18 marzo, 2021
Mar Lafuente
Francisco Carreño tiene una relación genética con el mundo del vino, desde hace varias generaciones su familia ha tenido viñedos y bodegas. Y ahora él está metido de pleno, es el actual presidente de la Denominación de Origen Bullas, también de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario y vicepresidente de la Ruta del Vino de Bullas. Esto no es de extrañar, ya que siempre ha tenido muchas inquietudes por los temas novedosos del sector, de hecho su viñedo fue de los primeros ecológicos que se desarrollaron en la denominación.
Pero su vínculo no termina aquí. Participa en el Consejo Rector de la Federación de Cooperativas de Murcia y es miembro de la Junta Directiva de la Conferencia Española de Consejos Reguladores. Y fuera del sector vitivinícola es presidente de la Asociación Nacional de Propietarios Forestales y profesor, aunque ahora ya jubilado, de la Facultad de Economía en la Universidad de Murcia.
5barricas.- Si tuvieras que hacer una pequeña presentación de la Denominación de Origen Bullas ¿cómo sería?
Francisco Carreño.- La Denominación de Origen Bullas es una denominación pequeña, como la mayoría de las que hay en España. En la actualidad mueve en torno a cinco millones de kilos de uva, hay inscritas 12 bodegas y estamos casi en los 300 viticultores. Pero creo que, a pesar de ser pequeña en cuanto a volumen, es grande en superficie. Hay que tener en cuenta que Murcia es una de las provincias de España con los municipios más grandes, son enormes. De hecho, somos la denominación más extensa de las tres que hay en Murcia. Actualmente comprende varios municipios, cinco completos y cuatro parciales. Los completos son Bullas, Cehegín, Mula, Pliego y Ricote; y también tenemos parte de Lorca, Caravaca, Moratalla y Calasparras. Tenemos un territorio muy extenso, pero con una intensidad de viñedo más baja. Esto se ha convertido en una ventaja porque, desde el punto de vista del riesgo climático y de variedad, nos permite darle una estabilidad a la calidad de nuestra uva que en otros sitios, donde las cosas están más concentradas, pues es más difícil. El parecido más importante con el resto es que somos una marca, y la defensa de esta marca es un trabajo importante, acumulativo y tenaz. Una marca por la que muchas generaciones han luchado y que creo que el tiempo nos dará la razón.
5b.- ¿Cuál es vuestra filosofía?
F.C.- Esto yo creo que ha cambiado. Históricamente la monastrell en general y los vinos de Murcia en particular, los graneles tenían un buen precio y se hizo poco por elaborar y embotellar. Es relativamente tarde cuando hemos decidido entrar en una orientación estratégica en la que no hemos tenido más remedio, ya que en el mundo de la cantidad y el volumen de los graneles no tenemos nada que hacer porque somos muy pequeños. O nos dedicamos a la calidad o no tenemos ninguna posibilidad. El gran mérito de los que decidieron dar este cambio a lo que somos hoy, desde el punto de vista del embotellado, es creer en lo suyo, creer que la materia prima era posible y generar vino de calidad; y el tiempo le ha dado la razón. Curiosamente, nunca hemos tenido vinos de tanta calidad como ahora y es el mismo momento en el que se está abandonando el viñedo, es curioso.
5b.- ¿Qué caracteriza el territorio de la Denominación de Origen Bullas?
F.C.- En España tenemos muchísima suerte y no somos conscientes de ello. Y esta suerte es la diversidad. Desgraciadamente la globalización, la estandarización, la unificación y la uniformidad van en contra de esto y creo que perdemos mucho ahí. Una de las formas más patentes donde se muestra esta diversidad es en que España es un país de vino; es decir, de distinto viñedo, de distinto vino, de distinto paisaje… Y el nuestro es un paisaje muy peculiar. Son valles rodeados de pinar altos, donde hay una diferencia de clima importante, que es lo que caracteriza a nuestra variedad por excelencia: la monastrell.
5b.- ¿Qué porcentaje hay de monastrell y qué otras variedades tenéis en vuestra zona?
