26 junio, 2020
Alba García
El rosado está de moda, o eso dicen los cazadores de tendencias. Este tipo de vino, denostado durante mucho tiempo, vive un momento dorado a nivel internacional. Su consumo se ha incrementado exponencialmente en las últimas dos décadas, hasta el punto en que casi un tercio de los vinos tranquilos consumidos hoy en el mundo son rosados.
En España, pese a ser los segundos productores mundiales (uno de cada cinco rosados del mundo es español), el consumo todavía es tímido en comparación con otras latitudes, pero poco a poco también vamos cayendo en la fiebre del rosado.
Los franceses son, sin duda, los reyes del rosé, que allí es toda una institución (aventaja incluso a los vinos blancos). Nuestros vecinos galos son los principales consumidores del mundo y lo toman sin complejos a todas horas y situaciones.
Les siguen a la zaga los estadounidenses, que descubrieron el rosado más tarde, pero con gran entusiasmo, y que han sabido darle popularidad al calor del marketing: desde lo instagrameable de sus tonalidades al invento de hace un par de veranos: el frosé (abreviatura de frozen rosé), una especie de granizado de rosado.
Los lugares sucesivos del podio son modestos en comparación con estos dos gigantes del rosado, pero puede decirse que, en líneas generales, su consumo global va en aumento. Cada vez más mercados se rinden al rosado, de Reino Unido a Suecia, Hong-Kong o Canadá.
Que está de moda lo confirma el hecho de que cada vez más famosos decidan comercializar sus propios rosados. Las últimas han sido la cantante Kylie Minogue y la actriz Sarah Jessica Parker, pero el club del rosado de famosos es extenso. En él están Brangelina (líderes indiscutibles del celebrity rosé con su Château Miraval), John Legend, Drew Barrymore, Jon Bon Jovi, John Malkovich o Gérard Depardieu.
No, no se hace mezclando uvas tintas y blancas
Seguramente uno de los mayores mitos sobre el rosado es que se elabora mezclando uvas tintas y blancas, pero nada más lejos de la realidad. Existen dos métodos para la elaboración de vinos rosados tranquilos.
El primero es mediante una maceración corta con los hollejos al principio de la fermentación. Salvo en el caso de las variedades tintoreras, en las que la pulpa de la uva también está pigmentada, el vino tinto obtiene su color de la piel de la uva durante el proceso de fermentación (normalmente, en el caso de vinos tintos, durante varias semanas). Si efectuamos una maceración corta, la transferencia de color de los hollejos al mosto será menos intensa, dejando un mosto rosado.
El segundo método de elaboración de vinos rosados es el conocido como rosé de saignée, o ‘rosado de sangrado’. Debe su nombre al hecho de “sangrar” de mosto la cuba recién llenada a fin de aumentar la proporción de hollejos y así incrementar el color y la tanicidad del vino resultante.
El rosado resultante no era más que una manera de aprovechar el mosto retirado. El vino ‘retirado’, por así decirlo, es un rosado.
Mundo aparte es el de los vinos rosados espumosos, y notablemente el Champagne, donde sí está comúnmente aceptada la mezcla de vinos de uvas tintas y blancas para la elaboración del vino base (que después experimentará una segunda fermentación para la producción de sus preciadas burbujas).
No, no es un vino para chicas
A estas alturas de la película todavía hay que explicarlo, pero no, que sea rosa no lo hace para chicas. Asociaciones cromático-culturales (un poco básicas) aparte, hay que resaltar la inmensidad de países donde el rosado sí es consumido por igual entre hombres y mujeres.
Además de Francia o Estados-Unidos, de quienes ya hemos hablado, según datos de la OIV, en Rusia, Australia, Túnez o Uruguay el consumo de rosado es equiparable entre hombres y mujeres. Para romper estereotipos están los brasileños, que beben más rosado que ellas.
No, más pálido no significa siempre mejor
Los rosados de la Provenza francesa se han ganado a pulso su fama internacional. Sus tonos pálidos se han impuesto claramente en el mercado, asociados a tardes indolentes en una terraza de Saint-Tropez. Pero eso no significa que no haya excelentes vinos rosados intensos.
La intensidad del color puede deberse al tiempo de maceración y también a las características de cada variedad de uva (hay algunas más ‘colorantes’ que otras). Son célebres los rosados oscuros de regiones como Tavel, en el Ródano, que produce exclusivamente rosados, Navarra o, en la Comunitat Valenciana, Utiel-Requena. La Denominación de Origen Utiel-Requena ha elaborado históricamente excelentes rosados oscuros a base de Bobal, su variedad autóctona, que poco a poco vuelven a ponerse en valor. Son rosados de enorme potencial como ya ha ratificado en notables ocasiones la crítica especializada, que además ‘casan’ perfectamente con el clima mediterráneo y con nuestra gastronomía. Cada vez más, las terrazas se tiñen de un color ‘rosé’ que va ganando adeptos a marchas forzadas. Es por tanto una nueva oportunidad para descubrir la enorme tradición de la DOP Utiel-Requena en materia de rosados.
Sí, es el vino ideal para el verano. Así que, ¿a qué esperas para descorchar uno?
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