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«Mi padre y Casa Montaña son mis dos referentes»

Un vino con... ALEJANDRO GARCÍA, Casa Montaña

8 mayo, 2020

Isabel Cremades / Jaime Nicolau
Al atravesar la puerta modernista de Casa Montaña da la impresión de que poco ha cambiado el panorama en dos siglos. Las barricas y tinas de madera siguen en el mismo sitio y más bonitas que nunca. Los carteles en las paredes anuncian bebidas en épocas que han marcado la historia durante decenas de décadas. La barra lo preside todo. Es la reina de un local que camina hacia el bicentenario. El ritual de atravesarla agachándote se ha convertido en una seña de identidad. Casa Montaña lleva ahí, en el mágico barrio del Cabanyal-Canyamelar, desde 1836. Sus paredes saben más de historia que los libros. Han escuchado tertulias de mil colores de los intelectuales de varias épocas. En 1994 Casa Montaña recayó en manos de Emiliano García Domene, actual propietario e impulsor de la tradición gastronómica y enológica que caracteriza la bodega. De su mano Casa Montaña se ha convertido en un establecimiento que aparece en todas las guías de viajes del mundo cuando el destino es Valencia. Y el que llega se enamora para siempre. Obsesionado con ‘hacer barrio’ Emiliano ha conseguido que Montaña se ‘reconcilie’ con un barrio que ha recuperado la vida y su entorno: el mar. En 2006 se incorpora su hijo Alejandro García, el relevo generacional que garantiza esa evolución necesaria a un proyecto en el que tradición y modernidad conviven en perfecta armonía. Hemos quedado con Alejandro para tomar un vino virtual y analizar, apoyados en la solera de esas barricas, un momento que está marcando nuestras vidas, pero del que saldremos reforzados. Nos imaginamos sentados en unos taburetes por los que han pasado importantísimos personajes de la cultura, la sociedad, la política…

5barricas.- ¿Qué es lo que engancha a un ingeniero de profesión para dedicarte a este negocio plenamente?

Alejandro García.- En mi caso, he vivido esto desde que era pequeño. Siempre que podía me escapaba de alguna forma para estar aquí. En los veranos, entre semana o fin de semana, cuando hacía falta echar una mano. Lo llevaba dentro. Estábamos en esa época en la que había que estudiar y ser ingeniero o médico. Mi padre me enfocaba por ese lado porque pensaba que era lo mejor para mí. Me fui por ingeniería, porque la ciencia siempre me ha gustado mucho. Luego, al cabo del tiempo, que ya «cumplí entre comillas con la ingeniería» (ríe) empecé a ver que no era lo que más me gustaba, necesitaba algo un poco más romántico. Yo estaba en el sector de la energía, con un ambiente muy poco atractivo digamos. Hice un master MBA, de Dirección de Empresas para desvincularme un poquito de la ingeniería, en el que te enseñan a buscar tu producto y tu empresa ideal. Me di cuenta de que yo ya tenía esas referencias delante de mis narices. Tenía delante Casa Montaña, que era una casa diferente, un negocio diferente, con solera, antiguo… Y, por otro lado, tenía a Emiliano. Mi padre me parecía un personaje y un gestor muy interesante. Uniendo esas dos cosas me di cuenta de que tenía delante la persona y el lugar. Me fui para allí y comprendí que siempre había estado dentro. Y me dio ese toque apasionado que la ingeniería no me daba.

5b.- No podemos evitar hablar del duro golpe que está suponiendo esta crisis, pues en vuestro caso cerraron las puertas que llevan abiertas 184 años, y lo que ha supuesto para el barrio, que enmudecía por completo a las puertas de las Fallas y su Semana Santa Marinera…

A. G.- Justamente ha coincidido con las fechas en las que el barrio está más vivo. Es difícil afrontarlo después de tantos años teniendo esas fechas como clave, ya no de mucho trabajo, que también, sino de mucha alegría y mucha vida. Un barrio que está más vivo que nunca, en una etapa dulce… He sentido tristeza, por un lado, e incertidumbre, por otro. Como todo el mundo, supongo. Los primeros días hasta le das un enfoque positivo, y seguramente  lo tenga, dentro de la enorme tragedia que está suponiendo. Pero luego se va alargando la situación y te empiezas a preocupar. Nosotros no hemos parado de trabajar intentando diseñar la vuelta.