F.C.- Pues en torno al 80%. A lo mejor ahora un poco menos porque están teniendo éxito también otras variedades. De tintas tenemos syrah (que va muy bien con la monastrell), garnacha, merlot y tempranillo. Y los blancos también son muy buenos, aunque en cantidades muy pequeñas, hacemos con airén, malvasía y chardonnay. En los últimos años ha aumentado mucho el consumo de vino blanco, pero son muchas variables las que dependen de nosotros y si la gente supiera todo lo que hay detrás cuando abren una botella de vino… Porque podemos estar elaborando algo bueno, pero si luego no se sirve bien es un fracaso. Tiene que haber complicidad con la hostelería y nos tienen que ayudar a servirlo.
5b.- De toda esta cantidad de viñedos de monastrell, ¿algunos son viña vieja?
F.C.- Sí, un alto porcentaje de viñedos son muy antiguos de 60 y 70 años. Una de las características de nuestro viñedo es que el monastrell es en vaso, de secano y encima de viñas viejas, o sea lo tenemos todo. Es por esto que se decidió apostar por la calidad, porque tenemos cosas que son muy difíciles de conseguir. Estamos en una zona semiárida, cercana al desierto, y esto hace que los rendimientos sean bajos, podríamos decir que somos la frontera, el último biombo antes del desierto de Almería. También las condiciones climatológicas condicionan mucho las posibilidades que tenemos. Pero la revolución que se ha producido en la calidad de los vinos es lo que nos anima, no solamente se ha mejorado la forma de elaborar en bodega, sino sobre todo el cuidado de la materia prima. Y cuando se cuida la materia prima, el resultado es espectacular.
5b.- ¿Qué hace diferente a los vinos DOP Bullas?
F.C.- Lo que nos hace diferentes es la riqueza de la diversidad y de la diferencia frente a un mundo homogéneo. Ser diferente no quiere decir que sea malo, pero realmente en el consumo, ya sea por marca o por tradición, los vinos con variedades autóctonas como la monastrell, tenemos muchas más dificultades en lo que se refiere a lo tradicional en el consumo. Además, da la casualidad que es cierto, quien prueba o le gusta la monastrell reconoce que está bueno porque es un vino con unas características muy especiales, tienen mucho cuerpo que no grado, se te llena la boca y parece que lo masticas. Yo creo que genera dependencia, cuando estás bebiendo monastrell y pruebas otras variedades, notas que te falta vino por todos los lados, aunque con esto no quiero decir que no haya otros vinos magníficos, que no dudo que los hay. Tiene una gran personalidad, es goloso, afrutado y encima está bien elaborado. Si estás enganchado a la monastrell, la verdad es que cuesta cambiar.
5b.- Si hablamos del ámbito comercial, ¿qué peso tiene el mercado nacional y, en cambio, el internacional?
F.C.- Nos cuesta más vender vino cerca que lejos. Tenemos mercado fuera que es bueno y estable y compensan muchas veces, pero ahora con la situación por la pandemia no ha compensado totalmente. Igual que la DO es pequeña, las bodegas son pequeñas. Solamente hay una que sobresale un poco, la Cooperativa del Rosario, pero comparada con otras cooperativas no podríamos decir que tiene una estructura grande, más bien que es una cooperativa pequeñísima. Esta es la que exporta un porcentaje mayoritario, pero hay bodegas pequeñas y medianas que también hacen sus pinitos y exportan. En cualquier sitio de España se bebe vino de la región y Rioja o Ribera del Duero, pero en Murcia no se bebe vino de aquí. Y esto es una asignatura pendiente. Dedicamos muchos esfuerzos, a pesar de los escasos recursos que tenemos, a fomentar el vino de aquí. El avance es lento, pero es evidente que tenemos una buena materia prima y un buen producto. La voluntad de defender el producto y desarrollarlo es el camino a seguir.
5b.- ¿Cómo os está afectando la situación sanitaria en la que estamos viviendo actualmente provocada por la Covid-19?
