21 enero, 2022
Mar Lafuente / Fotografía y vídeo: Fernando Murad y Pedro R. Arias
Que las tierras valencianas esconden rincones mágicos es una lección que tenemos más que aprendida. El siguiente paso es descubrirlos. La Comunitat Valenciana nos brinda parajes únicos que nos dejan maravillados. En esta ocasión, José Luis Salón nos ha descubierto uno de ellos: el término municipal de Sinarcas. Un enamorado de su pueblo y del mundo del vino que nos ha abierto las puertas de su proyecto más especial, Bodegas Pasiego, y que posteriormente nos ha guiado por las zonas más señaladas de Sinarcas. Una salida que se ha convertido en un día apasionante que cualquiera querría vivir o, incluso como nosotros, repetir.
Desde la Nacional 330, más conocida como la carretera de Alicante a Francia pasando por Zaragoza, se ve un bonito edificio rojo en el que invade el verde con sus enredaderas trepando las paredes. Aquí nos hemos detenido para hacer la primera parada, en Bodegas Pasiego, donde hemos tenido una agradable charla con José Luis Salón, director técnico de la bodega.
Para sumergirnos en el universo de Pasiego, empezamos hablando de los inicios. Su padre es viticultor de toda la vida y tenía 15 hectáreas de viñedo, por lo que el sector del vino no llegaba como algo nuevo a su vida. El proyecto nació hace 23 años como un hobby bajo el nombre de ‘Criadores Artesanos’ cuando su hermano y dos amigos en un almuerzo decidieron adentrarse en el mundo del vino. Con una pequeña inversión inicial pudieron comprar unas barricas con las que envejecían el vino en unas instalaciones ubicadas en Utiel. A los cuatro años de su fundación entra en la sociedad José Luis Salón, mismas fechas en las que decidieron trasladar las instalaciones a un edificio familiar que tenían en Sinarcas.
La apuesta por la elaboración llegó años más tarde. Fue en el 2003 cuando les “picó el gusanillo”, como bien nos ha explicado José Luis, de hacer vino con sus propias uvas. Arrancaron con un crianza Pasiego Caesar y, a día de hoy, tienen una gama de lo más completa: tres tintos, dos blancos y un vino dulce, Julieta, que el director técnico describe como “la joya de nuestra bodega”. Vinos muy diferentes, bajo la Denominación de Origen Utiel-Requena, pero con una característica en común, “aunque suene romántico, me gusta decir que son vinos con alma, que nada más abrirlos dicen cosas, que continúan diciendo cosas en la copa y que no desaparecen enseguida. Están muy vivos, años después puedes abrir una botella y sorprenderte”, así los ha definido José Luis. Todos estos productos son posibles gracias a las viñas que tienen dispersas en 10 parajes diferentes que les permite tener un poco de todo, zonas más gravosas u otras más calcáreas. De estas nacen variedades como las foráneas cabernet, merlot y syrah junto con el tempranillo y la bobal en tintas; y macabeo, chardonnay y sauvignon blanc en blancas.
Ya adentrados en el universo Pasiego, José Luis hizo mucho hincapié en la importancia y el peso que tiene el enoturismo, “proyectos pequeños como el nuestro, sin enoturismo tienen una vida complicada. El enoturismo te permite llegar al consumidor final y fidelizarlo, es un altavoz”. En 2010 decidieron apostar por esta herramienta que, junto con el patrimonio tan especial de Sinarcas, se hace todavía más valiosa. Además de las visitas comunes a las instalaciones de la bodega, ofrecen packs con el centro de turismo rural Las Viñuelas para que el visitante pueda tener una experiencia completa. “Turismo de verdad es alojamiento, el que viene un fin de semana y repite otro. Siguiendo la línea de lo que están haciendo ahora en Tierra Bobal, un proyecto comarcal diferente formado por los nueve municipios de la DO”, ha afirmado José Luis.
Con la intención de conocer lo que puede ser una experiencia de lo más completa en Sinarcas, nos fuimos a la segunda parada poniendo el punto en Las Viñuelas. Se trata de un centro de turismo rural que nació hace casi 25 años. Aquí nos recibió Isaac Cruz, encargado del centro, que nos mostró las numerosas instalaciones con las que cuentan y nos explicó todos los servicios que ofrecen. Alojamiento en cabañas o habitaciones dobles, menús gastronómicos, actividades multiaventuras o culturales como la visita al museo del cereal son algunos de los paquetes que ofrecen. Y, por supuesto, también se pueden contratar visitas a bodegas.
Tras la visita a Las Viñuelas, José Luis tomó el papel de guía para enseñarnos algunas de las zonas más especiales que esconde el término municipal de Sinarcas, ya que para él este municipio “tiene un patrimonio natural muy interesante”. Y así es, cuenta con una red de rutas de pequeño recorrido, tres microrreservas de flora ‘El Picarcho’, ‘Los Lavajos’ y ‘Las Hoyuelas’, y miradores espectaculares donde hicimos la tercera y última parada en los que apreciamos paisajes espectaculares o a los que José Luis se refería como “una pasada”.
José Luis Salón se encargó de poner el broche final del día con un brindis por los pequeños proyectos de interior y nuestra labor como periodistas. Haciendo un repaso por todo lo que habíamos vivido, se me venía a la cabeza eso de que en muchas ocasiones las cosas sencillas se convierten en las más extraordinarias. Y así es, una pequeña bodega rodeada de un entorno natural maravilloso que la hace de lo más especial. Y nosotros no podemos acabar sin hacer un brindis por estos proyectos que nos abren las puertas con tanto cariño.
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