5b.- ¿Qué escenarios habéis contemplado?

A.G.- Nosotros habíamos creado un equipo de dirección en los últimos años bastante competente. Nos estamos reuniendo semanalmente y entendimos que debíamos trabajar con varios modelos. Uno de ellos es el nuevo marco en protocolo de sanidad. Mi padre ya instauró unos estándares de exigencia muy elevados y sigue siendo una obsesión para nosotros. Lo adaptaremos a la nueva normalidad. Otro sería la comunicación en varios frentes: interna con los trabajadores, con los proveedores y con los clientes. Justo este año incorporamos una persona de calidad que, además, es nutricionista, con un máster de todo esto. Incorporamos la figura del ‘Welcomer’ para gestionar la entrada y optimizar el trato con el cliente…, así que todo eso nos va a servir en este nuevo ambiente.

5b.- Este confinamiento nos ha permitido pararnos a pensar, ¿con qué reflexión te quedas?

A.G.- Con que vivíamos muy deprisa sin saborear o disfrutar las cosas. Íbamos a 180 con un buen coche y siendo cautos, pero más deprisa de lo debido. Se te olvida disfrutar. Yo creo que el mundo iba demasiado rápido. Cuando yo entré en Casa Montaña éramos ocho y ahora somos ya 25 personas trabajando en el mismo local, con la misma sala, la misma cocina… pero es que llevábamos un ritmo de locura. Tenemos que ir más despacio todos.

5b.- ¿Hay margen para algún tipo de reinvención, por ejemplo, las comidas para llevar?

A.G.- Hay poco margen para reinventarse porque somos un negocio con una filosofía muy marcada y la calidad es nuestra obsesión en todos los sentidos. Las comidas para llevar es algo que ya hacíamos de manera más informal con vecinos del barrio y algunos clientes que, como estamos siempre tan llenos y no podían coger mesa, ya venían a pedirnos para llevar. Pero era desde una relación de enorme confianza. Ahora que hay más demanda vamos a darle una vuelta. Ya estamos buscando todos los envases y hemos hecho una lista de productos que el cocinero recomienda «para llevar». Lo vamos a protocolizar y adecuarlo a lo que ya está ocurriendo en la demanda de productos.

5b.- ¿Y vuestra hoja de ruta en la desescalada?

A. G.- Abriremos cuando podamos utilizar como mínimo el 50% del local. Es el escenario de simulacro que hemos hecho para reincorporar a 14 personas, asumiendo ese coste de personal y manteniendo los niveles de calidad que son enseña de la casa. Estamos aguardando a ver cómo se van conociendo las condiciones más específicas del sector. Esperamos que no se alargue más del 8 de junio.

5b.-  Hablar de Montaña es mucho más que hablar de gastronomía. Es hablar de cultura, de vino, de intelectuales, de políticos… se ha convertido en un refugio en el que se disfruta muchísimo una tertulia… ¿Qué visita o qué visitas, por no quedarte solo con una, recuerdas con especial cariño?

A. G.- Es difícil quedarse con una, pero estos días me he acordado mucho de la de José Luis Cuerda, figura clave del cine español del siglo XX, que nos dejaba en febrero. Me tocó sentarme a su lado y disfruté mucho. Pero sinceramente, las que realmente me llenan mucho son las de la señora o el señor de 70, 80 u 85 años que se emocionan al entrar a la bodega, con los ojos brillantes al sentir que todo está como ellos lo conocieron hace muchos años y te empiezan a contar una historia de cuando venían aquí con su abuelo… Me conmueven esas visitas y se repiten con mucha asiduidad todos los meses.