F.C.- Esto depende del patrón comercial de la bodega, porque no todas las bodegas son iguales. Si dibujamos el escenario en cuatro salidas, es decir, restauración, mercados exteriores, grandes superficies de alimentación y online, cada bodega lo ha sufrido de una forma distinta. Las bodegas que su estructura comercial se basa en el canal HORECA son las que peor lo están pasando. Y es muy diferente la situación de las que tienen esta estructura más diversificada, que exportan más y con canales online o las que tienen sus productos en grandes superficies, ya que la gente ha comprado más vino para beber en casa. Al final el efecto en su conjunto es negativo, pero hay bodegas que están sufriendo más que otras. La recuperación del canal HORECA es fundamental para todos y a algunas bodegas les va la vida en ello.
5b.- Uno de los grandes afectados por la situación sanitaria es el turismo del vino, ¿crees que el enoturismo es importante para dar a conocer el vino DOP Bullas?
F.C.- En general es una idea magnífica. Y en particular para Bullas yo diría que es esencial por las características que tenemos en nuestro viñedo y la necesidad de enseñarlo, es un elemento diferencial que nos interesa. En Bullas tenemos una ruta del vino, de la que ahora soy el vicepresidente, y está funcionando muy bien. Además, Murcia es la única región uniprovincial de España con tres rutas del vino certificadas: Jumilla, Yecla y Bullas. Hemos conseguido luchar en el Gobierno regional para que vean que el enoturismo era un destino interesante y lo han incorporado en su estrategia. Poco a poco se van dando cuenta de la relevancia que tiene, sobre todo porque compensa mucho el tipo de turismo que hay en Murcia, que fundamentalmente es de poco gasto.
5b.- ¿Crees que el enoturismo es una oportunidad para la España vaciada?
F.C.- Sí. Esto está relacionado con el planteamiento social y político del manejo del territorio, de las decisiones políticas para dotar de infraestructuras básicas al territorio. Yo creo que en el futuro el territorio va a tener cada vez un mayor peso por muchas razones, entre otras la pandemia y la necesidad de diversificar y diseminar la población. Murcia tiene una ventaja enorme porque, a pesar de tener zonas despobladas y vaciadas en el interior, estamos relativamente cerca de donde hay población y hay buenas comunicaciones. Lo único que falta es que el camino y la red secundaria estén bien, que las telecomunicaciones funcionen, que haya luz, agua y los equipamientos sociales básicos estén a una distancia prudente y esto es relativamente sencillo si hay voluntad política, pero esto es un trabajo a medio y largo plazo. Los fondos europeos serían una oportunidad única para abordar estos temas porque con fondos propios creo que es muy difícil conseguirlo. Como presidente de la DO creo que el gobierno regional debería hacer suyo un proyecto de estas características y aprovechar esta oportunidad.
Por otra parte, también está afectando mucho el problema general de abandono del viñedo. Hay un problema desde el punto de vista temporal y también de dejar a un lado la responsabilidad intergeneracional. Hoy en día se quieren las cosas a corto plazo y un viñedo para que se haga y dé uva de calidad hay que trabajarlo y tenerlo unos años. Hay un refrán que dice ‘El majuelo y el potro que lo críe otro’, como consecuencia del tiempo y la paciencia. Y esta responsabilidad no está de moda. Curiosamente nunca se ha hablado de responsabilidad intergeneracional como ahora con el concepto de sostenibilidad, pero hacemos justo lo contrario a lo que decimos.
5b.- ¿Cuáles son vuestras perspectivas de futuro, tanto de la DO como del vino?
F.C.- Buf, depende. Hay varias posiciones. La pesimista, que a lo mejor es la más realista y luego la optimista, que sin el optimismo no estaríamos donde estamos. Si nos dejamos llevar esto se apaga como una vela, si intentamos luchar y contrarrestar lo que tenemos, creo que puede ser un producto diferenciado de calidad que tenga su mercado, su segmento y se valore. Supongo que las razones por las que se abandona el viñedo son el precio en relación al trabajo, pero la cuestión está en creer y trabajar en tu producto. Es una cuestión de apostar y buscar herramientas si crees que merece la pena. La actitud influye mucho, todo se tiene que hacer de manera conjunta porque es muy difícil sacarlo si no es así, con complicidades y apoyo entre todos.
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