4 diciembre, 2024
Luca Bernasconi
Visitar parajes vinícolas es una rentable alternativa para las bodegas y para las localidades en las que se encuentran, pero el camino a recorrer sigue siendo muy largo en la Comunitat, ya que la oferta ligada al enoturismo todavía es bastante pobre.
Recientemente el amigo y compañero Jaime Nicolau, junto con el equipo de 5barricas, presentó la nueva guía Enomaníacos, la primera publicación dedicada a las bodegas y a los pueblos vinícolas de nuestra comunidad. La propuesta es interesante y el filón a explotar puede resultar esencial para las bodegas (especialmente, las de medio y gran tamaño) que están atravesando las dificultades descritas en precedentes artículos.
Nunca he entendido por qué uno de los pocos ejemplos a seguir de Ribera del Duero (el enoturismo) no ha sido estudiado y replicado en la Comunitat Valenciana, cuyos pueblos de interior no tienen nada que envidiar (todo lo contrario) a los vallisoletanos y burgaleses.
Visitar parajes vinícolas es una rentable alternativa para evitar el turismo, masificado y contaminante, de albinos y barrigudos bebedores de cerveza, que invaden las otroras magníficas playas de la Comunitat desde junio a septiembre. Los enópatas suelen tener un nivel ecónomico y cultural más alto que los consumidores de malta fermentada y tibia de los suburbios de Liverpool, pero también son bastante más exigentes. Por eso, creo que el camino a recorrer sigue siendo muy largo, antes de poder ofrecer experiencias al nivel de los estrellados Ambivium de Pago Carrovejas o Taller de Bodegas Arzuaga.
Nosotros tuvimos a un precursor ubicado en Fontanars dels Alforins, en pleno corazón de la denominada Toscana Valenciana (aunque los que conocen la Toscana no entienden muy bien la similitud): Casa Julio, que tuvo estrella y renunció a ella cansado del circo mediático. Exceptuando esta rara avis, la oferta ligada al enoturismo es bastante pobre. Primero cabe subrayar que las bodegas pequeñas tienen dificultades para mantener a una persona dedicada a recibir visitas, pero las grandes que desarrollan esta faceta de acercamiento del cliente al entorno rural son aún demasiado escasas y muchas veces la experiencia es deficitaria. Lo ideal sería fomentar un flujo constante de turistas amantes del vino, para poder incrementar las ventas (y la rentabilidad de las mismas) y funcionar como propulsor/catalizador para las economías de pueblos en horas bajas como ha hecho Ontinyent.
El caso que mejor conozco es el de la Font de la Figuera, donde el gigante de La Viña, Bodegas Arráez y Javier Revert podrían funcionar como imanes para miles de enochalados. El problema es la nula, o casi nula, oferta gastronómica y hotelera. No es aceptable que un pueblo con ese potencial tenga solo un bar de carretera (por muy bueno y barato que sea) para satisfacer las exigencias de gente con sed, hambre y recursos financieros. Lo mismo pasa en casi todos los pueblos vinícolas de la Comunitat. Requena y Utiel, a pesar de ser claros ejemplos de economías basadas en el cultivo de la vid, brillan por la pobre oferta gastronómica (tiempo ha del esplendor del Mesón del Vino en Requena). Ontinyent tiene por lo menos la Cuina y, a pocos kilómetros, la joya escondida de Casa del Tío David, pero siguen siendo ejemplos aislados. Muchas bodegas se apañan como pueden y ofrecen comidas caseras (es el caso de los excelentes convites del Celler del Roure o de Vegalfaro), pero hace falta profesionalidad. El clásico dilema del huevo y la gallina: no sé si algunas bodegas con disponibilidad financiera deberían embarcarse en un proyecto hostelero de envergadura o si jóvenes talentosos tendrían que abandonar las urbes para empezar andaduras con inversiones mucho más bajas, colaborando con los productores.
Lo que sí se necesita es un empujón a este sector con un potencial asombroso. La Administración podría tomar nota, pero ya sabemos que a los políticos les gusta la foto a toro pasado.
En fin, ¡bienvenido el enoturismo y ojalá en los próximos años Jaime pueda presentarnos una guía de restaurantes y hoteles o casas rurales a la altura del nivel de los vinos valencianos!
Salut!
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