo lindo. Pretende ser un espacio de divulgación para acercar la cultura del vino a todo tipo de público, acompañándoles a descubrir su historia y haciéndoles partícipes de los secretos que encierra el mundo enológico en la comarca Requena-Utiel.
Y no es casual que se haya hecho coincidir este acontecimiento con la celebración del 90 Aniversario de la bodega, ya que como ha destacado el Director General de Bodegas Murviedro, Marc Grin, “es en Requena donde se trasladó la bodega hace ya más de 20 años donde queremos estar y llevar a cabo nuestro proyecto de futuro. Y es en el barrio de la Villa, desde la nueva Cueva Museo, desde donde Murviedro quiere contribuir a acercar la cultura del vino al visitante, para que pueda disfrutar adentrándose en las cuevas de un trocito de nuestra historia, que es la de nuestra comarca”.
El evento ha recreado un recorrido por la historia de la bodega, que surge en 1927 cuando la familia Schenk decide dar un paso más en su expansión instalándose en España en busca de vino de calidad para el norte de Europa; recordando la etapa de los 80 en la que se produce el salto del vino a granel al embotellado, pasando por su traslado a Requena en 1997, lo que modificó la estrategia de la compañía y le condujo a un mayor crecimiento y consolidación de su marca. Un reconocimiento a la calidad de sus vinos que le ha valido la proyección internacional a lo largo de todos estos años.
Marc Grin ha querido enfatizar que en esta nueva etapa el viñedo va a adquirir un protagonismo especial, ya que a la inauguración de la nueva Cueva Museo hay que sumar la adquisición de la nueva Finca Casa Lo Alto, donde la bodega quiere llevar a cabo un proyecto de enoturismo que verá la luz en el verano de 2018 y apostar por la agricultura ecológica y las técnicas biodinámicas. Un paraíso de 150 hectáreas que se suman a los viejos viñedos de la partida El Ardal.
En definitiva, “una apuesta por el terruño y la tipicidad que cierran el círculo y dan sentido al sueño de Arnold Schenk de crear un grupo empresarial que cubriese todas las fases del proceso vitivinícola, desde el viñedo al consumidor final”.
El acto oficial, que se ha celebrado en la Iglesia de San Nicolás, ha contado con la presencia del Alcalde de Requena y de la Directora General de Desarrollo Rural y Política Agraria, el Sr. Michel Grin, anterior Director General de la bodega, y numerosos representantes del sector.
La bodega ha obsequiado a sus invitados con el vino homenaje de edición limitada, que lleva por nombre la fecha de la fundación de Bodegas Murviedro (1927). Se trata de un monovarietal de Bobal que seleccionaron los enólogos del grupo Schenk como vino homenaje, al decantarse de forma unánime por embotellar 100% Bobal, destacando por encima de todo “su tipicidad única”.
El vino elegido procede de una selección de uvas de la parcela El Ardal, recientemente adquirida por la bodega, que estaba a punto de arrancarse y que Bodegas Murviedro adquirió con la finalidad de conservar un patrimonio único de la zona, las viñas viejas de Bobal. Este vino surge de la primera añada de esta parcela, la añada de 2016, cuyas viñas dieron 1,5k por cepa. Unas cepas que por su edad, más de 70 años, ofrecen una regularidad tanto en sus frutos como en la cantidad.
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