5b.- ¿Qué mensajes os ha lanzado vuestra clientela?

A.G.- Pues la verdad es que ha sido una gozada. No sabíamos bien qué hacer, si grabar un vídeo del equipo… Al final, hace un mes, decidimos colgar en redes nuestro vídeo corporativo con el hashtag #prontovolveremos y ha sido impresionante. Las visualizaciones, los comentarios… (puedes verlo aquí). Mucha gente me ha escrito, lo han visto, compartido… Y en los últimos 10 días, pues ya los mensajes son más interesándose por cuándo abrimos y cómo estamos.

5b.- Pero Casa Montaña es también un templo del vino. Es un establecimiento pionero en el vino por copas con las famosas pizarras… Háblanos del tratamiento que le dais.

A.G.- El vino es muy importante en Casa Montaña. Estaremos ahora en unas 500 referencias. Cuando miramos la carta a principios de año, es cuando hacemos la selección para la pizarra. La idea nace de que todos los vinos que estaban en casa habían sido seleccionados por algún motivo y no todos caben en la carta. Seguimos el mismo patrón que en toda la filosofía de Casa Montaña. He de decir que con la llegada de Coravin estamos pudiendo disfrutar todos mucho más del mundo del vino por copas para vinos especiales, una segunda pizarra (ríe). Te da juego y es más divertido.

5b.- No podemos acabar esta entrevista sin preguntarte por el vermú en Casa Montaña. Una tradición.

A.G.- Sí, sí. La verdad es que te lo comenta toda la clientela, especialmente la más mayor. Te hablan de las habas estofadas y el vermú… El otro día mismo, estaba revisando fotografías de cuando hacíamos el trasvase del vermú con mi padre subido encima de los barriles con una bomba y lo pasábamos a los que hay en la barra. Ahora eso hay que hacerlo de otra manera, pero tenía un enorme encanto. Lo hacíamos a última hora y los clientes que aún estaban lo veían como un súper regalo. Ahora, con las nuevas regulaciones, hemos ido a otros formatos. Lo vendemos también para llevar con una botella con diseño de Mariscal… Se vende mucho.

5b.- ¿Qué mensaje positivo lanzarías tú a la gente?

A.G.- Voy a llevarlo a mi experiencia personal. A mí, lo que realmente me ha aportado es ver que estábamos viviendo muy deprisa. Durante el confinamiento he tenido muchas etapas y algunas de ellas han sido eso de reflexionar y darme cuenta de que se pueden y se deben hacer las cosas con más calma. En mi caso, saborear cada momento con mi hija… y valorar como merecen las cosas importantes de la vida.

No hay duda… pronto volveremos a agacharnos para pasar esa barra.

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Un comentario en «Mi padre y Casa Montaña son mis dos referentes»

VICENTE el 8 mayo, 2020 a las 6:05 pm:

HOLA YO HE CONOCIDO A LOS PRIMEROS PROPIETAQRIOS QUE LUEGO SE LO VENDIERON A UN MATRIMONIO FRANCES QUE VINIERON HUYENDO DE aRGELIA
QUE SE LLAMABA RENATO SORIANO
MIS ABUELOS TENIA UNA FABRICA DE LICORES FUNDADADA EN 1889 Y CON EL TLFNO 375 DE VALENCIA LA FABRICA SE LLAMBA LA REGIORANDY MISTENAL DE LAS QUE CONSERVO CALENCARIOS ANTIGUOS
LOS BARRILES QUE TIENEN LOS HE LLENADO CANTIDAD DE VECES DE BRANDY MISTELA BUENO ERAN UN UNOS BUENOS CLIENTES Y LOS MONTAÑA AMIGOS DE MI ABUELO
A VER SI CUANDO PASE TODO ESTO ME ACERCO Y LES REGALE UNA B OTELLAS DE LICORES ANTIGUAS

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