24 marzo, 2021
Bodegas, alojamientos, restaurantes, enotecas, paisajes, naturaleza y, por supuesto, cultura y patrimonio. Cada una de las 32 Rutas del Vino que actualmente forman parte de la marca Rutas del Vino de España es un pequeño universo integrado por todos esos elementos y en donde cada quién encuentra su motivación o su guía para descubrir estos territorios vitivinícolas.
El patrimonio (histórico, arquitectónico, cultural…) es uno de los atractivos más potentes y que mejor combina con el enoturismo. En las Rutas del Vino de España se puede encontrar desde las más famosa de las catedrales a la más desconocida ermita, y desde el castillo más imponente al más delicado resto arqueológico. Todos fascinan por igual y todos cuentan una historia que ayuda a entender el territorio y, casi siempre también, su relación con el mundo del vino. A continuación puedes ver los 32 destinos para disfrutar del mejor patrimonio en las Rutas del Vino de España.
Castillo de Villena.
Raro es el pueblo de la Ruta del Vino de Alicante que no cuenta con un castillo. El Castillo de la Atalaya o Castillo de Villena es uno de los más vistosos. Como el resto de los de la zona es una fortaleza de frontera, construida por la población almohade de la península durante los siglos XII y XIII para frenar el avance cristiano. En la actualidad está abierto al público y en las visitas descubrirás las decenas de avatares que han vivido a lo largo de sus 900 años de historia.
Barrio de bodegas de Baltanás.
La imagen recuerda a Hobbiton y La Comarca, el hogar de los hobbits de las novelas de J.R.R. Tolkien. Pero este paisaje de la Ruta del Vino de Arlanza es real: se trata del barrio de bodegas de Baltanás. El cerro del Castillo de este pueblo palentino está completamente excavado y lleno de bodegas subterráneas (374) que se construyeron, en su mayor parte, durante el siglo XVI.
San Felices de los Gallegos.
Para muchos castellanoleoneses este pueblo de la Ruta del Vino Arribes es uno de los más bonitos de toda la Comunidad Autónoma. Desde luego tiene todos los elementos para merecerlo: castillo, muralla, fuente, torres, puentes, molinos y un conjunto arquitectónico tradicional perfectamente conservado y armonioso. Sin duda, de esos lugares que hay que recorrer despacio, prestando atención a todos los detalles.
Antiguas Bodegas de la Casilla.
El Museo del Vino de Bullas, en la Ruta del Vino de Bullas, es una bodega del siglo XIX. Pertenecía a la familia Melgares de Aguilar y se conocía como las bodegas de la Casilla. La excelente conservación de sus elementos originales propició que se convirtiera en un Museo donde hoy podemos admirar cómo era la arquitectura y el proceso de producción en una bodega de hace cien años, pero además otros muchos aspectos relacionados con el universo del vino y la cultura vitivinícola.
Torre de la Colegiata de Santa María la Mayor.
Este es uno de los numerosos ejemplos de arquitectura mudéjar con que nos encontraremos en el territorio de la Ruta del Vino de Calatayud. La Colegiata de Santa María la Mayor, de Calatayud, se construyó sobre una antigua mezquita y su torre es uno de los edificios más representativos del arte mudéjar aragonés, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ermita de la Virgen de la Fuente de Muel.
Cimientos romanos, obra barroca, esculturas medievales y pinturas de Goya. Todo eso en el mismo edificio. Se trata de la ermita de la Virgen de la Fuente de Muel, en la Ruta del Vino de Cariñena. Este pequeño templo del siglo XVIII está construido sobre una presa romana que se conserva en el antiguo cauce del río Huerva. Es sencilla pero en su interior guarda una sorpresa: las pechinas de la cúpula que cubre la capilla de la virgen están decoradas con pinturas murales al óleo que llevan la firma de Franscico de Goya.
Casas-cueva de Trigueros del Valle.
En el territorio de la Ruta del Vino de Cigales se encuentran numerosos ejemplos de casas-cueva. Su origen estaría en los eremitorios medievales y fueron el recurso al que echaron mano las familias más humildes para contar con una vivienda. Las de Trigueros del Valle se acaban de inaugurar tras su restauración. Dos de ellas se han habilitado, además, como centro de referencia para dar a conocer cómo era la vida en estas viviendas excavadas en cerros de roca caliza.
Castillo de Ponferrada.
El castillo de Ponferrada, en la Ruta del Vino Bierzo, se conoce como el Castillo de los Templarios por su relación con esta orden medieval. A ellos se les entregó esta plaza en 1178 con el encargo de proteger el Camino de Santiago y sus peregrinos, servir a los intereses de los reyes y evitar los enfrentamientos entre los nobles gallegos y leoneses que querían hacerse con la hegemonía de la comarca. Esa etapa supuso el despegue de esta fortaleza, pero realmente tiene muchísima más historia.
Castillo de Jumilla.
El Castillo de Jumilla es uno de los símbolos de esta localidad murciana y de la Ruta del Vino de Jumilla. De origen árabe, se empezó a construir en el siglo VIII aunque después fue reconstruido por Juan Pacheco, el primer Marqués de Villena. La fortaleza que vemos hoy es de estilo gótico, de los siglos XV y XVI. Está abierta a las visitas y desde su terraza se tiene una excepcional panorámica de toda la zona.
Monasterio de Veruela.
Es uno de los monumentos que no hay que perderse cuando visitamos la Ruta del Vino de la Garnacha-Campo de Borja. Se erigió en el siglo XII y fue el primer monasterio cisterciense de Aragón. Su claustro gótico levantino es una de la partes más destacadas. En la antigua cilla se ha instalado un centro de interpretación sobre los hermanos Bécquer, que pasaron allí algunas temporadas, buscando el aire saludable del Moncayo. Este fue el lugar que inspiró a Gustavo Adolfo Bécquer para escribir Cartas desde mi celda.
Molinos de La Mancha.
Hay dos elementos que prácticamente siempre están a la vista cuando recorremos la Ruta del Vino de La Mancha: los campos de viñedos y los cerros con molinos de viento. Estas enormes máquinas diseñadas para moler cereal se han convertido en el distintivo de la comarca, asociadas igualmente al personaje más universal de la literatura española: Don Quijote. Alcázar de San Juan y Campo de Criptana son los dos pueblos de la ruta donde podrás ver el conjunto de molinos mejor conservados y abiertos a las visitas.
Plaza Mayor de Villanueva de la Jara.
Quizás por ser un territorio menos conocido que otros, la Ruta del Vino de La Manchuela sorprende a casi todo el mundo. Y no es de extrañar cuando encontramos pueblos como Villanueva de La Jara que guardan rincones tan fabulosos como su Plaza Mayor donde se mezclan edificios de estilo renacentista, una antigua posada castellana, una galería porticada con pilares de madera y una gran casa palaciega del siglo XIX construida siguiendo el estilo historicista.
La Seu Vella de Lleida.
¿Cuál es el monumento favorito de toda Cataluña para sus habitantes? Pues según un reciente concurso de TV3 es la Seu Vella de Lleida. La catedral leridana se ha proclamado ganadora en esta llamativa competición, así que, en caso de que no la tuvierais aún contemplada en vuestra visita a la Ruta del Vino de Lleida ya sabéis que no podéis dejarla pasar por alto. Es de época medieval y en ella trabajaron maestros toscanos, tolosanos y provenzales.
Alcázar de Jerez.
El conjunto arquitectónico del antiguo Alcázar de Jerez de la Frontera es uno de los atractivos patrimoniales imprescindibles cuando visitamos la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez. Algunos de los rincones que no hay que perderse son la sala de oración y su enorme cúpula, los baños árabes, las puertas de la muralla con su diseño en recodo, la torre octogonal, la torre del homenaje o el palacio de Villavicencio, construido sobre las ruinas del antiguo palacio islámico.
Palacio Goyeneche de Nuevo Baztán.
En el siglo XVIII los llamados ‘novatores’ intentaron renovar el comercio y la industria en España, siguiendo doctrinas como la del francés Colbert, partidario de la producción nacional. Así, al sureste de Madrid se levantó de la nada todo un pueblo diseñado para la producción industrial de tejidos, alcoholes, aguardientes, papel, jabones, vidrio, tinta, cera, etc. Se trata de Nuevo Baztán, uno de los pueblos de la Ruta del Vino de Madrid. Alrededor del Palacio de Juan de Goyeneche, el impulsor de esta idea, se desarrollan hoy las interesantísimas visitas guiadas.
Villa romana de Fuente Álamo.
Se descubrió bajo el terreno de un olivar, en Puente Genil, uno de los pueblos que forman parte de la Ruta del Vino Montilla-Moriles, y las excavaciones de este yacimiento no han hecho más que dar sorpresas tras sorpresas. Fuente Álamo destaca sobre todo por mosaicos, considerados como uno de los conjuntos figurativos y geométricos más importantes de España.
Palacio Real de Olite.
Uno de los prototipos de los castillos medievales es este Palacio Real de Olite, en la Ruta del Vino de Navarra. Como explican en las visitas guiadas, fue uno de los más lujosos de Europa. Aquí estuvo la corte de los reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla en 1512. Torres, pasadizos, salas, balcones, galerías… recorrerlo es todo un placer. Junto a él, el conocido como Palacio Viejo (hoy un Parador de Turismo) y la iglesia gótica de Santa María, con su espectacular portada gótica con policromía original, completan el conjunto.
Bodega modernista Codorníu.
Entre los grandes atractivos de la Ruta del Vino de Penedès están las bodegas de arquitectura modernista. Y de entre todas ellas sobresale una, Codorníu, declarada Monumento Histórico- Artístico. La diseñó Josep Puig i Cadafalch, uno de los más grandes del modernismo catalán, quien empleó técnicas experimentales como las naves cubierta con arcos torales de medio punto, las bóvedas de ladrillo plano o ventanales de vidrio, entre otras.
Plaza y pazo de Fefiñanes.
Cambados, en la Ruta del Vino de Rías Baixas, también tiene rincones emblemáticos. Para muchos, el que se lleva la plaza es la Plaza de Fefiñanes, donde está el pazo de Fefiñanes. De hecho es este edificio del siglo XVI el que le da nombre a la plaza. Es lo que más destaca, claro, pero el conjunto se complementa con al Arco-puente, la Atalaya-mirador y la iglesia de San Benito. Todo está construido en granito, hasta el pavimento de la plaza, por lo que guarda una gran armonía.
Castillo de Peñafiel.
La silueta de este castillo, alargada siguiendo la cresta de roca sobre la que se asienta, es inconfundible. También el color blanquecino de la piedra con que está construido. Es tan singular que ha acabado por ser uno de los símbolos (no oficiales) de la Ruta del Vino de Ribera del Duero. Solo para conocer su historia como fortaleza merece una visita pero además es que en él está ubicado el Museo Provincial del Vino, por lo que esa visita se vuelve casi, casi, indispensable.
Sepulcro de Huerta Montero.
Hasta Almendralejo, en la Ruta del Vino Ribera del Guadiana, hay que ir para ver uno de los mejores yacimientos prehistóricos de toda Extremadura. Se trata del sepulcro de Huerta Montero, una necrópolis de la Edad de Bronce que ha llegado hasta nuestros días en perfecto estado de conservación. Es un dolmen de corredor que fue utilizado como enterramiento colectivo y que, como otras tumbas del mismo periódico histórico está orientado de tal manera que el día del solsticio de invierno la luz del sol naciente se alinea con el corredor e ilumina la cámara sepulcral.
Dólmenes de Rioja Alavesa.
Si os habéis quedado con ganas de dólmenes, vuestro destino puede ser la Ruta del Vino de Rioja Alavesa. En su territorio hay unos cuantos que se pueden visitar siguiendo una ruta dedicada a ellos. El Montecillo, Layaza, El Sotillo, San Martín, Alto de la Huesera, El encinal, Los Llanos o la Chabola de la Hechicera son los nombres de estas enigmáticas construcciones prehistóricas que tanto nos atraen.
Lavadero de Cuzcurrita del Río Tirón.
Los antiguos lavaderos públicos, situados junto a los ríos o junto a las fuentes, son uno de los elementos arquitectónicos más singulares de nuestro patrimonio. Por eso hemos elegido uno para incluir en esta lista, el de Cuzcurrita del Río Tirón, en la Ruta del Vino de Rioja Alta. El original se construyó en el siglo XIX. El que vemos ahora es una reconstrucción que se hizo tras el desmoronamiento del otro, abandonado por desuso.
Cueva de los Cien Pilares.
Siguiendo el viaje por la Comunidad riojana, llegamos ahora al territorio de la Ruta del Vino de Rioja Oriental y, concretamente, hasta la localidad de Arnedo. Bajo el Cerro de San Miguel se encuentra el que sin duda es el complejo rupestre más intrincado y asombroso de todo el Valle del Cidacos: la Cueva de los Cien Pilares. Su origen se remonta la Edad Media cuando la inseguridad en los valles obligó a sus habitantes a buscar refugio en lugares más protegidos, ya fuera en la montaña o literalmente dentro de ella, con la construcción de estas cuevas.
Baños árabes de Ronda.
Quedan un poco a desmano del itinerario turístico tradicional de Ronda pero merece la pena buscarlos. Hablamos de los antiguos baños árabes de esta localidad que forma parte de la Ruta del Vino de Ronda y Málaga. Un hammam siempre tiene un encanto particular y en estos de Ronda parece multiplicarse. Aunque hoy parecen hallarse fuera de la ciudad, durante la Edad Media este barrio era muy populoso y ajetreado.
Madrigal de las Altas Torres.
El impresionante conjunto patrimonial de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, en la Ruta del Vino de Rueda, está de estreno, pues a finales del año 2020 le concedieron el título de Bien de Interés Cultural. Palacios, conventos, iglesias, murallas… ya veréis que, en lo que se refiere a patrimonio arquitectónico, al lugar donde nació la reina Isabel I de Castilla, Isabel La Católica, no le falta de nada.
Lagares rupestres de Sierra de Francia.
Un lagar rupestre no es sino una gran piedra tallada por el hombre en forma de piletas pensadas para el primer proceso de la elaboración del vino. La gran tradición vitivinícola de San Esteban de la Sierra, en la Ruta del Vino de Sierra de Francia, queda patente en la gran cantidad de esos lagares rupestres localizados en la montaña: ¡hay más de 120! Una ruta circular de unos 13 kilómetros permite adentrarse en la sierra y visitarlos.
Torno de Buera.
En la Ruta del Vino de Somontano además de bodegas también podemos visitar una almazara muy singular. Se trata del torno de Buera. Su gran valor patrimonial deriva de su antigüedad, pues es del siglo XVIII y ha llegado hasta nuestros días casi en perfecto estado. Desde hace unos años, ya restaurada, se ha convertido en un espacio museístico en el que se puede aprender sobre la cultura y la tradición del mundo del aceite y del olivo.
Colegiata de Toro.
En la Ruta del Vino de Toro se puede encontrar una de las portadas de la arquitectura gótica española más afamadas. Se trata de la portada de La Majestad de la Colegiata de Santa María, en Toro. Fue labrada y policromada en el último cuarto del siglo XIII y ahí sigue, casi como el primer día, con sus colores y todo, algo del todo inusual. La representación de instrumentos musicales junto a los personajes tallados en las arquivoltas ha servido igualmente para identificar, reparar o elaborar esos mismos instrumentos en la época actual.
Cuevas de la Villa.
Forman un verdadero laberinto de galerías y pasajes bajo la plaza de Albornoz, en el centro de Requena. Son las Cuevas de la Villa, uno de los elementos patrimoniales más asombrosos de la Ruta del Vino de Utiel-Requena. El subsuelo de esta parte de la ciudad es de toba y arcilla, unos materiales bastante maleables y fáciles de excavar. Estas cuevas, construidas durante la época árabe, fueron utilizadas como silos y como bodegas, como bien muestran las decenas de tinajas de barro que todavía siguen aquí.
Cerro de las Cabezas.
A seis kilómetros de distancia del casco urbano de Valdepeñas está el yacimiento del Cerro de las Cabezas, un poblado íbero de la Edad de Bronce que está considerado como uno de los puntos de referencia de esta antigua cultura al tratarse de una de las pocas ciudades conservadas íntegramente, además de por la monumentalidad de sus sistemas defensivos y la buena conservación de las estructuras. Un centro de interpretación recién renovado lo hace todavía más atractivo. Es uno de los lugares que no hay que perderse en la Ruta del Vino de Valdepeñas.
Yacimiento Hisn-Yakka.
Y para terminar otro yacimiento, en la Ruta del Vino de Yecla. Hisn-Yakka, la fortaleza de Yakka, es un antiguo poblado musulmán, predecesor de la actual ciudad de Yecla. Está emplazado en la ladera de una montaña por lo que está construido en terrazas. Las investigaciones han determinado que estuvo habitado entre los siglos XI y XIII. Después se abandonó y los nuevos habitantes se asentaron justo en la otra cara de la colina, el lugar donde hoy se encuentra Yecla.
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